Los bancos de Estados Unidos tienen mejor cotización transparente que los europeos. Un síntoma de que esto es así se aprecia en el modo en que se han presentado los resultados de los test de estrés en Estados Unidos y el modo en que el mercado exige que se hagan públicos a este lado del Atlántico. No tiene nada que ver. En Estados Unidos, no han desagregado los resultados entidad por entidad. El mercado se fía de las entidades financieras estadounidenses, pero en las europeas exige más transparencia, sobre todo en su exposición a la deuda periférica, que es donde está concentrado su riesgo.
La Reserva Federal se ha limitado a emitir un documento de veinte páginas explicando la situación general del sistema financiero del país en su conjunto, destacando el hecho de que, entre finales de 2008 y finales de 2010, las 19 entidades sometidas a examen han incrementado su capital de máxima calidad en más de 300.000 millones de dólares, además de haber retenido 25.000 millones de sus beneficios para engrosar sus reservas, lo que ha hecho posible que el porcentaje del capital básico sobre el total de los activos ponderados por riesgo haya subido desde el 5,4 hasta el 9,4 por ciento en los dos últimos años. La Reserva Federal norteamericana sólo ha entrado al detalle de cada entidad para permitirles o denegarles el aumento de dividendos. Así, por ejemplo, a Bank of America le ha prohibido mejorar su remuneración al accionista, al contrario de lo que ha sucedido con Citi, JP Morgan, KeyCorp, State Street, US Bancorp o Wells Fargo, muchos de los cuales también tienen planes de recompra de acciones. “Los bancos americanos ya han saneado sus balances, se han recapitalizado brutalmente y no tienen ningún problema para acceder a los mercados mayoristas de financiación”, dice Santiago Carbó, catedrático de análisis económico de la Universidad de Granada.
Siguiendo la pista del dividendo
Celso Otero, gestor de los fondos de bolsa estadounidense para Renta 4, destaca que el permiso que han obtenido algunos de los bancos americanos para mejorar su retribución al accionista es la mejor pista que puede tener el inversor para medir su solidez. Este gestor cree que JP Morgan es el banco más atractivo en estos momentos, junto con Goldman Sachs. Aunque opina que tampoco Bank of America sería una mala opción de inversión. Otero insiste en que entidades como JP Morgan, Wells Fargo o US Bancorp, con un “pay-out” (porcentaje de los beneficios que se distribuye entre los accionistas) del 20 por ciento, aún tienen mucho recorrido para ir
mejorando poco a poco su retribución al accionista a medida que vaya recuperándose el negocio. Ignacio Cantos, de Atlas Capital, cuenta que en estos momentos están apostando por entidades financieras mixtas, es decir, con negocio de banca de inversión, pero también comercial. Sus favoritos son JP Morgan, Citi y Bank of America. Fernando Hernández, responsable de gestión de Inversis, añade: “No es que la banca estadounidense vaya por delante de la europea en la recuperación, es que sufrió antes la crisis. En todo caso, el negocio minorista de las entidades americanas se está recuperando. Lo que juega en su contra es que las valoraciones son más exigentes que las de las europeas”.
Europeos: más baratos y con más riesgos
Pero, como dice Hernández, también el riesgo es mayor en el sistema financiero del Viejo Continente. De ahí que las voces más influyentes de las finanzas internacionales, la Lex Column del “Financial Times” y “The Wall Street Journal”, insistieran en que las próximas pruebas de solvencia pueden convertirse en la última oportunidad que tiene el sector financiero europeo para recuperar la confianza. “Los test de estrés de 2010 fueron un mal chiste”, afirmaba la Lex Column del rotativo británico. Y por dos razones: en primer lugar, los bancos irlandeses colapsaron pocos meses después de que aprobaran los exámenes de solvencia; y, en segundo, los test llegaron a la conclusión de que el sistema financiero europeo apenas necesitaba 3.500 millones de euros para cubrir sus necesidades de capital justo después de que los líderes europeos hubieron aprobado un fondo de rescate de 750.000 millones de euros para salvar a la banca. “Europa no se puede permitir otras pruebas de solvencia imperfectas”, comentaba “The Wall Street Journal”. Y, para que no lo sean, se exigen dos condiciones: que se publique el dato de pérdidas máximas a las que tendrían que enfrentarse los bancos europeos en el peor de los escenarios posible y ofrecer un plan de recapitalización para las entidades que lo necesiten.
