VENECONOMIA
Este miércoles 9 de junio se encendieron los motores del nuevo Sistema
de Transacciones con Títulos de Moneda Extranjera (SITME), mediante el
cual el Banco Central, complementando a Cadivi, manejará la
compra-venta de divisas, tal como lo establece el Convenio Cambiario
N°18.
La jornada, luego de casi un mes de paralizado el mercado, fue lenta,
con poco volumen, llena de improvisaciones, de mucha expectativa y
plagada de rumores ante la falta de información y con reglas de juego
poco definidas.
Según el presidente del BCV, Nelson Merentes el Sistema funcionó "al
98% de perfección" con una oferta de $17 millones (La demanda esperada
sería de unos $80 millones). La tasa de cambio promedio fue de
Bs.F.5,27:$.
La urgencia de implementar este nuevo sistema tiene su génesis en la
insistencia del Gobierno de instaurar un modelo de país basado en el
castrocomunismo, que pasa por desarticular el sistema productivo
privado y que el Estado se adueñe de todo. Y entre ese todo, está la
exclusividad de canjear la moneda.
Desde 2003, cuando se implantó un "provisional" control cambiario,
hasta el férreo control cambiario actual, se han venido generando un
sin fin de distorsiones que ya son muy difíciles de corregir. A esto
se le aúna que el Gobierno ha sido incapaz de manejar las empresas
públicas con eficiencia, eficacia y transparencia, en especial a
PDVSA. Hoy la principal fuente de ingresos del país está seca y con
pocas posibilidades de reactivación en el corto y mediano plazo. Así,
la escasez de divisas comenzó a hacer estragos en la economía del
país.
Ahora, el Gobierno lamentablemente escogió la vía más dura para tratar
de correr la arruga de la tremenda baraúnda cambiaria en la que está
metido.
En vez de irse por la propuesta de Nelson Merentes, que aunque no
sanaría al enfermo podría calmarle la fiebre, y continuar con los
bonos cambiarios; emitir en el corto plazo bonos de PDVSA; subastar
notas estructuradas y entregarlas directamente al sistema financiero;
y exigir a Cadivi que agilizara la entrega de divisas, se fue por la
de Jorge Giordani, así endureció la Ley contra Ilícitos Cambiarios,
estranguló a las casas de bolsa y sociedades de corretaje y prohibió
toda operación del mercado permuta, que no esté regida por el BCV.
Lo cierto es que al país se le agotan las divisas, las reservas van de
capa caída, y peor PDVSA y el aparato productivo privado no están en
capacidad de generarlas. Además, tampoco hay manera de que el Estado
pueda endeudarse permanentemente para satisfacer la demanda de divisas
de una economía dependiente de las importaciones. Lo grave es que
tampoco parece existir la más mínima probabilidad de una rectificación
del Gobierno.
Así que el escenario que se tiene por delante es mayor inflación y
escasez generalizada. Mañana cuando reviente el nuevo Sistema
Cambiario, el Gobierno, que de nada se responsabiliza, comenzará a
buscar nuevos chivos expiatorios. ¿Serán los bancos?
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