El Trofeo
Dos años antes de la primera Copa Mundial, celebrada en 1930, las reglas que se acababan de redactar establecían que el campeón recibiría un nuevo trofeo. El escultor francés Abel Lafleur recibió el prestigioso encargo de realizarlo.
El pequeño trofeo tuvo una azarosa existencia. El doctor italiano Ottorino Barassi, vicepresidente de la FIFA, lo escondió en una caja de zapatos debajo de su cama durante la Segunda Guerra Mundial para impedir que cayese en manos de las tropas de ocupación.
Más adelante, en 1966, el trofeo desapareció mientras se exhibía como parte de los preparativos de la Copa Mundial disputada en Inglaterra y, finalmente, fue recuperado por un perrito llamado Pickles, que lo encontró enterrado bajo un árbol. En 1983, volvieron a robarlo, esta vez en Río de Janeiro, y, según parece, los ladrones lo fundieron. La Asociación Brasileña de Fútbol, que había adquirido el derecho a conservar la Copa tras ganarla en tres ocasiones, ordenó que se fabricase una réplica.
El trofeo original tenía 35 centímetros de altura y pesaba aproximadamente 3,8 kilos. La figurilla estaba hecha de plata de ley y chapada en oro y contaba con una base azul hecha de lapislázuli, una piedra semipreciosa. Tenía una placa de oro en cada uno de los cuatro lados de la base, en las que se grabó el nombre del trofeo y el de sus nueve vencedores entre 1930 y 1970.
En 1970, con su triunfo en Ciudad de México, Brasil lograba su tercera Copa Mundial de la FIFA, por lo que adquirió el derecho a conservar en propiedad la Copa Jules Rimet. La FIFA tuvo, pues, que encargar un nuevo trofeo para la décima edición de la Copa Mundial, la de 1974. Se recibieron un total de 53 diseños realizados por expertos de siete países y, finalmente, se optó por elegir la obra del artista italiano Silvio Gazzaniga.
Éste describió su creación del siguiente modo: “Las líneas brotan de la base, suben en espirales y se estiran para recibir al mundo. Desde las singulares tensiones dinámicas del cuerpo compacto de la escultura surgen las figuras de dos atletas en el emocionante momento de la victoria”.
Ningún país podrá conservar definitivamente el trofeo actual de la Copa Mundial de la FIFA, ya que las normas establecen que permanecerá en posesión de la FIFA. El campeón de la Copa Mundial lo conservará hasta el siguiente torneo y, luego, se le hará entrega de una réplica chapada en oro para sustituir el original, de oro macizo.
El nuevo trofeo tiene 36 centímetros de altura, está hecho de oro macizo de 18 quilates y pesa 4 kilos y 970 gramos. La base contiene dos capas de malaquita semipreciosa y tiene espacio para 17 pequeñas placas que llevan el nombre de los países vencedores, suficientes para registrar a todos los campeones del mundo hasta el año 2038.
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