Debido a que la producción de petróleo en Colombia no para de aumentar, los oleoductos están operando al máximo de su capacidad y pueden no ser suficientes para sacar todo el crudo, así lo señalo la compañía canadiense Canacol Energy a través de un comunicado.
Canacol Energy, informó en el comunicado ayer martes sobre un nuevo hallazgo petrolero con una capacidad de producción de 19.066 barriles de crudo al día en el departamento del Casanare, volvió a recordarles a los observadores que la tendencia vista en Colombia durante los últimos años se mantiene y que el ramo de los hidrocarburos seguirá aumentando su peso en la economía nacional. Basta recordar que, de acuerdo con las estadísticas oficiales, la extracción de petróleo en el país llegó en diciembre a 825.000 barriles diarios, 90.000 más que hace 12 meses y 58 por ciento por encima de lo registrado en enero del 2007.
Esa circunstancia seguirá impactando rubros como las exportaciones y las regalías que reciben las regiones, aparte de atraer un mayor volumen de inversión extranjera. De acuerdo con un cálculo preliminar de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, esta se habría acercado a los 4.000 millones de dólares en el 2010, un máximo histórico que además permitió perforar 110 pozos nuevos, lo que constituye otro récord.
Y lo destacable no termina ahí. En un negocio en el que se aplica la máxima de ‘el que busca encuentra’, Colombia está registrando tasas de éxito sorprendentes, que se acercan al 50 por ciento. Eso rompe con los parámetros tradicionales en un ramo en el cual lo normal es encontrar crudo en uno de cada diez intentos. Debido a ello, y a pesar de la ausencia de grandes hallazgos, el bombeo no ha hecho más que aumentar.
Tan es así que ahora el lío de las firmas que operan en el territorio nacional es otro. Este consiste en desarrollar la capacidad para transportar el petróleo al puerto, ya que actualmente existe un gran cuello de botella que se suple parcialmente con tractocamiones, pero que no alcanza a ser solucionado del todo. De hecho, hay analistas que sostienen que hasta 80.000 barriles diarios se están quedando enterrados porque, literalmente, no existe la manera de poderlos exportar.
Lo sucedido no es necesariamente el resultado de una mala planificación, pues de hecho las inversiones realizadas se cuentan en los cientos de millones de dólares. Pero ningún escenario preveía un salto tan grande en la producción como el visto en los últimos tiempos. Así, un escenario optimista desarrollado en el 2006 hablaba de que llegar a 800.000 barriles diarios tan sólo sucedería en el 2012.
A lo anterior hay que agregar dos factores más. De un lado, la mayor parte del incremento descrito ha corrido por cuenta de productores pequeños, ubicados en zonas similares, pero que no se concentran en un mismo punto. Del otro, el sistema existente estaba diseñado para crudos livianos, pero los hallazgos se han concentrado en líquidos pesados, lo cual disminuye la capacidad hidráulica de los ductos.
En respuesta, los planes de ampliación de la capacidad se han acelerado. Así, Ecopetrol y sus socios se encuentran desarrollando proyectos por valor de 851 millones de dólares en materia de oleoductos y por 109 millones de dólares adicionales en lo que corresponde a logística y que incluye más almacenamiento o facilidades para el descargue de carrotanques. Esas obras deberían permitir que se supere el ‘trancón’ del 2011, pero el esfuerzo no puede parar ahí.
El motivo fundamental es que para el 2013 la producción nacional podría llegar a los 1,3 millones de barriles de petróleo al día, lo cual demandará un salto adicional en la infraestructura. Dicha expansión descansa en una iniciativa clave, como es el oleoducto Bicentenario, que conectará al Casanare y Coveñas a través de Arauca y que debería estar concluido en diciembre del próximo año. Según los conocedores, el cronograma se está cumpliendo y, de hecho, los primeros kilómetros de tubo ya llegaron al territorio nacional. A esto hay que agregar otros planes que podrían activarse con rapidez, como un incremento en el potencial de transporte de las redes de Ocensa.
Todo lo anterior exige mejorar la capacidad de reacción en un sector que sigue en pleno apogeo y que seguirá utilizando todos los recursos disponibles, con el fin de darle salida a una bonanza que, según los cálculos mencionados, apenas está comenzando.
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