El coltán es imprescindible para construir los dispositivos de consumo de última generación, pero todavía hoy su procedencia sigue siendo poco transparente.
En primer lugar, hay que decir que el coltán no es realmente ningún mineral establecido; por lo tanto no es en sí una materia prima. “Es un término que no se utiliza en el lenguaje científico y que responde a la contracción de dos minerales: la columbita (óxido de niobio con hierro y manganeso) y la tantalita (óxido de tántalo con hierro y manganeso)”, explica Rosario Lunar, Catedrática de Yacimientos Minerales de la Universidad Complutense.
El tantalio es un metal que tiene un punto de fusión muy alto, es duro, buen conductor de electricidad (superconductor) y muy resistente a los ácidos. Se utiliza en numerosos dispositivos electrónicos de consumo tales como móviles, consolas, videojuegos, portátiles así como en la fabricación de implantes, etc. Su importancia crece a medida que estas aplicaciones precisan de un tamaño más reducido o aumenta su consumo.
Por su parte, la aplicación más importante del Niobio (columbita) es como elemento de aleación para la construcción de máquinas y gaseoductos de alta presión. Se utiliza igualmente en ‘superaleaciones’ para soportar temperaturas muy elevadas como las que se producen en las turbinas de los aviones a reacción o en los tubos de escape de los coches. También se usa en aleaciones con titanio para construir electroimanes empleados en resonancia magnética nuclear.
¿Cuál es la verdadera importancia del tantalio y del niobio?
A mediados del mes de junio, la Comisión Europea identificó 14 materias primas minerales consideradas “fundamentales” para la industria. Y son “fundamentales” porque el riesgo de escasez de abastecimiento y el impacto en la economía que esa escasez implicaría son mayores que los de otras materias primas”. Se trataba del antimonio, berilio, cobalto, flúor, galio, germanio, grafito, indio, magnesio, niobio, platinos, tierras raras, volframio y tantalio. Según las previsiones de la misma Comisión, la demanda de ciertas materias primas fundamentales podría más que triplicarse entre 2006 y 2030.
“Sin embargo -añade la Comisión- la creciente demanda y la concentración de la producción mundial en países como China, Rusia, la República Democrática del Congo (RDC) y Brasil, son algunos de los factores que hacen peligrar el suministro de ciertas materias primas. Esta realidad se ve agravada por la falta de materias sustitutivas válidas y de programas adecuados de reciclaje”.
La profesora Lunar confirma estas apreciaciones de Bruselas: El tantalio y el niobio no son sustituibles por otros metales en sus principales aplicaciones y tampoco son reciclables, como el mercurio o el estaño.
Sus principales productores en 2009,según TIC (Tantalum-Niobium International Study Center) una asociación sin fines de lucro dedicada a aumentar el conocimiento de estos dos minerales, serían Brasil, Etiopía y China, seguidos por África Central, Rusia y el sudeste asiático. Hoy por hoy, “la principal fuente de tantalitas (mineral de tantalio) es Brasil, aunque también se extraen en Rusia, China y África. El tantalio también se obtiene en Tailandia y Malasia asociado a la extracción de estaño. En África, se encuentra en Etiopía, Nigeria, Zimbabwe, Mozambique, Namibia, Sudáfrica y Egipto, por lo que el coltán de Congo y Ruanda es sólo una fuente menor de tantalio”.
¿Por qué entonces asociamos el término ‘coltán’ con el Congo?
El coltán salió a la palestra hacia el año 2000, cuando se rumoreó que los “problemas de manufacturas” que argumentó Sony para justificar el retraso en la Play Station 2 tenían que ver con el suministro de tantalio desde Tailandia, Australia y Brasil. En España, la primera referencia en medios de comunicación es de Ramón Lobo en “El País” en septiembre de 2001. Sin embargo, la publicación en 2008 del libro de Alberto Vázquez-Figueroa “Coltán” acentuó el interés por este mineral y la problemática en África Central en la opinión pública. En los primeros 2000, la principal fuente del coltán era el Congo, pues las explotaciones de los otros tres países eran más escasas y no se habían iniciado las extracciones en muchos de los que hoy son productores.
