Oct 04, 2010, 09:18 AM | Washington(Reuters).- Si hay algo en lo que pueden coincidir las grandes potencias económicas del mundo, es que ninguna quiere una moneda fuerte por el momento.
La mayoría de las economías desarrolladas estima que tendrá un lento crecimiento interno al menos hasta el próximo año, lo que hace que tengan una fuerte dependencia de las exportaciones. Las principales economías emergentes, incluyendo a China y Brasil, también dependen de sus exportaciones.
Y todos son conscientes de que una moneda más débil dará una ventaja competitiva a sus productos.
Los temores sobre la posibilidad de ver una guerra cambiaria deberían dominar las conversaciones de los responsables de las finanzas globales, cuando se congreguen en el encuentro semestral del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a partir del viernes.
El mes pasado, Japón intervino para frenar la apreciación de su divisa, una medida seguida por un par de economías emergentes.
El dólar ha perdido fuerza de manera considerable mientras los inversionistas se preparan para la posibilidad de que la Reserva Federal imprima hasta un billón de dólares para financiar compras de deuda con la esperanza de impulsar la recuperación.
El ministro brasileño de Hacienda, Guido Mantega, dijo la semana pasada que el mundo estaba en "una guerra cambiaria internacional", que pone a los mercados emergentes como Brasil en desventaja. Tanto el jefe del FMI, Dominique Strauss-Kahn, como el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, rechazaron esta visión
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