enero 30, 2011

41ª edición del Foro Económico Mundial cerró hoy en Davos con mayor participación de países emergentes


 La 41ª edición del Foro Económico Mundial (WEF) que se cerró el domingo en Davos puso en evidencia las divisiones existentes a la hora de elegir los remedios para dejar atrás la crisis de una vez por todas, en medio de un clima de inquietud por las revueltas populares en el mundo árabe. 

Davos 2011 confirmó además el cambio en marcha en la balanza del poder económico mundial, con una mayor participación de los países emergentes, China e India en particular, pero también Brasil y México por Latinoamérica. 

Del lado positivo, dejó además la sorpresiva promesa de los grandes países de la OMC (Organización Mundial del Comercio) de un acuerdo sobre la ronda de Doha de liberalización de los intercambios comerciales en julio próximo. 

Sin embargo, esta edición de Davos estuvo marcada más bien por la preocupación a raíz de las revueltas populares de Túnez y Egipto, vistas como la prueba del aumento de las desigualdades sociales tras la peor crisis económica y financiera de la posguerra. 

Luego de la revolución en Túnez que terminó en la caída del régimen de 23 años de Zine El Abidine Ben Alí, y en medio de las protestas en Egipto contra el gobierno de Hosni Mubarak que ya dejaron más de 50 muertos, varias voces se alzaron en Davos para advertir sobre el riesgo latente a nivel mundial. 

En ese sentido, el presidente ruso Dimitri Medvedev destacó la "lección" dada a los gobiernos del mundo, que deben "escuchar lo que el pueblo tiene para decir, porque si no corren el riesgo de perder contacto con la realidad". 

Por su parte, su homólogo francés Nicolas Sarkozy, cuyo país está al frente este año del G20, volvió a defender la creación de un impuesto a las transacciones financieras para financiar la ayuda al desarrollo. 

En el aspecto económico, los dirigentes europeos buscaron durante toda la semana convencer a la élite mundial reunida en la selecta estación de esquí de los Alpes suizos de que la Eurozona pasó la tormenta, a pesar de las inquietudes que persisten sobre la salud financiera de varios de sus miembros a raíz de la deuda pública y el alto déficit. 

"No espero nuevos sobresaltos, pienso que el euro será estable", dijo el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, tras el catastrófico 2010 que vio los rescates financieros de Grecia e Irlanda. 

Durante los debates que se iniciaron el miércoles y concluyeron el domingo, Europa y Estados Unidos dejaron en evidencia sus ideas opuestas sobre el modo de reactivar la economía, con la primera defendiendo su ajuste presupuestario y Washington advirtiendo sobre la amenaza que representa ese tipo de política. 

La primera prioridad de Europa debe ser matar "al fantasma de las gigantescas deudas soberanas", explicó el primer ministro británico David Cameron, al defender su duro programa de austeridad presupuestaria. 

A diferencia de los europeos, que creen poder estimular el crecimiento desde la austeridad, el secretario del Tesoro norteamericano, Timothy Geithner, señaló que no es "razonable" reducir los déficits públicos mediante drásticos recortes en el gasto público. 

Del lado latinoamericano, el mundo empresarial constató la irrupción de la región, aunque este interés no tuvo quizás la respuesta esperada en materia de presencia política. 

De todos modos, Brasil mostró otra vez su protagonismo con las negociaciones de la OMC y el presidente mexicano Felipe Calderón desplegó una intensa actividad en varios frentes: cambio climático, inversiones, desarrollo sostenible.

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