EL PAÍS - Madrid
El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ha querido poner paz en la guerra de divisas. EE UU, China y otros emergentes se acusan de emprender acciones para mantener artificialmente bajo el valor de sus divisas e impulsar sus exportaciones. Zoellick, el antiguo miembro de la Administración de Bush que ahora dirige el Banco Mundial, propone un paso atrás: recuperar el oro como referencia a la hora de fijar el cambio de las monedas.
"El sistema debería considerar emplear el oro como referencia internacional de las expectativas del mercado en inflación, deflación y en los valores futuros de las monedas", escribía Zoellick ayer en un artículo publicado en Financial Times. En el "nuevo sistema" tendrían que implicarse el dolar, el euro, el yen, la libra y el yuan. La apuesta de Zoellick por un sistema que recuerda al patrón oro impulsó el metal precioso a un nuevo máximo histórico, por encima de los 1.400 dólares la onza.
Rechazo general
Formuladas a tres días del inicio de la cumbre del G-20 en Corea, las palabras de Zoellick encontraron la respuesta rápida de Jean-Claude Trichet. El presidente del Banco Central Europeo, en una reunión de banqueros centrales en Basilea, reclamó más flexibilidad en los tipos de cambio. Más duro fue el profesor de Economía de Berkeley Bradford DeLong, que propuso para Zoellick en su blog el título de "mayor estúpido viviente", un apelativo "demasiado amable", según el Nobel Paul Krugman. "Lo último que necesita ahora mismo la economía mundial es otra fuente de deflación", argumenta DeLong.
Zoellick sostiene que "los manuales dan una visión del oro como una moneda del pasado; en cambio, los mercados lo están usando hoy como un activo monetario alternativo". DeLong replica: "No lo hacen. Simplemente no es cierto. Los mercados usan el oro como un activo especulativo y una cobertura, no como un medio de cambio, una unidad de cuenta o un almacén seguro del valor nominal".
El patrón oro dicta que ningún país podía emitir más moneda que la respaldada por la cantidad de oro que tenga. Fue adoptado por las grandes economías en el siglo XIX, abandonado en la primera mitad del siglo XX y modificado por los acuerdos de Bretton Woods de 1944, y rigió la política monetaria internacional hasta 1971. Al comenzar los años setenta, EE UU puso punto final a este sistema y se adoptó el modelo actual, en el que el valor de la mayoría de las monedas -que flotan con libertad- lo determina el mercado.
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