Plantilla CEPPRO
21 de Octubre, 2010
Cátedra Simón Bolívar y Centro de Estudios de Política Proyectiva www.ceppro.org
1.- Introducción.
El periplo presidencial por seis países –casi todos alejados de la democracia-, muestra y reafirma su condición y proceder de outsider político militarista, ya que en todas sus realizaciones de carácter geopolítico, se preocupó como agente en maxificar sus beneficios de estatus en detrimento de los beneficios públicos es decir, los beneficios para los venezolanos. El Presidente Chávez, acudió una vez más a una “maniobra” (De Bordeje, 1981, p.101) en procura de alcanzar presencia en el campo internacional, obtener apoyos políticos de otros países a un costoso precio económico y geopolítico, desviar la atención de Venezuela en cuanto a su ambiente político real del 26-S, tratar de fortalecer su imagen frente a sus partidarios descontentos por la cobardía del 26-S, para finalmente, tratar de imponer una agenda política y comunicacional referida a su política exterior, con lo cual otra vez se estaría jugando el papel de actor principal en la política doméstica venezolana.
El viaje del Presidente como maniobra inescrupulosa le sirve para poner en venta a Venezuela y entregar nuestro recurso fundamental, -el petróleo-, hasta por 200 años sin importarle el devenir de las nuevas generaciones y vender una refinería en Alemania a la mitad o menos de la mitad del precio del mercado, sin previo estudio ni consentimiento de ninguna institución, como si fuese que esa refinería es de su propiedad.
El viaje presidencial fue un viaje para comprar armas, tanques y sistemas misilísticos anti aéreos, para una hipótesis de guerra que sólo él conoce, ya que en su manía guerrerista del siglo XIX y en su confusión con respecto al hecho de la guerra (Bouthoul, 1961; Clausewitz, 1969) todavía no cae en cuenta en su contradicción estratégica cuando pretende que el Cuerpo Armado Bolivariano con preeminencia de una Milicia libre una “guerra popular” mientras que compra armamento para un estamento militar posmoderno que Venezuela está muy lejos de poseer, ya que el cuerpo armado nacional opera como un ejército chatarra o C3 modern late.
El viaje presidencial fue un viaje mediático, cínico y de espaldas a la realidad del país que se derrumba en su economía como consecuencia de su arbitraria decisión de maximización de imposiciones para destruir al sector privado nacional, donde crece la inflación, aumenta el subempleo, avanza la deuda interna de PDVSA, se acentúa la economía de puerto, sigue la crisis energética, aumenta la inseguridad y se potencia la economía paralela con todas sus graves secuelas nacionales e internacionales.
El viaje del Presidente es una vergonzosa demostración de la inexistencia de una estrategia (Gray, Beaufre, 1982) del Estado venezolano para comportarse en el sistema internacional y una penosa prueba de la inexistencia de una Cancillería, además, de la improvisación y primitivismo de un gobernante ausente del proceso de globalización e interdependencia compleja (Keohane y Nye, 1998, p. 81) que obliga a que cualquier Estado sea cauteloso en las ejecutorias de su política exterior. La carencia de una estrategia, la improvisación, la ineficacia y casi inexistencia de una Cancillería en Venezuela, acarrean junto con el viaje del Presidente graves consecuencias de carácter geopolítico al igual que en la seguridad regional y la política doméstica de Venezuela.
2.- Consecuencias Geopolíticas.
Es posible, que la consecuencia de mayor importancia de este periplo presidencial sea el sometimiento a la hegemonía Rusa de Chávez, que en su imaginario geopolítico constituye la conveniencia ideológico–espacial más apropiada a su Socialismo Bolivariano y a la ejecutoria de su política de expansión y penetración en América Latina y el Caribe, hecho geopolítico sólo posible ante la complicidad de algunos Estados y la necesidad de otros. En ese sentido, ha funcionado la geopolítica de expansión y penetración como la única respuesta que ha podido construir este gobierno autoritario–militarista en el sistema internacional, empleando el petróleo y el gas para influir en la región dentro de la concepción estadocéntrica que práctica Chávez en su complejo geopolítico y en su atraso para interpretar la posmodernidad con lo cual ha venido atesorando o ganando mayores beneficios de estatus que los beneficios que corresponden en una sana geopolítica al Estado – nación venezolano.
El sometimiento a la hegemonía rusa le impone la compra de un instrumental de guerra que contradice su tesis de defensa popular, también, la organización de su Cuerpo Armado Bolivariano y sus milicias, pero además, el surgimiento de celos y errores de percepción (Jervis, 1976) de Estados en la región. El sometimiento a la hegemonía rusa le concede una “espacialidad” de poder de Venezuela a Rusia, al vender una refinería de PDVSA en Alemania, con lo cual, Rusia obtiene capacidad en el centro de Europa.
