enero 23, 2011

Gilberto Urdaneta: en el Zulia nos organizamos como pudimos el 23 de enero de 1958


En el Foro -convocado por Zulianos por la Constitución, primer frente en Venezuela de los siete que existen en el país-sobre el 23 de enero de 1958, en la Casa de la Capitulación, contado por sus propios actores zulianos, Gilberto Urdaneta Besson y Vinicio Nava Urribarrí, contaron de viva voz su vivencia antes del 23 de enero y cómo se unió la sociedad zuliana, empresarios, políticos, estudiantes, iglesia, travbajadores, amas de casa y militares para salir de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. 

Los estudiantes de la Universidad del Zulia apoyados con el pueblo marcharon por el centro de Maracaibo para celebrar la caída de Pérez Jiménez. Lograron que la absolución de los disidentes que estaban detenidos 

Existía la sospecha de que "algo grande sucedería". La poca información que transmitían las emisoras de radio ilegales en Maracaibo, sobre las protestas que se registraban en Caracas por las deficientes condiciones económicas del régimen de Marcos Pérez Jiménez, despertaba interés en los estudiantes de la Universidad del Zulia. Aunque se reunían en la clandestinidad con dirigentes sociales y trabajadores para evaluar cómo se integrarían en la lucha, la noticia de la caída del dictador los agarró festejando la final de un juego de béisbol.

En Gilberto Urdaneta, único sobreviviente del grupo de jóvenes que lideró en aquella oportunidad la manifestación que celebró en la ciudad el cese de un gobierno opresor, los recuerdos de cómo se vivió en el estado la fecha están intactos.

"Había la sensación de que las cosas no andaban bien. Decían que la Marina no acataba las directrices del dictador y que las Fuerzas Armadas se declaraban en rebeldía. La gente estaba preparada para salir esa madrugada u otra porque estábamos cansados de la manera autoritaria y brutal con la que se insultaba y vejaba a los políticos, la Iglesia y sindicatos, a los medios de comunicación, la cultura y todo aquel que hiciera o pidiera libertad de expresión".

A las 2.00 de la mañana la vieja Televisa -canal de televisión de la época- anunció que Pérez Jiménez había huido en el avión presidencial y que se instalaría una junta provisional de gobierno mientras se convocaban unas elecciones, relató Urdaneta, quien tres horas después de conocerse la noticia se unió a una multitud de estudiantes de LUZ concentrados en la sede de la universidad, que para la fecha estaba ubicada en el sector La Ciega, para marchar en señal de gozo por lo sucedido.

"Allí había una algarabía. Nos abrazábamos unos con otros, cantábamos el himno, aplaudíamos. Sonaban los tambores y pintábamos pancartas. Hablar por teléfono era difícil para saber cómo la estaban pasando en la Universidad Central de Venezuela. No había celulares pero en el Zulia nos organizamos como pudimos".

Con rumbo bendito 

Cuando salió el sol los jóvenes organizados con el pueblo partieron desde el alma máter con rumbo al Palacio de los Cóndores, donde estaban el gobernador Néstor Prato y su secretario privado Montiel Villasmil, ambos funcionarios afectos a Pérez Jiménez. Gilberto Urdaneta, quien ya suma 77 años a su hoja de vida y se graduó en la primera promoción de ingenieros de LUZ, en octubre de 1957, contó que esa mañana los estudiantes demostraron su tenacidad.

Recorrieron las calles del centro de Maracaibo. Pasaron frente al Hospital Central. De allí siguieron al Palacio Arzobispal. Monseñor José Rafael Pulido Méndez, quien era el arzobispo de Maracaibo, se asomó al balcón para bendecir la manifestación. Continuaron hasta la esquina de la Catedral hasta llegar al Palacio de Gobierno y sin temores decidieron avanzar hasta la sede de El Rastrillo, un comando de la Policía nacional ubicado la Calle Carabobo, donde estaban los presos políticos. Irían a exigir libertad para ellos.

Luis Vera Gómez, Ángel Emiro Govea, Jesús Ángel Paz "Galarraga" figuraban en la lista de detenidos por disidentes de la política de Gobierno junto con otros cientos de jóvenes que habían "caído en las últimas redadas, a punta de golpes y palo" desplegadas por los efectivos de seguridad, relató Urdaneta.

"Bordeamos la Plaza Bolívar al ver que las puertas del palacio de Gobierno estaban cerradas. Gritábamos que no nos iríamos hasta que no se les dejara en libertad. Algunos funcionarios intentaban mediar para que la manifestación no se convirtiera en un desastre, y facilitaban la salida de los presos políticos. Al mediodía logramos que las celdas se abrieran. Cuando los vimos salir nos dimos cuenta que era verdad que el dictador se había ido y todos regresamos a nuestras casas".

Desde ese día las persecuciones del jefe de la guarnición, Ramón Casanova, a quien llamaban "Juan Charrasquiao" para incautar radios clandestinos. Los camiones que interceptaban las antenas dejaron de circular por el aeropuerto de Grano de Oro y 5 de Julio.

Autoridades renovadas

Al día siguiente se nombraron unas autoridades provisionales para mantener el control ciudadano y evitar reyertas en el estado, apuntó Guillermo Urdaneta. Recalcó que en la entidad la junta patriótica se constituyó a semejanza de la de Caracas y en un gran acto en la Plaza República, Felipe Hernández, el último presidente del estado Zulia, y el primer gobernador después de la caída de Rómulo Gallegos se convirtió en el encargado del poder.

"Los muchachos le dimos paso a los que sí sabían conducir las instituciones para que hicieran justicia con todos aquellos que habían sufrido las inclemencias de las dictaduras. Las clases se reanudaron unos días después y en las aulas se respiraban aires de libertad. Nos sentíamos distintos. Que podíamos expresar lo que quisiéramos sin riesgo de ser llevados a un calabozo".

A Urdaneta le tocó comandar una comisión de jóvenes en la Costa Oriental del Lago, que fue la responsable de llevar el mensaje de conciliación nacional. A propósito de esta visita se fundó en Lagunillas, el 24 de enero de 1958 el barrio Libertad, el cual fue habitado por cientos de familias que no contaban con un techo digno.

Sin reproches 

A pesar de que el día antes de la lucha democrática que se libraba en Caracas, los zulianos disfrutaban en el estadio el juego entre Rapiños y Pastora, dos equipos de la región en aquel momento, Gilberto Urdaneta, consideró que aunque los "reproches a la dirigencia de la época son innecesarios porque hizo lo que se podía. Salió a la calle con el pueblo para apoyar la batalla librada, aunque se pudo estar presente".

Cree que después de más de 50 años de "la fecha histórica para la democracia", la experiencia sirvió de ejemplo a las generaciones siguientes de estudiantes y los sectores políticos, económicos y sociales, porque han logrado convertir al Zulia en un estado indoblegable frente a los desmanes de los gobiernos despóticos. Su análisis está vigente.

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