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febrero 15, 2010

MEJORES MINISTROS DE AMERICA LATINA 2009

Mojados, pero en cubierta

La evaluación de los timoneles de las economías de América Latina, en el año más severo de la crisis económica, arroja luces sobre el éxito general de las políticas anticíclicas adoptadas por la región, pero también señala diferencias importantes según cada país. AméricaEconomía Intelligence

En 2009 las metáforas sobre tempestades y naufragios han repletado las páginas de las publicaciones de negocios. La crisis financiera mundial hizo de la literatura económica una tierra fértil para pronósticos meteoreológicos y juicios sobre las capacidades de navegación de las autoridades fiscales y monetarias.

Hoy, al cierre de 2009 y comienzo de 2010, el mar se ve más calmo. El cielo aún está borrascoso, pero es un buen momento para el análisis que contemple el recuento de daños y para destacar a quienes lograron maniobrar sus embarcaciones. Hay buenas noticias. Los ministros de Finanzas que tuvieron que timonear las economías de sus países, en medio de la tempestad, no sufren hoy motines: los cerca de 300 economistas de América Latina invitados a participar de un panel para elegir a los mejores ministros de Finanzas de 2009, evaluaron de buena manera la gestión en las finanzas en este complicado año.

Y eso que el golpe fue fuerte: las economías latinoamericanas cayeron 2,5%, con casos extremos como México (-7,3%). Pero en general, y a diferencia de tormentas anteriores en que las barcazas de la región terminaban completamente hundidas, América Latina mantuvo control de sus pasivos, se siguió operando con responsabilidad fiscal en la mayoría de los casos y la inflación se mantuvo bajo control con un promedio regional de 6,1% (sólo desentona Venezuela y su 29,5%). En tanto, el saldo de cuenta corriente como porcentaje del PIB disminuyó sólo a -0,8% en promedio de los países sudamericanos más México, aunque la cifra se dispara para los países de América Central, donde llegó a -5%.

¿Qué capitán destacó en su gestión en la hacienda pública durante 2009? El mejor evaluado de todos fue Brasil y su ministro de Finanzas, Guido Mantega (1º). No sorprende, pues uno de los eventos económicos más comentados fue la capacidad del gigante sudamericano por retrasar los efectos de la crisis en su economía y salir de ella antes que la mayor parte de las grandes economías del mundo. Para ello fue fundamental un paquete de medidas fiscales contracíclicas que se enfocaron en ciertas industrias vitales para el dinamismo interno, además del anuncio de enormes planes de inversión en las áreas petrolera, infraestructura, militares y en eventos mundiales, como los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol.

Esto ha repercutido en mejorar la percepción de liderazgo de Mantega, quien asumió el cargo en 2006 bajo la sombra de su carismático antecesor Antonio Palocci, economista que salió de su cargo en medio de acusaciones de corrupción. Pese a ser sólo un continuador de las políticas económicas de su antecesor, hoy los brasileños, y gran parte de los gestores internacionales de fondos, le creen a Mantega.

Según Paul Liu, presidente honorario de la Cámara Brasil China de Desarrollo Económico, el actual ministro demostró -en el contexto de la crisis- que para el cargo “es necesario ser más que un empresario”, y logró “transmitir optimismo y buenas perspectivas”. Algo que se refrenda en la bolsa brasileña, la más rentable de la región y una de las más rendidoras en todo el planeta.

El fenómeno hay que mirarlo con cuidado eso sí, pues no son pocos quienes advierten el riesgo de que Brasil esté alimentando algunas burbujas internas en la valoración de sus activos, gracias al generoso arribo de flujos de inversión internacionales. Pese al alza bursátil y la enorme revalorización del real, el ministro Mantega rechaza la teoría de la burbuja (lea su entrevista en este especial) y afirma que aplicará medidas adicionales para reducir la volatilidad en la valoración de los activos.

El mejor evaluado de todos fue Brasil y su ministro de Finanzas, Guido Mantega. No sorprende, pues uno de los eventos económicos más comentados fue la capacidad del gigante sudamericano por retrasar los efectos de la crisis en su economía y salir de ella antes que la mayor parte de las grandes economías del mundo.También hay preocupación sobre de qué manera podrá Brasil retirar los paquetes contracíclicos. El país mantiene hoy una deuda pública como porcentaje del PIB de 43,1% (primer semestre de 2009), un leve rebote frente a 2008. Y un déficit fiscal como proporción del PIB de 3,9% (primer semestre de 2009). Son cifras altas, incluso para América Latina. Para Alfredo Coutiño, de Moody’s Economy, aunque el desequilibrio de las cuentas fiscales es manejable, “el riesgo está en que no se produzca el consenso político acerca de cómo reducir el déficit”.

Y es que entre tantos juegos olímpicos, excavaciones profundas por el petróleo del pre-sal, y planes nucleares, militares y sociales, los compromisos en inversiones a los que está acudiendo el gobierno parecen demasiado grandes incluso para un inmenso país como Brasil. Un ejemplo es el Plan de Aceleración del Crecimiento (o PAC, que suma unos US$285.000 millones en inversiones futuras). Muchos observadores serios aseguran que no tiene un rumbo claro de mediano y largo plazo. Según Geraldo Biosato, profesor de economía de Unicamp, el aumento del gasto corriente por parte del gobierno, en paralelo a la aplicación del PAC, atenta contra el crecimiento sustentable, pues “la consolidación de un gasto corriente muy alto hará que crezca la carga tributaria y que las inversiones se mantengan en niveles muy bajos”.

Lo anterior vendría siendo síntoma de un defecto endémico de las políticas públicas brasileñas, las que son calificadas como “mucho más reactivas que activas” por Françoise Bremaeker, gestor del Observatorio de Informaciones Municipales de la ONG Transparencia Municipal.

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