El peligro de las carteras de deuda
Según Santiago Carbó, uno de los principales déficits de las pruebas de solvencia diseñadas por el regulador europeo estriba en que no se contempla la posibilidad de que países como Irlanda, Grecia o Portugal se vean obligados a acometer una reestructuración de su deuda, es decir, que no cumplan con todos sus compromisos. No se va a estresar la cartera de deuda que los bancos tengan a vencimiento. De hecho, en Irlanda son cada vez más las voces que apuntan la posibilidad de aplicar una quita a sus bonos senior. Posiblemente, cuando lea estas líneas tenga más pistas, porque estaba previsto que Irlanda publicara sus test de estrés el 31 de marzo“Los bancos europeos están baratos, sí, pero sus precios reflejan la existencia de muchas incertidumbres, la más importante de las cuales es la posibilidad de que tengan que asumir la reestructuración de la deuda irlandesa, aunque los más afectados por ello serían los británicos”, comenta Miguel Jiménez, gestor de fondos de renta variable europea para Renta 4. Según datos del Banco Internacional de Pagos (BIS por sus siglas en inglés), de los 813.000 millones de dólares de deuda irlandesa, 224.000 millones la han comprado los bancos británicos y 208.000, los alemanes. En caso de que sea Grecia la que aplique la quita, las entidades más
afectadas serían las francesas, dado que acumulan casi un tercio del total de la deuda helena, 92.000 millones de dólares, seguidas de las alemanas, con 69.400 millones. Y, de la portuguesa, un tercio, 108.000 millones, está en manos españolas. En cambio, en total, los bancos estadounidenses acumulan apenas 200.000 millones de dólares en deuda griega, irlandesa y portuguesa. Los alemanes, 325.000. Y el problema es que todavía no hay un calendario sobre las posibles reestructuraciones de la deuda irlandesa y griega.
Alberto Roldán, de Inverseguros, es el experto más pesimista respecto al sector financiero europeo. No tiene ningún banco europeo en cartera porque, según argumenta, “hay dificultades para medir su riesgo, no contamos con información clara. Además, tenemos dudas sobre cuál será la palanca de crecimiento de estas entidades”. Respecto a lo primero, Carbó apunta: “Los mercados muchas veces muestran su perplejidad porque en algunos sistemas financieros, pese a sus evidentes problemas, no se han realizado inyecciones públicas relevantes”. Respecto a la propia evolución del negocio, Fernando Hernández insiste en que los precios actuales de las
acciones bancarias recogen que el negocio está perdiendo brío: las rentabilidades de estas entidades oscilaba entre el 15 y el 20%. Ahora, sólo las mejores alcanzan el 10%.
Alberto Roldán sólo salva a una entidad de ámbito europeo: BNP Paribas. “Ha realizado un saneamiento profundo de su balance, está mejorando sus resultados y obtiene mejores retornos que sus competidores. Además, su negocio, centrado en la banca minorista, es mucho más fácil que entender que el de la banca de inversión”, comenta.
Pero Miguel Jiménez se queda, precisamente, con dos entidades que son los principales exponentes de la banca mayorista, UBS y Crédit Suisse, porque cree que están mucho menos expuestas al riesgo soberano. “Deutsche Bank también podría ser una apuesta interesante, pese a que tiene una importante cartera de renta fija, donde puede tener un foco de pérdidas importante”, comenta Jiménez. Los analistas de UBS, después de publicarse las conclusiones del “stress test” americanos, incorporaron a Deutsche Bank y a Société Générale a su cartera de bancos.
¿Oportunidad en la banca periférica?
Ignacio Cantos busca oportunidades entre los bancos de la periferia europea, porque están más baratos que los demás, pero reconoce que le gusta mucho más el sector asegurador, más barato y menos salpicado por la crisis de la deuda europea. Guillermo Escribano, de Metagestión, también se inclina por la banca periférica. Y, en particular, por la italiana. En concreto por las entidades más grandes del país trasalpino, Intesa SanPaolo y Unicredito, que en las últimas semanas han corregido bastante. Según el BIS, su exposición a la deuda soberana de Grecia, Irlanda y Portugal no llega a los 40.000 millones de euros. “Estos bancos tienen, sobre todo, deuda italiana. Es un país con mucho ahorro privado y mucho gasto público, por lo que los bancos no necesitan invertir en bonos de otros Estados”, explica Escribano. “Es una banca tradicional rentable, con muy poca morosidad y sin activos de riesgo. El único problema que tiene es que no está muy sobrada en ratios de solvencia y existe el riesgo de que haya ampliaciones de capital”, concluye este analista.
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