febrero 26, 2011

Software Fork: herramientas web para facilitar la vida de la gente


Tomás Pollak está detrás de Prey, uno de los software gratuitos más descargados de la web, pero para llegar a eso y formar su actual empresa, pasó por varios otros emprendimientos hasta encontrar uno que se ajustara a lo que quería y le gustaba hacer, crear.
Soy periodista de profesión y siempre me gustaron los temas tecnológicos y relacionados con la web, ya sea publicando en blogs especializados, desarrollando proyectos para clientes o dando clases sobre medios digitales.
Después de un tiempo en eso me di cuenta que la única forma de construir un negocio sustentable y escalable en Internet era a través de la venta software o, más bien, el arriendo de este, como lo que se hace hoy con los servicios en “la nube”.
Esto es justamente lo que más me motiva. Me gusta la posibilidad de inventar algo desde cero, algo propio donde el fruto del trabajo se puede multiplicar por mil y donde además tienes la posibilidad de llegar a todos los rincones del mundo, con una inversión mínima en publicidad.
En otras palabras, el que esté haciendo esto no es producto de la decisión de un día, sino más bien de un largo proceso de aprendizaje y dedicación. Es más, prácticamente todas mis aplicaciones nacieron en respuesta a problemas con los que me topé en algún momento. Esa es la ventaja de venta del desarrollo de software hoy: que puedes armar prototipos funcionales en muy poco tiempo, y tener retroalimentación inmediata de la gente; si les gusta bien, si no, no importa, igual aprendiste a hacer algo nuevo. Todo sirve.
Con todas estas ideas en mi cabeza comencé mi camino en el emprendimiento tecnológico.
Cuando estaba en la universidad, escribía para el blog de tecnología FayerWayer de Leo Pietro, con quien después de un tiempo (2006) y junto a Ismael Celis y Héctor Vergara decidimos armar una empresa “Aardvark Labs”, para hacer cosas más grandes.
Al año siguiente la empresa quedó en “stand-by” porque entre los socios queríamos hacer cosas distintas. En ese momento fundé “Reactor”, mi segunda empresa junto a mis colegas periodistas Felipe Cádiz y Sebastián Correa. Al igual que en la empresa anterior, éramos un equipo cien por ciento dedicado a la web, pero esta vez con un enfoque más comunicacional y menos técnico.
Entre ambas empresas trabajé con clientes como BCI, Televisa, la Universidad Católica y Entel, pero con el tiempo me fui dando cuenta que lo mío era hacer servicios web. En la medida en que fui aprendiendo a programar -y ver que se podían hacer cosas entretenidas-, tomé la decisión de dejar los desarrollos a medida y armar mi tercera empresa, “Fork” y dedicarme exclusivamente a crear productos y venderlos bajo un modelo de suscripción. En este emprendimiento uní fuerzas con mi socio Carlos Yaconi, quien admirablemente dejó un cargo muy importante para unirse a este proyecto y equipo.
“Fork” es una fábrica de software para la web. Creamos soluciones simples y precisas para la vida cotidiana a través de aplicaciones de alcance mundial. La empresa fue constituida en 2008 pero la mayoría de nuestros productos venían gestándose antes de eso.
Uno de ellos es Tugar, un buscador de propiedades en arriendo y venta sobre Google Maps, con suscripción para que te lleguen alertas cuando haya propiedades disponibles en el área que buscas. Es limpio y fácil de usar, creo que por eso Tugar ha marcado una diferencia con los otros portales de propiedades.

Otro es Bootic, una plataforma para crear tiendas en línea. Junto a mi socio Ismael Celis la venimos construyendo desde 2007.
Es algo así como un “mall virtual” donde nuestros clientes arriendan un local que ya viene con todo listo. Es decir, si quieres armar un sitio con carro de compras puedes hacerlo en Bootic pagando un fee mensual, sin un costo inicial. Nosotros nos hacemos cargo de todo el trabajo sucio para que nuestros clientes puedan vender de manera rápida y simple, sin tener que preocuparse de, por ejemplo, el posting, los paquetes de software, la mantención y por supuesto, todo el tiempo y los costos asociados a ello.
Por último está Prey, un software de monitoreo y rastreo que permite recuperar PCs y teléfonos en caso de que te roben o simplemente los pierdas de vista. Permite saber dónde está el dispositivo, quién lo está usando -tomándole una foto con la Webcams- e incluso qué está haciendo en él, dentro de otras cosas. Prey tiene la gracia de ser el único software de este tipo que es multiplataforma y a la vez gratuito, ofreciendo incluso más funcionalidades que la competencia. Gracias al éxito y la difusión que hemos tenido dentro y fuera de Chile hoy estamos ofreciendo cuentas premium para colegios, empresas y universidades en todo el mundo.

