¿Quién dijo que por estar solo tendrías que ser pequeño? Lo eres en infraestructura y recursos, pero eso no quiere decir que no puedas acometer grandes proyectos. Y ¿cómo? Pues si solo no puedes, alíate a otros como tú. Esto te permitirá compartir riesgos y costos, podrás conseguir nuevos clientes y llegar a mercados a los que antes no hubieras accedido.
1. Si es necesario, asóciate.
“El gran error de la persona que decide emprender en solitario es creer que puede con todo lo que se le venga encima. A veces el miedo a perder el cliente no le deja ver la realidad y es necesario ser muy cauto a la hora de embarcarse en proyectos que le superen”, señala Ceferí Soler, profesor de Dirección de Recursos Humanos de la escuela ESADE. En este punto, los expertos se muestran unánimes y rotundos: no tengas miedo de pedir ayuda cuando un proyecto es demasiado grande e importante. Y en ese sentido, más vale compartir ingresos que no poder abarcar algo porque te sobrepasa. Cuando trabajas en equipo con profesionales que te complementan se abren unas posibilidades extraordinarias. Es lo que hicieron los arquitectos Sergio Olazábal y Manuel Zea, creadores del estudio 2arquitectos.com, cuando decidieron aliarse después con una interiorista, Sofía Olazábal, y un diseñador industrial, Rodrigo Cañedo.
“Nos unimos los cuatro para ofrecer un producto conjunto y de esta manera poder ampliar el tamaño de los proyectos. Al unir tres especialidades abarcamos mejor todo el asunto y ofrecemos a los clientes un trabajo más definido. Además, entre los cuatro compartimos un local y los gastos correspondientes”, nos cuenta Sergio Olazábal.
2. Solicita feedback.
Cuando trabajas en una oficina tienes a tu alcance a otras personas con las que poder compartir tus dudas o tus miedos o a los que pedirles su opinión sobre algún aspecto concreto del proyecto. Esta ventaja desaparece cuando trabajas por tu cuenta.
En ese sentido, debes procurar seguir manteniendo contacto con otros colegas o con expertos a los que puedas solicitar feedback que te permita enriquecerte y enriquecer las propuestas de negocio que ofrezcas a tus clientes. Debes buscar a alguien en quien confíes que pueda hacer en un momento dado de supervisor tuyo. Hay algunos foros profesionales en Internet que también hacen esta función.
3. Prepárate de forma continua.
El emprendedor solitario no puede descuidar su formación y a menudo es uno de los errores en los que suele caer por la falta de tiempo. De ahí
que sea importante que encuentres huecos para leer el último libro sobre tu especialidad, asistir a esa conferencia que te puede aportar otros puntos de vista, asistir a unas clases de perfeccionamiento, etc.
4. FocalÍzate.
En un mercado competitivo, lo mejor es buscar aquello en lo que puedas diferenciarte y dar un servicio único. Busca ese hueco donde haya poca especialización y profundiza en él. Tras nueve años como auditor externo, controller financiero y director financiero para otras empresas, Ricardo Castellanos (www.asfi.es) decidió hace un año trabajar por su cuenta. Empezó a tiempo parcial con un empresario llevándole su patrimonio y el tiempo que le quedaba lo dedicaba a buscar financiación o a colocar valores bursátiles, pero poco a poco al cambiar la situación fue especializándose más en la asesoría y la consultoría financiera y hoy es director financiero freelance para varias compañías: “Se trata de aprovechar tu know how y adaptarse a las circunstancias”.
5. Diversifica.
Aunque pueda parecer lo contrario que lo anterior, se trata de buscar las oportunidades que te ofrece la crisis y tu formación. Por un lado, te puede permitir dar más valor añadido al cliente, al ampliar la cartera de productos que le ofreces o aprovechar tus conocimientos o contactos para indagar nuevas líneas de negocio. Éste es el caso de Antonio de Lamo. Con una larga experiencia en finanzas, es asesor freelance para varias compañías, pero también ha creado una empresa de traducción, Exero Soluciones, y el año pasado lanzó el proyecto Biosca & De Lamo, junto a la diseñadora Paloma Biosca.
Precauciones al asociarte
- Antes de buscar socios, analiza si realmente es necesaria su ayuda o si puedes suplir esa labor con un profesional externo.
- Cuando establezcas alianzas deja muy claro por escrito quién hace qué, cuánto aporta cada uno al proyecto y cómo se reparten losbeneficios de la colaboración. Evitarás llevarte sorpresas.
- Es importante también pactar las reponsabilidades que asumirá cada parte frente a posibles imprevistos.
- Tampoco olvides dejar claro cómo será la salida o el fin del acuerdo. En ese sentido, debes negociar previamente qué uso harán las partes de los resultados del proyecto común. Por ejemplo, si es un nuevo producto y/o servicio, cómo lo utilizará cada uno de forma independiente.
- En el caso de que tu nuevo socio sea extranjero estudia con detenimiento qué legislación mediará entre las partes, así como en los mercados –distintos al tuyo– en los que operarás.
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