El dólar terminó la semana el viernes, ante gran parte de las mayores divisas, entre ellas el euro y el yen, arrastrado por la falta de acuerdo sobre el presupuesto público en Estados Unidos y los bajos tipos de interés vigentes en el país, frente a la subida aprobada en Europa.
Al concluir esta última sesión bursátil de la semana, por un euro se pagaban 1,4457 dólares, frente a los 1,4304 del jueves, de forma que para hacerse con un billete estadounidense hacían falta hoy 0,6917 euros, frente a los 0,6991 requeridos el día anterior.
La divisa estadounidense se debilitó también ante el franco suizo, el dólar canadiense y el yen japonés, entre otras, de manera que un dólar se cambiaba hoy a 84,84 yenes, comparado con los 84,92 de la sesión previa.
Estos descensos, que permitieron al euro alcanzar su cambio con el dólar más alto desde enero de 2010, tuvieron lugar después de que el jueves el Banco Central Europeo (BCE) decidiera subir los tipos de interés en un cuarto de punto, hasta el 1,25%, como medida para combatir la creciente inflación en la zona euro.
Esta medida deja al dólar como una moneda poco atractiva, ya que la Reserva Federal de Estados Unidos (el banco central de este país) insiste en mantener su política de que los tipos de interés estén por debajo del 0,25%, mientras que el BCE ha dejado abierta la posibilidad de elevarlos aún más si persiste la presión inflacionista.
La moneda estadounidense se está viendo así afectada por las expectativas de los inversores de que el BCE suba aún más los tipos de interés en la zona del euro, lo que aumentaría el diferencial con Estados Unidos, cuyos tipos de interés previsiblemente se mantendrán muy cerca de cero en el corto plazo.
A todo ello se sumó hoy la falta de acuerdo en las negociaciones que se mantienen en Estados Unidos cuando tan sólo quedan unas horas para que expire el plazo establecido para aprobar en el Congreso el presupuesto nacional para el actual ejercicio fiscal, del que quedan sólo seis meses.
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