abril 02, 2011

En Venezuela ya no se puede comer en la calle


Un estudio de la empresa Datos de 2010 indica que 73% de los trabajadores venezolanos prefiere llevar la comida preparada antes que pagar por un almuerzo. Sin embargo, José Alberto Hernández considera que es más cómodo comer en restaurantes, aunque sea costoso, porque vive en Guatire y trabaja en Caracas, y no tiene tiempo para cocinar."Ya no se puede comer en la calle, la comida subió mucho, antes gastaba 40 bolívares en un menú completo y ahora más de 60 bolívares, y eso que trabajo en el centro de Caracas", relata Leomar Pagola.

Hernández admite que el sacrifico es grande: gasta por lo menos 800 bolívares mensuales en un menú ejecutivo económico de sopa, seco y jugo.
"Una persona que gane sueldo mínimo no puede comer en la calle y eso se nota en los locales, he visto como baja la frecuencia de personas hasta en los comercios más baratos".
Neidy Romero gana 1.223,83 bolívares mensuales y afirma que sólo come una vez al mes en algún restaurante porque el sueldo no le alcanza. El preció de un menú ejecutivo varía según el establecimiento y el plato. Un almuerzo con carne o pollo y 2 contornos más económico se consigue en 30 bolívares sin incluir el jugo.
Algunos combos que incluyen bebida cuestan entre 40 y 50 bolívares en el centro de Caracas.
En Los Ruices un menú popular de sopa, seco y jugo cuesta 40 bolívares, y en Sabana Grande, 30 bolívares. Hay restaurantes donde se venden por separados algunos alimentos. Por ejemplo, un hervido de res o pollo cuesta 30 bolívares, y el pollo a la plancha 35 bolívares sin incluir arroz y tajada que se pagan aparte. En la mayoría de locales de comida rápida los combos están entre 45 y 75 bolívares dependiendo del menú.
La encuesta de Coyuntura de Consecomercio indica que las ventas en restaurantes y comercios afines se redujeron 39,9% entre el cuarto trimestre de 2010 e igual período de 2009. Danny Pico, gerente de Gran Restaurante siglo XX, situado en Sabana Grande, afirma que las ventas están por el piso. "Antes, la gente compraba comida todos los días, ahora una vez a la semana".
Manuel Albino, encargado del restaurante Metrolandia, coincide con Danny Pico: Las ventas están pésimas, han caído 40% con respecto al año pasado. Dice que debido a la disminución del número de clientes, se han visto obligados a reducir la jornada laboral en el restaurante porque ya no hace falta tener tantos empleados hasta las 3:00 de la tarde. Luego de esa hora se queda con el mínimo de personal para manejar las ventas de arepas y otros alimentos.
Gabriel Zanardi, dueño de un local en Los Ruices, tiene otra percepción del negocio. Señala que las ventas están regulares y varían de acuerdo con la fecha y zona de trabajo. "Los lunes siempre hay más gente. La demanda depende de la quincena y la flexibilidad en la hora de almuerzo de los trabajos".
En el primer trimestre la facturación se ha reducido entre 20% y 25%, según el director de la Cámara de Franquicias, Alfonso Riera. Refiere que muchos comerciantes tratan de sobrevivir a la caída de la demanda y a la inflación, manteniendo algunas ofertas.
"Se ha tratado de que los precios aumenten por debajo de la inflación para impactar menos el consumo y las ventas, pero debido a la devaluación muchos proveedores que tienen que importar productos y bienes han subido los precios y eso incrementa los costos de las comidas", agrega.

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