Por: Colin Barr
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Ben Bernanke, explicó en un artículo publicado este jueves en el Washington Post que el organismo decidió comprar 600,000 millones de dólares (mdd) en bonos del Tesoro para disminuir aún más las tasas de intereses domésticas e impulsar el precio de los activos. Dijo que espera iniciar un "círculo virtuoso" de más gasto, más ingresos y más ganancias que ayudará al crecimiento económico del país.
Sin embargo, un destacado experto opina que la última acción de la Fed podría no tener ese efecto, e inclusive esa ronda de compras de activos pone a la mayor economía del mundo en riesgo de colisionar con otros países cuyos problemas se verán agravados por los resultados de esa segunda fase de flexibilización cuantitativa, conocida comoQE2 (second quantitative easing), tales como la caída del dólar.
Mohamed El-Erian, directivo del gigante de las inversionesPimco, sostiene en un artículo publicado por el diarioFinancial Times que la flexibilización cuantitativa no podrá restaurar el crecimiento doméstico porque no ataca los problemas reales que obstaculizan el empleo y la producción de la nación.
Con anterioridad Pimco había afirmado que el Gobierno necesita realizar cambios estructurales como estimular la inversión en la infraestructura de transporte y construir una industria energética sostenible. Esto, y no aumentar la base monetaria, es la clave para crear trabajos.
"Las inyecciones de liquidez y la ingeniería financiera son insuficientes para enfrentar los retos que aquejan a Estados Unidos", escribe El-Erian. "Sin reformas estructurales importantes, una parte de la inyección de la Fed se filtrará fuera de EU y ocasionará la salida de flujos de capital a otros países."
Naturalmente, otros países no están entusiasmados con esta idea. Mientras la caída del dólar se intensifica, la débil recuperación de Japón y Europa ya está afectada por la presión de apreciar sus monedas locales. Tampoco atrae la idea de más dólares pululando por el mundo, especialmente en lugares como India, China y Brasil, donde la inflación ya es una amenaza y más que crecerá asumiendo que Bernanke y compañía continúen depreciando al dólar.
El-Erian también debate que las ventajas de la economía estadounidense, como emitir la divisa de reserva mundial y tener los mercados financieros más líquidos del mundo, podrían erosionarse durante los años en los que Bernanke aplique su política de expansión monetaria.
¿Qué opina Bernanke de estos argumentos? No lo sabemos, desgraciadamente su artículo en el periódico es breve y aborda una sola crítica a la QE2, la que sostiene que acarreará un alza inflacionaria que la Fed no podrá detener.
Esto es lo que responde: "Si bien las compras de activos son una herramienta relativamente desconocida de la política monetaria, algunas inquietudes en torno a esta estrategia son exageradas.Los críticos temen, por ejemplo, que pueda conducir a un aumento excesivo de la oferta monetaria y, en última instancia. a un importante incremento en la inflación. Nuestra experiencia anterior en el uso de esta política tuvo poco impacto en la cantidad de moneda en circulación o en otras medidas generales de oferta monetaria, como los depósitos bancarios.Tampoco provocó un aumento de la inflación. Hemos tomado todas las previsiones necesarias, y estamos seguros de que disponemos de las herramientas para desarrollar estas políticas en el momento oportuno. La Fed está comprometida con ambos aspectos de su doble misión y adoptará todas las medidas necesarias para mantener la inflación baja y estable."
El problema con este argumento es que seguimos aquí, a ocho meses de que la Fed dejara de comprar activos como parte de la QE1, discutiendo cómo acelerar una recuperación económica descrita por la propia Fed como "decepcionantemente lenta." Así que es cierto a medias, la QE1 no condujo a un repunte en la inflación, pero tampoco ayudó a reducir el desempleo.
En cuanto a las otras objeciones de El-Erian, posiblemente sean también competencia del Secretario del Tesoro Tim Geithner, quien después de todo se declaró a favor de una política del dólar fuerte. Él y todos en Washington están cruzando los dedos para que el plan de Bernanke genere suficiente impulso en casa como para dejar atrás las críticas del resto del mundo. Pero si falla, la débil recuperación por la que hoy Bernanke se lamenta parecerá luego un paseo de rosas.
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