Todo esto, demuestra su completa ignorancia en cuanto a estrategia (Buzan, 1991) y más aún, la actuación estratégica de Rusia que sí comprende la diferencia entre poder coercitivo y poder despótico y convenientemente aplica la comprensión de la “espacialidad” poniendo en ejercicio la circulación de la refinería como propiedad móvil (Agnew, 2006).
Desconoce Chávez que hoy más importante que el territorio, las armas y el control militar del territorio, resultan los medios de producción y de comunicación, por cuanto muestran como la globalización, los espacios de redes y los flujos monetarios y de capital dan velocidad a las riquezas críticas, entre ellas: la energía, lo cual termina siendo más importante que cualquier tipo de control militar. Chávez acomplejado geopolítico, representante de un país atrasado y en regresión democrática como Venezuela, no está facultado para comprender la calidad y cantidad de relaciones con grandes potencias y mucho menos puede aceptar que las mismas deben orientarse al conocimiento, a los flujos de capital, a las negociaciones transparentes, que son las que producen hoy las mayores ventajas y beneficios geopolíticos y geoeconómicos.
La adquisición por parte de Chávez de un refinado instrumento de guerra para Venezuela, no encuentra acomodo en su estrategia de guerra popular, ni tiene empleo en su milicia y mucho menos en la concepción de seguridad latinoamericana que se ancla en la cooperación e integración regional, además, no se conoce la amenaza o hipótesis de conflicto, todo lo cual muestra la inutilidad de los sistemas de armas comprados, en especial el sistema misilístico antiaéreo que inicialmente estuvo dirigido para ser comprado por Irán como una necesidad táctica, y hoy podría especularse, en atención a las enmascaradas relaciones entre Teherán y Caracas sobre un posible proceso de triangulación, razones que nos llevan a firmar que Venezuela comienza a estar bajo surveillance permanentemente por parte de Estados Unidos y otras naciones con intereses afines en el mundo.
La imaginación geopolítica de Chávez, sus pretensiones y sobre todo su sobre dimensionamiento de Venezuela, consecuencia de su anacronismo bolivariano, lo han conducido a entregarse a la hegemonía Rusa, pero además, ha intensificar sus relaciones con países alejados de la democracia, pero, contiguos con Rusia. Así se comenzarán a sentir los efectos de ese estrechamiento de relaciones en cuanto a cantidad y calidad, puesto que Rusia en su concepción nacionalista, excepcionalista y mesiánica de la política exterior que se percibe a sí misma como un gran poder con una especial misión en el mundo, no sólo comprende la “espacialidad” del poder sino que inequívocamente lo aplicará a partir de este momento geopolítico que produce una nueva realidad para la seguridad regional latinoamericana.
3.- Consecuencias en el Sistema de Seguridad Regional.
Chávez con su sometimiento a la hegemonía Rusa, país que seguramente empleará la “espacialidad” del poder, facilita la presencia de este Estado en América Latina, tal como Cuba lo hiciera en 1959. Indiscutiblemente, Rusia usará el poder como energía, moviéndose a lo largo y ancho de Latinoamérica en especial en los Estados y micro Estados del ALBA.
Rusia debe estar planeando el conjunto de acciones sobre Venezuela y sus países afines para alcanzar nuevas metas, entre ellas, seguramente incidir en el Sistema de Seguridad Hemisférico hasta ahora bajo la influencia de los Estados Unidos. Chávez en consecuencia facilita y propicia una situación en la que pudiese comprometerse la seguridad regional con la preeminencia y protagonismo del instrumental de guerra ruso y la consecuencia que ello implica para la región latinoamericana.
Chávez al facilitar la presencia de Rusia en Latinoamérica, se muestra como un comprador de armas casi exclusivo, que define como instrumental para la defensa, de donde él asume una amenaza, creando entonces una peculiar tensión en la seguridad hemisférica, para finalmente, definir que a “su revolución” se le quiere poner freno y que ese es el objetivo político de la guerra. Chávez cree en el empleo de la fuerza como un hecho posible en la región y trata de echar por tierra el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (1947) y la concepción de América Latina como una zona de paz al potenciar con una interpretación militar la distribución y empleo de medios militares rusos en la región latinoamericana.
Chávez y su acomplejada concepción geopolítica pudiese estarse imaginando que ante el fracaso de la geopolítica de expansión y penetración en América Latina, donde intentó el uso de la fuerza fundándose en el empleo de “grupos de identidades” en la región, podría estar pensando en modificar tal geopolítica con la presencia de un nuevo hegemón ideológico, estratégico y militar con capacidad para soportar acciones militares, todo ello dentro del derecho bíblico de la guerra (Bouthoul, 1961).
