junio 03, 2011

Cómo hacer que tu emprendimiento social tenga rentabilidad

"El emprendedor social está en la última frontera desde el punto de vista del riesgo de su modelo de negocio, pero existen proyectos muy prometedores que, con un empujón, son realmente sostenibles y pueden crecer", explica Javier Garilleti, director general de la Fundación PwC, que ha participado en el comité científico de Momentum Project, una iniciativa de BBVA y Esade que pretende impulsar el emprendimiento social prestando asesoramiento y formación a los proyectos de estas características con mayor proyección de España.

Dar trabajo a mujeres que han sido víctimas de la violencia de género, crear un sistema inmobiliario basado en el alquiler barato de viviendas, diseñar una colección de prendas de ropa confeccionada por inmigrantes africanas o desarrollar un laboratorio farmacéutico que dé empleo a personas con deficiencias mentales. Suenan a proyectos típicos de una ONG, pero en realidad se trata de empresas rentables y planes de emprendimiento que cuentan con un valor social. ¿Cómo se transforman estas ideas en negocios?

Por su primera edición han pasado 133 iniciativas emprendedoras, de las que 10 han sido seleccionadas como finalistas. Sus responsables pasarán a recibir un ciclo formativo en Esade y, además, entrarán en contacto con posibles inversores.

Precisamente la financiación y la formación son dos de las lagunas que encuentran este tipo de emprendedores. ¿Cómo las solucionan? "Es difícil porque, si vas a un banco con un proyecto así, normalmente no te dan dinero", dice uno de estos emprendedores. "Pero la realidad es que hay oportunidades de inversión", añade Luisa Alemany, directora del Instituto de Iniciativa Emprendedora de Esade, "por eso están surgiendo fondos de capital riesgo filantrópico. Creemos que va a aparecer una nueva figura, que es el business angel filantrópico".

Antoni Ballabriga, director de RSC de BBVA, considera que "hay gente que financia acciones de filantropía. Pero de lo que se trata es de convencerles para que cambien la filantropía por la inversión, porque es más eficiente, se aseguran un retorno económico y, además, el retorno de la acción social de la empresa para la que ponen el dinero".

¿Y en qué se diferencian estos emprendimientos de una ONG? Rachida Justo, profesora de Gestion Emprendedora de IE Business School, lo explica así: "Su principal característica es que son ideas que tienen como objetivo resolver un problema social, pero que, a diferencia de una ONG, tienen que encontrar un modelo de negocio que les permita sostener su actividad a largo plazo".

Juan Duyos, diseñador de la Asociación de Creadores de Moda de España (Acme), lo ha hecho creando una colección de moda confeccionada por mujeres inmigrantes africanas: "Se me ocurrió a partir de un convenio con Obra Social La Caixa. Si hay organizaciones, como Fundeso, donde se imparten cursos de costura a mujeres africanas, ¿por qué no darles a esas mujeres la posibilidad de formar parte de una colección de moda?".

Catering Solidario sigue una línea similar. Esta pyme sevillana, finalista del Momemtum Project, utiliza su actividad en el área de restauración y hostelería para ofrecer integración laboral a mujeres maltratadas. Y es que una de las ramas del emprendimiento social más utilizadas es dar empleo a grupos de población locales en situación de exclusión. Así lo hace también DAU, un laboratorio farmacéutico catalán que emplea a personas con discapacidad; Hornos Lamastella, empresa gallega especializada en repostería donde 57 de sus 60 empleados también son discapacitados; o Roba Amiga, que busca la integración socio-laboral de personas con trastorno mental severo mediante el reciclado de ropa.

Pero no todo se basa en proporcionar empleo poco especializado. Un ejemplo de ello son los denominados productos de bajo impacto ambiental, o el proyecto de Sostre Civic, que ha desarrollado un modelo inmobiliario de acceso a la vivienda que evita la hipoteca bancaria. "Cada vez hay más gente que está concienciada con los productos que le dan un valor medioambiental, o que contribuyen a mejorar su entorno", dice Duyos, "y eso es un valor añadido de ventas".


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