Somos un equipo pequeño pero muy eficiente a cargo de todo, eso nos ha permitido ser sustentables desde el día uno y no ha sido necesario buscar financiamiento para ninguno de los proyectos, aunque hemos recibido ofertas del mundo privado en distintas ocasiones.
Primer acercamiento a los negocios
Tal como comenté, soy periodista titulado y al salir de la universidad me costó tomarle el ritmo a los negocios, pero con el tiempo he aprendido mucho, especialmente lo relacionado a la venta de servicios web. En Internet tienes que ser capaz de vender tu producto en cinco segundos, y eso lo hace muy distinto a otros negocios. Tu oferta tiene que ser buena pero más importante es que seas capaz de comunicarla de manera clara.
Recuerdo que uno de mis primeros clientes fue la Universidad Católica, para quienes desarrollé una plataforma para gestionar blogs, en mi último año de universidad. Fue súper motivante porque en ese entonces el blog como herramienta era aún nueva, entonces había mucho espacio para proponer cosas y cambiar otras.
En Fork recuerdo un momento importante, cuando realizamos la primera gran venta con uno de nuestros distribuidores en EE.UU. Fue para una cadena de retail con cientos de tiendas. Fue emocionante ver cómo algo que partió de una línea de código había llegado a ése nivel.
A nivel general, creo que el logro más importante es que nuestros distintos proyectos se han posicionado como referentes en sus respectivos nichos. Son reconocidos tanto dentro de Chile como fuera.
Particularmente, hemos sido invitados a hablar sobre ellos en distintos lugares de Latinoamérica y Europa. El año pasado expusimos en The Next Web en Amsterdam, en calidad de representantes de latinoamérica gracias al apoyo del reconocido sitio Maestros de Web, y Prey obtuvo el segundo lugar por votación del público.
Además de esto, Tugar es considerado uno de los proyectos emblemáticos basados en Google Maps en Latinoamérica (dicho por los propios ingenieros de Google), y de hecho en algún momento recibí una oferta de adquisición.
A estas alturas, Prey ha sido descargado unas 5 millones de veces, lo que lo debe convertir en uno de los proyectos chilenos de software más populares. Prueba de esto es que ya nos han contactado dos fabricantes de PCs para realizar alianzas de integración.
Por último, el año pasado El Mercurio eligió a Prey como un candidato a Ícono del Bicentenario en el área de Tecnología. Por supuesto que el ganador fue Humberto Maturana, pero el sólo hecho de estar en esa categoría para mí es un tremendo logro.
En mi opinión, la mayor diferencia entre el desarrollo de aplicaciones web de otro tipo de emprendimientos es, primero, que sólo se requiere de tiempo y ganas, ya que no necesita de grandes inversiones de por medio; y segundo, que tienes un canal de distribución infinito a tu alcance. Como ejemplo, hace poco estuvimos en conversaciones con posibles nuevos distribuidores en Sudáfrica y Malasia. Si fuera otro negocio, no sé si podría elaborar y llegar a vender un producto al otro lado del mundo en tan poco tiempo.
Con toda esta experiencia a cuestas, le puedo decir a los lectores de Revista Pyme; primero, que todos los negocios son distintos y que no existe una fórmula única a seguir. Segundo, que el éxito es directamente proporcional a la determinación que tengas, por lo que es mucho más probable que te vaya bien si haces lo que te gusta. Y tercero, que es mejor equivocarse temprano que tarde, y para eso también hay una frase: “lo óptimo es enemigo de lo bueno”.

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