febrero 24, 2011

Nacionalización de industrias venezolanas ha implicado la reducción de su producción en 50%


La industria venezolana del acero, hierro y aluminio, que fue pasando progresivamente a manos del Estado, sufre un declive productivo por falta de mantenimiento e inversiones, afirman líderes sindicales que lamentan además que un sector próspero haya sido invadido por la política.
Ubicadas en la extensa región de Guayana, en el sur de Venezuela, las industrias básicas constituían uno de los pilares financieros de este país sudamericano, que ahora concentra su actividad económica en la exportación de petróleo.
La otrora gigante siderúrgica Sidor, algunas compañías del hierro y otras empresas más pequeñas del sector han sido estatizadas durante el gobierno del presidente Hugo Chávez, en el poder desde 1999. En cambio, la industria del aluminio ha estado siempre bajo el control del Estado venezolano.
Según sindicalistas, este proceso ha promovido vicios como favoritismo político, corrupción, mala gestión, escasa manutención de equipos y un aumento excesivo de las nóminas de trabajadores.
“La destrucción de Guayana es total. Hemos retrocedido por lo menos 40 años”, dijo a la AFP el dirigente sindical de Sidor, Pedro Acuña.
El gobierno de Chávez afirma por su parte que ha mejorado la situación de miles de trabajadores que antes estaban tercerizados y que apuesta por un nuevo modelo productivo.
“Son empresas al servicio del pueblo, un modelo productivo que va a generar bienestar para la sociedad”, subrayó esta semana el ministro de Industrias Básicas José Khan.

“Ésa es la gran diferencia con una empresa capitalista que bota a los trabajadores para tener ganancias, que repatria el capital quitando posibilidades de inversion en el país”
, añadió, explicando que ahora las empresas se abastecen de productos entre sí y venden más barato los insumos básicos para construcción de viviendas sociales, por ejemplo.
Uno de los casos emblemáticos del declive productivo es Sidor, que en su tiempo fue la mayor acería de la zona andina y del Caribe, con una producción de 4,3 millones de toneladas de acero líquido en 2007.

La producción cayó de 3,5 millones en 2008 a 1,8 millones de toneladas en 2010
, según cifras de la propia compañía. Sidor fue estatizada por Chávez en 2008 y es una de las bases del Plan de reimpulso Guayana Socialista 2009-2019.
El gobierno espera que Sidor produzca 4 millones de toneladas de acero este año y según Khan, el gobierno inyectó 800 millones de dólares para reactivar la planta, a los que se suman recursos de un millonario fondo chino-venezolano.
“Sidor sigue teniendo potencial, pero hay una forma de gerenciarla donde lo importante no es el desempeño sino profundizar un modelo político”, afirmó Acuña, criticando que el gobierno haya otorgado parte de la gestión de estas empresas a obreros favorables a su proyecto político para hacer creer así que devuelve el control de las compañías a sus trabajadores.
“El llamado ‘control obrero’ es sólo una garantía laboral por adherencia al modelo político”, sostuvo Acuña.
Por otra parte, la región de Guayana ha sido escenario de numerosas protestas laborales durante los últimos años.
“No es fácil: no hay aumentos de sueldo desde hace tres años, las convenciones colectivas están vencidas, no tenemos seguridad, hay escasez de materias primas. Hay un descontento inmenso”, aseguró a la AFP José Luis Morocoima, sindicalista de la firma de aluminio Bauxilum.
La crisis energética que afectó a Venezuela en 2010 también es culpable de esta caída en la industria. Por disposición oficial, estas empresas se paralizaron parcialmente durante unos seis meses para aliviar a la principal central hidroeléctrica del país, que estaba en situación crítica por la sequía.
En 2010 y debido a estos recortes las empresas del aluminio Bauxilum y Venalum redujeron su producción en torno al 50%.
Fuentes del sector afirman que el gobierno también ha comprometido la producción a futuro recibiendo dinero que no ha reinvertido en las industrias.
“La situación no es nada fácil. Lo que se plantea ahora para las empresas del aluminio es una ley urgente de inversiones. Esa es la única salida para recuperar producción”, concluyó Morocoima.

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