El rescate de Portugal necesitaría de unos 75.000 millones de euros (106 mil millones de dólares)en préstamos de la UE y del FMI. Por otra parte, los agujeros negros de la banca irlandesa parecen mayores de lo inicialmente calculado y Dublín podría necesitar más de los 67.5000 millones de su rescate del pasado noviembre.
Los eurócratas llevan meses barajando la hipótesis de que Portugal se vea obligado a solicitar ayuda al fondo europeo de rescate de países al borde de la quiebra y al Fondo Monetario Internacional (FMI). Después de que este miércoles el Parlamento luso rechazara el cuarto plan de austeridad del Ejecutivo socialista y el primer ministro José Sócrates dimitiera, la hipótesis es cada vez más probable.
Y 75.000 millones de euros es la cifra que corre como la pólvora por los pasillos de las instituciones comunitarias. Sería el montante de los préstamos que Europa y el FMI ofrecerían a Lisboa para evitar que incurra en un impago. El reparto de la carga sería el habitual: dos tercios del préstamo a cargo de los europeos y un tercio, del FMI.
La incertidumbre ahora es si el recién derrocado Sócrates, que este jueves y viernes participa como primer ministro en funciones en la cumbre que celebran en Bruselas los jefes de Estado o de Gobierno de los 27 países de la UE, aprovechará esta cita con sus homólogos europeos para iniciar los trámites del rescate.
El caso de Irlanda
Por otra parte, las incertidumbres se multiplican en Irlanda, pese al rescate adoptado el pasado mes de noviembre, cuando Europa y el FMI le ofrecieron préstamos por valor de 67.5000 millones de euros. Los mensajes que llegan a Bruselas desde Dublín es que la banca irlandesa tendría más cadáveres en el armario de los hasta ahora calculados. De hecho, Irlanda está sometiendo a sus entidades a una nueva ronda de test de estrés cuyos resultados están al caer.
Consecuencia: el Estado necesitaría más dinero para financiar la reestructuración y liquidación ordenda de su sector bancario, y para evitar la bancarrota de sus arcas públicas.
Este tema no se tratará, al menos no abiertamente, en la cumbre europea de esta semana. Como tampoco se debería reabrir la pelea entre Irlanda, que pide una rebaja en los tipos de interés (alrededor del 5,8%) de los préstamos que le ha concedido la UE y que su opinión pública considera una usura.
Berlín y París exigen, a cambio, que Dublín eleve el tipo impositivo de su impuesto sobre sociedades.
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