Con la caída de Gadafi en manos de los rebeldes libios del Consejo Nacional de Transición, suman tres los regímenes dictatoriales derrocados en este 2011 por movimientos populares de la llamada "Primavera Árabe" (Hosni Mubarak de Egipto y Ben Alí de Túnez, son los otros dos).
Estas revueltas sangrientas de la población contra legendarios dictadores del mundo árabe, dejan lecciones a los gobernantes que se aferran al poder contra todo raciocinio y a los pueblos que las sufren.
Lecciones para aprender, sin importar que los paralelismos se registren en diferentes latitudes, y que a los ciudadanos los separen cultura, política y religión.Los hechos violentos que terminaron con Gadafi, por ejemplo, tienen su origen en décadas de abusos, arbitrariedades y de ilegalidades cometidas por el "Líder Fraternal y Guía de la Gran Revolución de Septiembre" como exigía ser llamado.Gadafi fue un militar que llegó al poder de un rico país petrolero al derrocar pacíficamente en 1969 al rey Idris.
Gozaba Gadafi en ese entonces de amplio apoyo de su pueblo. Siguiendo el contenido de su Libro Verde, preconizaba un Gobierno donde la democracia directa hacía simbiosis con un socialismo acompañado del islamismo.
Lamentablemente, en vez de llevar bienestar y progreso a su pueblo, Gadafi se dedicó a entronizarse en el poder en contra de la voluntad de una mayoría, a gastar a manos llenas y a enriquecer a su entorno con las arcas de la nación.Para lograr sus metas destruyó la independencia de todas las instituciones de Libia y las puso a su servicio.
Sin la existencia de un Sistema de Justicia independiente, ni Estado de Derecho, se violaron los más elementales derechos a los ciudadanos. La vida y la libertad de las personas pasaron a depender de la sumisión que se mostrara al líder y su proyecto. En su barbarie, el "Líder Fraternal" concretó ejecuciones y desapariciones contra miles de ciudadanos.
Llegó a apoyar cuanto movimiento terrorista existía, incluso participó activamente en actos terroristas que costaron la vida a decenas de personas de diferentes países.
Redujo la libertad de prensa y de información de su país a la nada.Corrompió al Ejército libio, a la par que armó a los ciudadanos formando una milicia nacional que defendía al "Líder Fraternal", aún a costa de la vida de civiles.Al final, llegó la sublevación popular de la mano de la miseria, las desigualdades, los abusos de poder y las violaciones de elementales derechos humanos. Gadafi muere en manos de los mismos que ayer armó.
El legado de Gadafi no sólo es el odio que sembró entre libios, sino los años difíciles que faltan por transitar para que llegue a ese país la paz y la prosperidad.
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