"Sí, ayer hubo algunos datos económicos desfavorables, pero en realidad la bajada comenzó mucho antes", dijo a Efe hoy Ehsan Ul-Haq, analista de la consultora británica KBC. El desconcierto marca el ambiente de los mercados petroleros un día después de verse sorprendidos por un inesperado y abrupto desplome del precio del barril de crudo, en medio de la incertidumbre sobre su evolución a corto plazo.
En la Bolsa Mercantil de Nueva York (Nymex), los contratos para entrega en junio del crudo de Texas (WTI, la referencia en EEUU) en junio retrocedieron 9,44 dólares respecto al miércoles y terminaron la sesión a 99,8 dólares por barril, quedando así a menos de 100 dólares/barril por primera vez desde mediados de marzo.
De forma similar, el barril de Brent, referente para Europa, perdió 8,64 dólares al cerrar la sesión en el Intercontinental Exchange Futures (ICE) de Londres a 112,5 dólares.
Hoy los precios de ambas variedades de crudo iniciaron la jornada con ligeras subidas, pero luego reinvertieron la tendencia, y se mantenían así muy volátiles.
El fortalecimiento del dólar frente al euro, propiciado por indicaciones de que el Banco Central Europeo (BCE) no subiría los tipos de interés, fue ayer uno de los factores que empujó a la baja no sólo al petróleo, sino también a la plata, al oro y a otras materias primas que cotizan en el "billete verde".
También contribuyó la noticia de que la cifra semanal de solicitudes del subsidio de desempleo en Estados Unidos aumentó hasta el nivel más alto de los últimos nueve meses, algo que parece revelar una desaceleración de la recuperación económica de ese país.
Pero para Ul-Haq, parece que los mercados hubiesen despertado de golpe a un cúmulo de factores que vienen generando "preocupación" desde hace días, especialmente el temor de que la situación del mercado físico no pueda sostener la fuerte escalada de los precios desatada por la ola de protestas en el norte de África y Oriente Medio, y especialmente en Libia.
Coinciden en que ello ha facilitado la formación de una burbuja especulativa, mayor incluso que la que reventó a mediados de 2008, pero todo parece indicar que en estos momentos la coyuntura mundial, aún afectada por la crisis financiera, podría resentirse más pronto ante el encarecimiento de las materias primas.
Sigue faltando el preciado crudo de alta calidad libio, lo que, junto a la inestabilidad en Siria, Yemen, Nigeria y Arabia Saudí, atiza el temor a una escasez futura de esta fuente de energía, pero también aumentan los indicios de que los elevados precios del combustible han comenzado a destruir la demanda de los mismos.
El nivel de los inventarios está volviendo a subir en Estados Unidos, y Arabia Saudí no pudo vender los barriles adicionales que produjo en marzo, recuerda en su informe mensual KBC.
A ello se añade que las ventas de crudo y derivados en Japón retrocedieron un 5,3 % tras el fuerte terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo.
Así, parece que los barriles ausentes de Libia no son compensados por una mayor producción de sus socios de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), sino por un menor consumo en los países desarrollados.
"Creo que un precio de 120 dólares (el barril) no está justificado, aunque sí lo está en torno a los 100 dólares", estimó Ul-Haq.
También la consultora vienesa JBC ve todo un abanico de factores, desde datos económicos decepcionantes hasta una caída de la prima de riesgo geopolítico tras la muerte del terrorista más buscado, Osama bin Laden, pasando por la decisión del magnate George Soros de deshacerse de parte de su oro, detrás del desplome del precio.
Pero los expertos de esa consultora reconocen que los analistas deberán ahora pasar "semanas ponderando las causas de la caída en picado de ayer", y pronostica una alta volatilidad, con márgenes tanto de subida como de bajada para el valor del barril.
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