mayo 11, 2010

CONSECUENCIAS MORALES DE LA INFLACIÓN

CONSECUENCIAS MORALES DE LA INFLACIÓN


Fecha: 2010-04-19 21:17:32
Jesus Casique
La aprobación de la reforma de la ley del BCV por la Asamblea, nos llevará a una hiperinflación.

De los temas más discutidos pero poco entendido por los políticos es el relacionado con la inflación. El primer error es que la identifican con una subida de precios excesiva inducida por los empresarios, a los cuales hostigan controlándoles los precios, cerrándoles o confiscándoles las empresas y destruyendo la producción.

Científicamente quien genera la subida de precios es el Gobierno y sus políticas por los monopolios que posee: monetario, cambiario, productivo y comercial. Si el Gobierno no practica la disciplina en sus políticas y no aumenta la oferta de bienes y servicios al mismo ritmo que la expansión monetaria, la cantidad de dinero la supera, los precios suben y la moneda se deprecia


En la Constitución del 99 artículos (311/320) que obligan a mantener disciplina fiscal, monetaria y cambiaria. Pero todo quedó en el papel, porque el gobierno no quiere entender o aceptar que son ellos quienes generan las elevadas tasas de inflación. Mucho menos admiten el daño material y moral que causan a la población.

Henry Hazlitt en La Crisis de la Inflación, describe el patrón del proceso inflacionario de países que la han experimentado: el banco central expande indebidamente el dinero en circulación, suben los precios, se deprecia la moneda, imponen tasas de interés negativas sobre los depósitos, y se destruye el ahorro y la inversión. Los conocedores del proceso toman prestado porque saben que cuando paguen lo harán con moneda devaluada y la deuda será menor.

Además, ese dinero lo utilizan para invertir en divisas, oro, materias primas e inmuebles, que cubran la pérdida de valor inducidas por las políticas del Gobierno. Así los prestatarios se enriquecen mientras los ahorristas se empobrecen. Los asalariados y pensionados ven disminuir sus ingresos reales dramáticamente. En sus familias esto se traduce en malnutrición y enfermedades.

La disipación del ingreso y el ahorro de las clases media y de menores recursos, y el enriquecimiento repentino de especuladores y favorecidos por el Gobierno, conduce al resentimiento social, la corrupción, el crimen, y debilita la moral y la energía productiva del país.

Hazlitt destaca que la secuencia inflación, corrupción y crimen es directa. Dice que por ello en Estados Unidos entre 1960 y 1973 el crimen se incrementó en 120%; y en Alemania, al final de 1923, en 170%. Señala que otro síntoma de la decadencia moral es la frecuencia de escándalos de corrupción en los círculos gubernamentales.

En Venezuela, si el Gobierno quisiera controlar la inflación, la liquidez monetaria expresada en dólares debería estar totalmente respaldada por las reservas monetarias internacionales, suficientes para mantener el tipo de cambio oficial. La prueba está en que a partir de 2002, por 4 años, la relación reservas/liquidez era mayor a 100%, y en 2006 se logró reducir la tasa de inflación de 35% a 17%. A partir de esta fecha, el Gobierno despojó al BCV de las reservas internacionales, y en el 2009 la relación descendió a 27%. Al inicio de 2010 se vio obligado a devaluar el bolívar en 100%, de Bs. 2,15 a 4,30.


Después de tres meses, y a pesar de la reducción a la mitad del valor en términos de dólares de la liquidez, al 9 de abril de 2010 las reservas respaldan a la liquidez en apenas 52%, y solo pueden soportar un tipo de cambio de casi el doble a la actual tasa oficial, razón por la cual el cambio permuta se acerca cada vez más a esa tasa de cambio, acelerando la inflación.

Lo más grave es la reciente aprobación de la reforma de la Ley del Banco Central nos llevará a una hiperinflación, a la depreciación del bolívar y a la destrucción de los valores materiales y morales de la sociedad.

Lo paradójico y contradictorio son los argumentos del gobierno que indican que le dan vías al BCV para que, además de cumplir con sus funciones constitucionales de preservar la moneda y garantizar la estabilidad de precios, participe activamente cuando algún sector productivo requiera financiamiento.

Científicamente esto no es posible. Iremos al colapso. Lo que necesitamos es un Gobierno que cumpla con la Constitución, un sistema de libre empresa, respeto a la propiedad privada, dinero estable y honesto en el que el lazo dominante esté entre el esfuerzo, la productividad, la innovación, la producción y la compensación.



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