Las ventajas competitivas del coltán congoleño eran y son numerosas. La profesora Lunar cita que se extrae de yacimientos fácilmente explotables con medios artesanales en un país donde la mano de obra es barata y la corrupción está a la orden del día. Además, Lunar recuerda que estos minerales surgen mezclados con otros minerales radioactivos y que son altamente cancerígenos.
Por si esto no fuera suficiente, la zona este del Congo sufre desde hace más de diez años una guerra no declarada entre dos bandos no demasiado estrictos: Ruanda, Uganda y Burundi ligados a varias milicias rebeldes por un lado, y Congo, Angola, Namibia, Zimbabwe, Chad y las milicias hutus y maji-maji, por otro, según datos de la agencia local “Afrol”.
El mismo consejo de seguridad de la ONU maneja informes que demuestran que Ruanda y Burundi están involucradas en el contrabando de Coltán en la RDC, usando las ganancias obtenidas en este comercio ilegal para continuar la guerra. Todos los países involucrados en el conflicto niegan haber explotado los recursos naturales del Congo, pero el caso de Ruanda es muy claro, pues vende de forma ‘oficial’ un mineral que no tiene.
Una de las pocas ONG que mantiene presencia en la zona,Global Witness, reitera que se siguen produciendo en la zona abusos contra la población civil: matanzas, violaciones, tortura, explotación infantil y reclutamientos forzosos, y recoge declaraciones de los afectados en los que se indica cómo es el propio ejército congoleño el primer explotador ilegal de las materias primas del país.
¿Y las empresas, qué hacen?
Según la misma ONG, poco o nada. Sus informes indican que las empresas extranjeras siguen todavía comprando mineral a las explotaciones militarizadas y, a pesar de sus peticiones al gobierno para que desmilitarice las explotaciones, no ha obtenido respuesta.
Global Witness explica que -por el momento- algunos fabricantes de electrónica exigen a sus proveedores que el coltán no proceda del Congo, tal y como solicitó en 2001 la ONU. “No obstante, pocas de ellas han tomado esta medida, si es que alguna lo ha hecho. Algunas dicen que sus cadenas de suministro son complejas y no se pueden controlar, lo que refutan las investigaciones llevadas a cabo por las organizaciones no gubernamentales y los inspectores de la ONU”, explican.
Esta es la clave. Las empresas fabricantes de los dispositivos electrónicos han creado en estos últimos diez años entramados comerciales con los que intentan evitar la responsabilidad asociada a la compra de estos metales, con lo que dejan esa parte de su cadena de suministro en manos de otras compañías intermediarias que pueden operar sin preocupaciones morales.
“Los consumidores tienen derecho a saber que los productos que compran no están alimentando crímenes contra la humanidad”, comenta Daniel Balint-Kurti, de Global Witness. “Las marcas de electrónica y otras empresas relacionadas que utilizan minerales vinculados con el conflicto tienen que elegir entre hacer una demostración de liderazgo o enfrentarse a una fuerte presión pública”, añade.
“Ya es hora de que las empresas de electrónica demuestren que se van a comprometer a eliminar los minerales causantes de conflictos de su cadena de suministro”, insiste el activista. “Esto supone exigir a los proveedores que obtienen los minerales en el Congo que declaren de qué mina concreta provienen, así como realizar auditorías e inspecciones para corroborar estas declaraciones. Si las empresas no pueden estar seguras de que sus minerales están exentos de todo vínculo con el conflicto, no deberían comprarlos”.
A la opinión pública se le había olvidado el conflicto de la República Democrática del Congo del que tanto se hablaba hace diez años. Algunas empresas han buscado coltán en otros países para evitar incentivar la criminalidad asociada a su explotación en África Central; otras, se han escondido detrás de una serie de empresas fantasma para mirar a otra parte en este asunto. En cualquier caso, usted no puede vivir sin este mineral que no existe y que sigue arrastrando su mala fama debido a una procedencia -en muchos casos- turbia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario