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noviembre 06, 2010

Creado movimiento de resistencia a las ejecuciones hipotecarias en USA.

O. Max Gardner III, defensor de los consumidores en problemas con sus casas. (Foto: Reuters)SHELBY, Estados Unidos (Reuters) — En una majestuosa mansión del siglo XIX en medio de la ciudad textil de Shelby, en Carolina del Norte, el descendiente de un político local fundó un movimiento de resistencia a las ejecuciones hipotecarias.
O. Max Gardner III, de 65 años, ha sido un pionero en las técnicas para evitar que los grandes bancos ejecuten préstamos y en los últimos cuatro años ha enseñado sus métodos a otros 559 abogados.
Enseña una suerte de "jiu jitsu" legal: cómo explotar el tamaño y la desorganización de los oponentes para beneficio de los consumidores que no quieren abandonar sus casas.
Una vez que los abogados terminan su programa de capacitación, permanecen en su extensa lista de correos electrónicos y obtienen acceso a una base virtual de documentos para compartir información.
Trabajan en conjunto para idear nuevas formas de obstaculizar las ejecuciones y compartir estrategias sobre otros asuntos de quiebras, comunicándose a un ritmo de 350 mensajes al día.
En el mundo de la ley de quiebras de consumidores, donde los abogados que representan a estos últimos a menudo trabajan en firmas pequeñas, Gardner está creando una suerte de firma virtual de abogados con cientos de socios desde su propia empresa.
"Mis clientes están desesperados. Tienen enormesproblemas financieros y yo puedo ofrecer un remedio, una respuesta y una garantía de que todo va a andar bien. Eso es algo bastante gratificante", expresó Gardner, sentado en el escritorio de su pequeña oficina en el primero piso de su casa de más de 800 metros cuadrados.
"Él es Atticus Finch", dijo April Charney, una abogada de Ayuda Legal de Jacksonville en Florida, refiriéndose al abogado en la novela "To Kill a Mockingbird", considerado como un modelo para los abogados que protegen a los desfavorecidos.
Charney concurrió a uno de los campamentos de entrenamiento de Gardner en el 2007 y lo conoce desde el 2004.
Gardner llegó al centro de atención recientemente gracias a los que sus técnicas han descubierto: hay bancos que han tomado atajos en sus esfuerzos por ejecutar propiedades rápidamente.
Los bancos y sus abogados han estado produciendo escritos más rápido que lo que cualquiera puede leer adecuadamente, y éstos a menudo cometen errores.
"Él ha estado dedicándose a este tema desde el comienzo. Está a la vanguardia", dijo David Treywick, un abogado de Mount Pleasant, Carolina del Sur, quien ve a Gardner como un líder en su especialidad.
Los abogados que representan a prestamistas han comenzado a exigir a los bancos que presenten todos los documentos necesarios para avanzar con las ejecuciones.
Según los críticos de Gardner, ese es exactamente el error de este abogado de Carolina del Norte: está manteniendo a prestamistas insolventes en sus casas por más tiempo que el que deberían vivir allí.
El Consejo que se opone a Gardner a menudo lo vio como un agitador que atasca el proceso de quiebra, dijo Joseph Greer III, un abogado corporativo en Carolina del Norte que a menudo trabaja con acreedores.
"Max nunca le ha temido a seguir su propio camino, y no es alguien que necesite encajar en una multitud", dijo Greer.
Entrenamiento
En las sesiones de capacitación de Gardner, una decena de abogados pasa cinco días en su granja en Casar, Carolina del Norte, ubicada en las montañas del sur del estado.
Los abogados pagan 7,775 dólares para indagar en las estrategias de Gardner para defender clientes durante el concurso de acreedores.
Ahí, rodeados por sus perros, los abogados estudian estrategias de bancarrota para consumidores durante 10 horas al día. Las sesiones se extienden desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, y a menudo más tiempo, según los participantes.
"No hubo descanso. Incluso durante las comidas todo el mundo hablaba de trabajo", dijo Charney.
La esposa de Gardner cocina para los invitados, incluyendo cenas de cinco platos y tostadas francesas marinadas de la noche a la mañana de desayuno. La pareja ofrece toda la comida y la bebida para los alumnos, en una señal a su década como administradores de la mansión-hostería de la familia Gardner.
Las sesiones de entrenamiento varían desde los rudimentos de la administración del negocio de una firma de abogados, pasando por la presentación de la evidencia en una audiencia, a identificar honorarios de ejecución inadecuados.
Un improbable héroe popular
El árbol genealógico de la familia Gardner tiene profundas raíces en Carolina del Norte.
El abuelo de Gardner fue gobernador del estado de 1929 a 1933, subsecretario del Tesoro y luego embajador en Gran Bretaña. Fue también propietario de una fábrica textil y abogado.
En una sala lateral en la mansión Webbley cuelgan fotos de los roces de la familia con la elite política del país.
Incluyen la invitación enmarcada a la primera fiesta de cumpleaños de John F. Kennedy como presidente. Su tío Ralph Webb Gardner organizó el evento, como recaudador para cancelar la deuda generada por la campaña electoral de Kennedy.
Cerca hay una carta enmarcada del presidente Franklin Delano Roosevelt, en la que agradece a su abuelo por un par de pijamas de nylon, parte de la estrategia de la empresa textil de su familia para usar el entonces nuevo material sintético y fabricar paracaídas, después de que la producción de seda china fuera acaparada por los japoneses.
Gardner dijo que la labor tanto de su padre como la de su abuelo fue una gran influencia en su vida.
Antes de convertirse en gobernador, O. Max Gardner fue propietario de la primera empresa textil que pagó a los negros lo mismo que a los blancos en la era sureña de Jim Crow.
El padre de Gardner, O. Max Gardner Jr., murió en 1961 a los 39 años debido a complicaciones de una esclerosis múltiple, cuando Gardner estaba en el primer año de la secundaria.
Gardner dijo que su padre había trabajado en pos de un mayor acceso para quienes tenían discapacidades y él mismo lo llevaba a la escuela en un carrito de golf que tenía autorizado para uso urbano.
"Él creía firmemente que uno tenía que hacer la diferencia a nivel de las bases, y las cosas estaban bien o mal. No había término medio", explicó.

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