La presidencia semestral paraguaya no ha preparado ningún acto significativo para celebrar los 20 años de la firma del tratado de Asunción, el 26 de marzo de 1991, y de acuerdo con representantes de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) no hay nada que festejar.
"Se ha avanzado muy poco porque siguen las trabas arancelarias para las exportaciones paraguayas. Por lo tanto para que sea un cumpleaños feliz para todos necesitamos reciprocidad", indicaron los miembros de la UIP.
Durante estas dos décadas se repiten episodios de crisis comerciales entre Argentina y Brasil, así como demandas de Paraguay y Uruguay por las asimetrías ante las economías de sus socios de mayor tamaño.
La aprobación de un código aduanero, con un cronograma de adecuación de diez años, a mediados de 2010 en Tucumán bajo la presidencia semestral de Argentina debe ser un paso importante para la integración económica, con la eliminación del arancel externo,
algo muy sensible para Paraguay por su condición de país sin salida al mar.
La última queja ha sido motivada a finales de febrero pasado por una normativa proteccionista argentina que amplía el universo de productos a los cuales se aplican unas licencias no automáticas para su ingreso a ese país.
La resolución, que extiende de 400 a 600 los productos chequeados por el Ministerio de Industria, en la práctica no impide la importación de esos artículos pero demora hasta 60 días su ingreso en el país.
Exportadores de Brasil y Uruguay protestaron por la medida y el propio gobernante uruguayo, José Mujica, se hizo eco de las quejas por las trabas al ingreso de sus productos al vecino país como lo han hecho sus antecesores por tratos comerciales que consideran lesivos a sus intereses.
A finales del año pasado, las autoridades paraguayas tuvieron que pedir la intervención del gobierno de Cristina Fernández para anular una huelga de estibadores argentinos, que prácticamente paralizaron el ingreso de mercaderías a través de los puertos de Paraguay.
Además de las quejas comerciales, el bloque poco ha avanzado en los aspectos de integración social, lo que hace dos años el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, reclamaba como "un Mercosur social, con rostro humano", ni en su expansión a otros países de la región.
El Senado paraguayo, precisamente, es el último escollo para la adhesión plena de Venezuela, la primera desde la creación del bloque, que en los primeros años de su creación ya contaba con Bolivia y Chile como países asociados a los que se unieron en este tiempo Colombia, Ecuador y Perú.
El ingreso de Venezuela, aprobado por los gobiernos de los cuatro socios en 2006, pasó la prueba en los congresos de Argentina, Brasil y Uruguay, pero en el Senado paraguayo hay un fuerte rechazo a la forma de gobierno del presidente Hugo Chávez.
"Ojalá que algún día Venezuela entre al Mercosur, pero no ha habido nuevas situaciones que hagan que nosotros pensemos que sea positivo para el bloque, considerando la situación política muy especial que está viviendo ese país", dijo el senador Miguel Carrisosa, del opositor Partido Patria Querida (PPQ).
"Por lo menos que Chávez cambie de conducta. No queremos más conductas autoritarias", aseveró el legislador.
El Gobierno paraguayo anunció este mes que volverá a tramitar por tercera vez la aprobación del protocolo de adhesión a pesar de que se mantiene invariable la postura de la oposición, que es mayoría en la Cámara Alta, y de un sector del oficialismo, que también cuestiona a Chávez por sus "posiciones antidemocráticas".
Venezuela es el principal abastecedor de gasóleo de Paraguay, además de acreedor de la petrolera estatal, y el Gobierno considera al país caribeño como potencial destino de la soja y la carne bovina, principales fuentes de ingreso de divisas de la economía local.
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