Por: Colin Barr
Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), atrajo la atención de los medios porsu apasionada defensa de la decisión que el organismo tomó el 3 de noviembre: comprar 600,000 millones de dólares en bonos del Tesoro en el lapso de ocho meses en su segunda fase de flexibilización cuantitativa.
El apacible Bernanke estaba tan exasperado por las críticas al actuar de la Fed que recurrió a una leve imprecación.
"Circula la idea según cual la flexibilización cuantitativa o la compra de activos es una cosa completamente nueva, extraña y ajena, que no sabemos qué demonios sucederá, y que se trata de una política imprevisible y no premeditada," dijo Bernanke el viernes pasado en una conferencia celebrada en Jekyll Island, Georgia. "Todo lo contrario: se trata de una política monetaria. La política monetaria incluye el intercambio de activos, fundamentalmente, la adquisición de bonos del Tesoro y su canje por otro tipo de activos."
Nadie duda de que la Fed esté aplicando una política monetaria. Pero ¿en realidad andan tan perdidos los detractores de la Fed, que se preguntan qué demonios pasará?
Después de todo, Bernanke sugirió un mes antes que las autoridades de la Fed se sentían un poco desorientadas mientras lidiaban con el tema.
Una desventaja de la compra de activos frente a la política monetaria convencional es que tenemos mucha menos experiencia a la hora de juzgar los efectos económicos de este instrumento, por lo que es más difícil determinar la cantidad y el ritmo apropiado de dichas compras y comunicar al público la respuesta de esta política.
Bernanke dijo lo anterior el 15 de octubre con la intención de desestimar la idea de que la Fed avanzaba caóticamente hacia un sendero oscuro. Dijo en torno a las inquietudes sobre la falta de experiencia de la Fed que "han determinado que el FOMC (Comité Federal del Mercado Abierto) proceda con cautela al decidir si se embarca en más compras de títulos."
Tal es la cautela del FOMC que la semana pasada declaró estar abierto a modificar el plan de compra de activos en caso de que se presenten circunstancias imprevistas.
"El Comité revisará regularmente el ritmo de la compra de activos y la dimensión global del programa de compra de activos en función de nueva información y ajustará el programa según se requiera para fomentar de la mejor manera el máximo empleo y la estabilidad de los precios" indicó el FOMC.
Así que la segunda ronda de flexibilización cuantitativa no es, en palabras de Bernanke, completamente extraña, nueva o ajena. Y sus efectos en los mercados sí se han anticipado. Pero no olvidemos que la Fed está haciendo ese esfuerzo de anticipación ante una economía que luce rota, políticos cada vez más molestos y mercados financieros cada vez más locos.
Cualquier que piense que esa mezcla volátil es predecible... que le examinen la cabeza.
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