La presencia de Rusia en Venezuela facilitada por Chávez, es indiscutiblemente un factor distorsionador en la región porque agrega cantidad y calidad de armas, lo cual puede permitir una percepción de un componente armado de mayor importancia, generando así una reacción (Bazan,1991) causa inicialmente para el inicio de una carrera armamentista regional, carrera que desemboca en la militarización de la frontera de los Estados y Venezuela tiene todavía complicados conflictos no resueltos en sus cuatro costados. Es perfecta esta situación para que se creen tensiones militares en la sub región y Rusia como nuevo actor pudiese ayudar a la perturbación geopolítica y a la creación de expectativas estratégicas en donde la región se pudiera ver comprometida con el empleo de la fuerza.
Finalmente, Rusia en Venezuela termina por crear una discusión de la relación entre la política exterior y la política doméstica, púes pareciera que Chávez desea imponer una agenda política comunicacional distante de los resultados del 26-S y sus consecuencias, lo que parece remoto para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), los partidos políticos y sobre todo por el ciudadano que no está dispuesto a dejarse arrastrar por provocaciones que lo distancien del “tránsito” hacia la reconstrucción de la democracia liberal.
4.- Consecuencias en la política doméstica.
El periplo de Chávez, su compra de armas, su venta de petróleo por 200 años, la venta de la refinería de PDVSA en Alemania, y cualquier otro despropósito que se le ocurriese hacer no cambiará para nada el resultado de la unidad del 26-S, la consigna de unidad en la oposición, el fortalecimiento de la MUD y la organización de la sociedad para el próximo triunfo de las elecciones presidenciales del año 2012. No puede el complejo geopolítico de Chávez y su ignorancia en comprender la “espacialidad” del poder en la nueva geopolítica del siglo XXI imponer con su disparatado y comprometedor viaje, un cambio en la agenda política y comunicacional del país.
Su cálculo en este sentido se reduciría a dar preferencia a una expresión de la fuerza, del armamentismo, de compromisos petroleros, endeudamientos y entregas, que sólo servirán para cuando se le imponga una auditoria por la justicia frente a un cambio de gobierno. Por lo tanto no habrá agenda diferente que no sea aquella que tiene que ver con el señalamiento de su desgobierno, ineficacia, corrupción y soluciones pospuestas a las demandas ciudadanas.
Así, como el maniobró primitivamente para “conseguir superioridad en el punto decisivo”, entendido este último como el momento poselectoral, el 52% representante de la soberanía popular está presto y dispuesto a ocuparse únicamente de política doméstica. Política doméstica que apunta a la organización social para: comprender, analizar y reflexionar sobre las más apropiadas acciones alrededor de los diputados de la nueva Asamblea Nacional, la reconstrucción del “tejido” político – ideológico de los partidos, la importancia de las redes comunicacionales para que la política “cabalgue” sobre la onda comunicacional y sobre todo la reflexión para hacer política en el contexto del éxito electoral del 26-S.
Los ciudadanos venezolanos estarán pendientes por incrementar su participación, por demandar el cumplimiento del estado de derecho, lo que significa, que el gobierno después del 26-S tiene como mandato gobernar de acuerdo a la Constitución. Los venezolanos no están distantes a comprender el gran complejo geopolítico de Chávez, no se debe permitir que ocupe el tiempo y espacio en la profusión de una información hueca y descentrada para una sociedad angustiada porque un Presidente irresponsable y anacrónico cree que puede hacer retroceder el país al Siglo XIX o a la década del ´60 en pleno Siglo XXI, cuando todos estamos obligados a adaptarnos y triunfar en la presente realidad y ello comienza por potenciar una democracia liberal sólida y consolidada.
¡El viaje de Chávez se lo perdió!
Los venezolanos estamos conscientes de lo que hizo, por qué y para qué lo hizo y así se lo haremos saber en las elecciones presidenciales del año 2012.
Referencias bibliográficas
Agnew, J. (2006). Geopolítica: una re-visión de la política mundial. Madrid: Trama.
Buzan, B. (1991). Introducción a los estudios estratégicos. Madrid: Servicio de Publicaciones del E.M.E .
Beaufre, A. (1982). Introducción a la estrategia. Buenos Aires: Struhart.
Bouthoul, G. (1961). La guerra. Barcelona: Oikos-Tau.
Clausewitz, K. (1969). De la guerra. Buenos Aires: Círculo Militar. Vol. 3, libro 6.
De Bordejé y Morencos, F. (1981). Diccionario militar estratégico y político. Madrid: San Martín.
Jervis, R. (1976). Perception and Misperception in International Politics. New Jersey: Princeton University Press.
Keohane, R. O. y Nye, J. S. (1997). Interdependence in World Politics. En G. T. Crane, y A. Amawi, The Theoretical Evolution of International Political Economy: A Reader. Nueva York: Oxford University Press.
Keohane, R. O. y Nye, J. S. (1998). Power and Interdependence in the Information Age. Foreign Affairs, Vol. 77, Issue 5, p. 81.
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