octubre 01, 2010

Aristóbulo en blanco y negro. Artîculo de El Universal

Marcos R. Carrillo P.

No deja de despertar cierta curiosidad -y hasta hilaridad- que sea precisamente Aristóbulo Istúriz quien haya afirmado esta semana que en este país no son posibles los grises y debemos ver todo en blanco y negro.

El jefe de una de las campañas más ostentosas y parcializadas de este período se niega a ver que la realidad es multicolor y que estamos en la época de los televisores HD y del blue ray, en lugar de aquellos de RCA de perita de los 60 y que siguen existiendo en Cuba para ver un solo canal.

Aristóbulo pasó de ser una persona que incluía y sumaba, un político respetado por todos y cuyo trabajo como alcalde fue ampliamente reconocido, a ser un patético adulante, portavoz de un radicalismo ajeno a toda sociedad civilizada y moderna.

Pareciera que su fracaso en la campaña lo quiere lavar siendo más radical que su mandante, más papista que el Papa.

Ver las cosas en blanco y negro, como él lo desea, es un simple juego de espejos en el que solo se refleja su porte -intelectual-, que se limita al contraste de una sonrisa o una cara amarrada, de un amigo o un enemigo. Piensa que todo el papel se debe llenar de tinta negra o tipex, que nos vestimos de Disip o de médico.

Ese es el problema de la mentalidad totalitaria: Solo hay buenos o malos, bonitas o feas, blancos o negros.

Por más paradójico que parezca, el pensamiento de Aristóbulo no es sino la más pura justificación del apartheid, la defensa de un sistema que le hubiera impedido vivir fuera de una prisión – ni que decir de seguir una carrera política.

La negación de los matices confirma el talante totalitario y revanchista de quien no acepta el pensamiento distinto, de quien ha dejado de ser un demócrata hace ya mucho tiempo.

Es un irrespeto a todos los venezolanos que votaron el pasado domingo -tanto por el PSUV como por los demócratas- y que, en consecuencia, creen que en este país cabemos todos y se pueden, y deben, dirimir las diferencias mediante el diálogo, para lo cual el Parlamento es un instrumento fundamental.

Aristóbulo, estás pelando. Hacia donde voltees verás infinidad de tonos, con quien converses tendrá una óptica distinta, aunque sea un pequeño giro que puede alimentar el diálogo sano.

Las elecciones demostraron que no queremos ser como la Cuba castrista: vivir en la más deleznable miseria material, histórica, política y moral. Si quieres quedarte viendo las cosas en blanco y negro ya sabes qué hacer o a dónde ir.

En Venezuela la policromía se impondrá otra vez y respetaremos tu deseo de cambiar el televisor de tu casa por uno importado de Cuba.

Te invito un café, puede ser negrito, con leche o marrón, que cada quien decida, con una cosa tan sencilla empieza la tolerancia.

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