junio 10, 2011

Emprendimiento y financiamiento


Todo proceso de emprendimiento implica una necesidad permanente de financiamiento. Al comienzo, el emprendedor necesita recursos para poner los productos y servicios a disposición de sus clientes en el mercado donde va a competir. A medida que el proyecto crece y se consolida, con toda seguridad, aparecerán nuevas necesidades que habrá que saber financiar de forma eficiente.
Hay una regla básica que todo emprendedor debe cumplir siguiendo un principio de prudencia financiera: Equiparar vida útil del bien y plazo de financiación. De forma que las inversiones en activo fijo, aquellas cuya vida útil es superior al año, deben financiarse con capitales permanentes a largo plazo y las inversiones en circulante, inferior al año, con pasivos a corto plazo.
En todo caso, podemos distinguir diferentes etapas en la ejecución de un proyecto empresarial con diferentes necesidades de financiación y por tanto con diferentes soluciones financieras. Veámoslo detenidamente:
ETAPA 1: LANZAMIENTO Estamos en la fase inicial de puesta en marcha de la idea de negocio. (0-1 año)
Aquí no hay secretos, o contamos con recursos propios, aportaciones de los socios promotores o las famosas 3F (family, friends and fools), o debemos buscar recursos ajenos en el mercado financiero como préstamos bancarios, microcréditos, leasing, renting, etc.
En esta fase no podemos olvidar tres aspectos claves:
1.- La aportación de recursos propios es imprescindible, lo ideal que alcance el 50%. Así, dotamos de solvencia financiera y equilibrio patrimonial a nuestro balance inicial y no limitamos nuestra capacidad futura de endeudamiento. Además, demostramos credibilidad y compromiso con nuestro propio proyecto ante terceros.
2.- Acertar en la valoración inicial del proyecto. Cuidado con sobrevaloraciones exageradas. Se puede crear una barrera de entrada a inversores profesionales en el futuro.
3.- Regular la relación entre los socios. Claridad y legalidad al comienzo como antídoto ante conflictos posteriores. No caer en el error de pensar “eso no nos pasará a nosotros”.
ETAPA 2: NACIENTE. Nuestro modelo de negocio se va consolidando en el mercado. (1-3 años)
Nuestro objetivo no es otro que financiar de forma eficiente la estructura económica de la empresa para aumentar nuestra capacidad de generar y retener beneficios. En esta etapa entra en juego la actividad del capital riesgo en sus diversas modalidades como Capital Semilla, Business Angels y Préstamos Participativos. Podemos acceder a estos instrumentos financieros a través de entidades públicas o privadas.
No olvidar esta premisa: El inversor privado ó Business Angels que aporta capital a una empresa naciente lo hace con la intención de obtener un rendimiento futuro a ese capital invertido. La cantidad de participaciones que adquiere es minoritaria pues su intención no es controlar la empresa sino asesorar en la toma de decisiones para aumentar su valor y ganar una plusvalía con la venta de sus acciones en un plazo medio.
ETAPA 3: CRECIENTE La empresa adquiere cierta madurez. (3-5 años)
Las necesidades en esta etapa se asocian a la consolidación y expansión del proyecto de negocio. El capital riesgo se sigue sintiendo cómodo en esta fase aunque los instrumentos financieros más adecuados son los préstamos a largo plazo  y/o avales y garantías .
En definitiva, hay diferentes alternativas de financiación y es nuestra obligación identificar el tipo de producto que mejor se adapte a nuestras necesidades. En mi opinión, al contrario de lo que puede parecer, la financiación no es “el problema” más grave al que se enfrenta el emprendedor. Admito que la dificultad de acceso al crédito es un freno a la iniciativa emprendedora. De hecho, este motivo aparece en los primeros puestos estadísticos cuando se pregunta por trabas para emprender. Pero ya hemos visto que el préstamo bancario no es el único instrumento válido. No tenemos que temer acercarnos a redes de inversores privados profesionales. Además, mi experiencia me dice que el buen proyecto, siempre (y más temprano que tarde) consigue los recursos que necesita.
Por último, un consejo: A tí emprendedor te digo que inicies tu actividad “en un garaje”, con la menor carga de inversiones y gastos posible, concéntrate un 70% en la búsqueda y captación de potenciales clientes y un 30% en innovar y diferenciarte. Si tienes que invertir, que sea en talento. Incorpora a tu equipo personas mejores que tú, competentes y comprometidas con tu proyecto de negocio. Al final, los recursos humanos, las personas, es lo que marca la diferencia…

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