Hoy 18 años después de esa tímida apertura privada, más de 300.000 personas están trabajando en el sector privado de Cuba, como parte de un plan de reformas económicas liderado por Raúl Castro, presidenta actual de Cuba, que intenta absorber a medio millón de empleados estatales que serán despedidos en los próximos meses, dijo el sábado la prensa oficial.
El gobierno de La Habana dijo esta semana que dio a las pequeñas empresas del sector privado autoridad para contratar mano de obra y flexibilizó las regulaciones que limitaban los negocios privados en la isla.
"Hasta el pasado 30 de abril, 309.728 personas en Cuba ejercían el trabajo por cuenta propia, y de ellas 221.839 constituían nuevas autorizaciones otorgadas desde octubre del pasado año", dijo Granma, diario del Partido Comunista, según datos del ministerio de Trabajo.
En octubre del año pasado, el gobierno autorizó 178 áreas de negocios y dio luz verde para que empleadores de la isla tuvieran acceso a créditos bancarios.
Cubanos han montado pequeños restaurantes y cafeterías, ofrecen servicios de transporte, trabajan como carpinteros, plomeros, electricistas y rentan habitaciones de sus casas, entre otras áreas autorizadas.
La economía cubana está controlada por el Estado, que emplea alrededor del 85 por ciento de la fuerza laboral.
"La Habana (la capital) continúa como la provincia con mayor número de nuevas autorizaciones otorgadas (licencias para trabajo privado) con 66.905 (...)", dijo el periódico del gobernante Partido Comunista.
El 68% de las licencias han sido otorgadas a quienes no tenían vínculo laboral. Los permisos fueron concedidos también a jubilados y trabajadores del Estado, cuyos puestos están siendo recortados.
El gobierno sostiene que 1,8 millones de cubanos pasarán al trabajo privado en los próximos cinco años, triplicando el sector tras aprobar un plan de reformas en un reciente congreso del gobernante Partido Comunista.
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