Tan innovador es el Grupo de Robótica Inteligente y Sistemas de la Universitat Politécnica de Catalunya, que ha creado un dispositivo óptico, pionero en Europa, que detecta el número de ocupantes de un vehículo en los peajes, como lo es IURE, un despacho de abogados, especializado en derecho concursal, en el que sus socios cuentan con blogs personales (actualizados y con contenido, lo que en sí ya constituye una innovación) en los que abordan la actualidad del derecho concursal desde distintos ángulos. Obviamente no es el mismo tipo de innovación (uno es innovación de producto y otro, en márketing), pero ambos obtienen el mismo resultado: vender más, encontrar una oportunidad en el mercado que te diferencie del resto y solucionar una necesidad, en el primer caso tecnológica, y en el segundo, informativa.
¿NO ES PAÍS PARA INNOVADORES...?
Y es que no toda la innovación es tecnología. “Innovar es transformar conocimiento en dinero, frente a investigar, que es transformar dinero en conocimiento”, apunta Javier López, fundador de Ingenia, una pyme valenciana que se dedica a hacer recomendaciones a las operadoras de telefonía móvil analizando su tráfico para que mejoren sus redes. Su innovación, como podrás leer más adelante en este reportaje, consiste en vender un servicio en lugar de desarrollar una herramienta tecnológica susceptible de copiarse. Su servicio es conocimiento. Su herramienta, investigación.
“A menudo se olvida que actividades innovadoras son toda clase de actividades científicas y tecnológicas, pero también de organización, financieras y comerciales, incluyendo la inversión en nuevo conocimiento, que conducen real o potencialmente a la puesta en marcha de innovaciones y también nuevos métodos de comercialización de productos, nuevos métodos de organización de las prácticas de negocio implementados por las empresas, así como mejoras significativas en métodos ya existentes”, reivindica Joan Riera, fundador de Active Development.
Cualquiera lee las cifras de innovación en España y se lleva las manos a la cabeza: sólo un 34,8% de las empresas españolas son innovadoras; nos encontramos en la segunda mitad de la tabla en el ámbito europeo; la innovación de producto o servicio sólo supone un 12,7% de las ventas de las empresas que sí están innovando. Si hacemos caso a los datos que ofrece tanto el Instituto Nacional de Estadística (INE) como el Eurostat, éste es el crudo panorama.
Es cierto que la tasa de empresas innovadoras en España se mantiene ocho puntos por debajo de la media de la Unión Europea. Y también que sólo el 43,5% de las empresas españolas del sector industrial y servicios realizó actividades de innovación entre 2006 y 2008, frente al 51,6% de promedio comunitario, según un informe de Eurostat. Como cierto es que el gasto en innovación en España ronda los 19.919 millones de euros. Pero todo esto tiene letra pequeña: todos esos datos estadísticos hablan de pymes empresas a partir de 10 empleados. ¿Qué ocurre con el resto? ¿Acaso no innovan? ¿A efectos estadísticos sólo cuenta como innovación la tecnología? Vamos a ver cómo es la innovación real.
PYMES: "¿HAY DINERO PARA INNOVAR?
Te lo advertimos de partida: aunque existen ayudas a la innovación, y hay algunas interesantes, su concesión lleva tiempo. Son, en su mayoría procesos largos, que requieren preparación y están enfocadas a negocios de corte tecnológico.
Alicia Asín, cofundadora de Libelium, advierte que “no vale con innovar sólo tecnológicamente y pensar: ‘Si yo tuviera un millón de euros para investigar, haría cosas innovadoras’. No. La persona innovadora piensa: ‘Necesito este capital para hacer esto y voy a innovar en la gestión de nuestros recursos para conseguirlo’. Nos pasó a nosotros. Tardamos tres años en poner en el mercado nuestro producto estrella. Pero, lo primero que hicimos fue poner en marcha una línea de negocio para generar caja mientras los introducíamos en el mercado para ir haciendo caja. No puedes esperar tres años a tener ingresos”. Dicho esto, éstas son algunas de las ayudas (más información en www.emprendedores.es).
CDTI
La financiación del CDTI a proyectos de I+D se realiza por medio de ayudas parcialmente reembolsables a tipo de interés cero que pueden cubrir hasta el 75% del presupuesto total del proyecto y con una parte no reembolsable (sobre el crédito concedido) que puede llegar hasta el 15% en el caso de que los proyectos sean desarrollados por empresas de forma individual; hasta el 25% cuando se subcontrata a organismos de investigación y hasta el 33% en el caso de que estos proyectos sean realizados mediante un consorcio de empresas o procedan de cooperación internacional. Para la devolución de la ayuda, existe un periodo de carencia de dos a tres años y un plazo de amortización de hasta 10 años”.
ENISA
Ofrece préstamos participativos. Cuenta con una Línea Pyme para proyectos empresariales que contemplen la modernización de su estructura productiva y de gestión, incluyendo la innovación no tecnológica, con un tipo de interés en función de los resultados de la empresa, y una Línea EBT para pymes que lleven a cabo proyectos cuyo resultado sea un avance tecnológico en la obtención de nuevos productos, procesos o servicios, o la mejora sustancial de los
ya existentes.
CIFRAS DE INNOVACIÓN EN ESPAÑA
De acuerdo con los últimos datos del Ministerio de Ciencia e Innovación (marzo 2010), en 2008 se otorgaron ayudas a proyectos en el marco del Plan Nacional de I+D 2008-2011 por un total de 3.633,2 millones de euros. El 54,4% en forma de subvención, y el 45,6% restante, en forma de créditos.
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