El mandatario elogió las revueltas populares que arrecian en Oriente Medio como una "oportunidad histórica" y dijo que el futuro de Estados Unidos está ligado al de la región, ahora envuelta en una ola de levantamientos sin precedentes.
"El pueblo se ha levantado para demandar sus derechos humanos básicos. Dos líderes han renunciado. Muchos podrían seguir", dijo Obama en una audiencia de diplomáticos estadounidenses y extranjeros en el Departamento de Estado en Washington.
Su intento de reiniciar las relaciones con el mundo árabe también enfrenta el escepticismo por lo que muchos perciben como una respuesta vacilante y desigual a las revueltas y su fracaso para avanzar en un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos.
Tratando de recuperar la iniciativa en una semana de intensa labor diplomática sobre Oriente Medio, Obama está aferrándose a lo que la Casa Blanca llama "una ventana de oportunidad" tras la muerte de bin Laden a manos de fuerzas especiales estadounidenses en Pakistán.
"Hemos asestado un gran golpe a Al Qaeda matando a su líder", dijo Obama. "Bin Laden no fue un mártir, fue un asesino en masa (...) pero incluso antes de su muerte Al Qaeda estaba perdiendo su lucha por la relevancia".
Con la intención de apoyar la reforma democrática con incentivos económicos, Obama planeaba anunciar nuevas medidas de ayuda para impulsar la transición política en Egipto y Túnez.
El discurso fue el primer gesto importante de Obama para colocar las protestas anti gubernamentales en Oriente Medio en el contexto de los intereses nacionales estadounidenses.
El mandatario ha luchado por responder a los inéditos eventos en la región, que provocaron la caída de los líderes autoritarios en Egipto y Túnez, amenazaron a los de Yemen y Bahréin y sumieron a Libia en una guerra civil donde Estados Unidos y otras potencias llevan adelante una campaña de bombardeos.
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