enero 15, 2011

1985: cuando el papa viajero Juan Pablo II se hizo marabino

La tarde del 27 de enero de 1985 fue especial para Maracaibo. La ciudad estaba alborotada, emocionada por la visita del Papa Juan Pablo II, que por primera vez pisaría tierra zuliana.

En el Aeropuerto Internacional La Chinita estaba armado el protocolo para su bienvenida. Desde antes que aterrizara en avión de la desaparecida Viasa, ya el país entero disfrutaba de la cadena de radio y televisión en la voz del locutor Federico Núñez Sandoval.

"Ya el avión está haciendo las maniobras para el aterrizaje", describía el locutor.  Autoridades militares, civiles y políticas estaban en la rampa de llegada. Decenas de personas de los comités de seguridad y eclesiástico bajaron primero que el Santo Padre.

Con una gran sonrisa en su angelical rostro descendió las escaleras, adornadas con lazos amarillos. Una vez en tierra, lo rodearon decenas de personas para saludarlo. El tiempo era oro, de inmediato se dirigió hasta el sector Grano de Oro para oficiar una solemne misa, ante miles de personas.

Ruta de paz

A bordo del Papa Móvil hizo el recorrido por la Circunvalación 2. "El vehículo especial iba a una velocidad muy discreta. El gentío que había en la calle tenía oportunidad de verlo, saludarlo y él les retribuía el cariño. Habían muchas pancartas", recuerda el sacerdote Eduardo José Ortigoza, miembro del comité arquidiocesano.

La transitada vía marabina estaba abarrotada. Todos querían ver al Papa. "Tenía dos meses de embarazo y a pesar de esto me fui para la Circunvalación 2 a esperar que pasara el Papa, era imposible acercarse hasta la orilla de la carretera porque había mucha gente, pero vi cuando pasó el Papa Móvil, fue un instante muy rápido, se sentía una gran paz, se me erizó la piel", rememoró Rita Finol.

Familias enteras hicieron lo mismo, trataron de buscar la mejor ubicación para conocer al "Papa Peregrino". "Me fui a la pared del Hipódromo (donde está Galerías) con toda mi familia, fue una emoción muy grande, nos pasó muy cerca, le gritábamos que muchas gracias por venir a Maracaibo. Eso nunca se va a borrar de mi mente", contó Thaís Pulgar.

Las personas apostadas a ambos lados de la vía le lanzaban rosas al Papa y levantaban pañuelos blancos, como símbolo de unión y paz.

Dos horas santas

El recorrido final fue hasta detrás del estadio "Pachencho" Romero, en el Polideportivo, donde estaba armado el enorme escenario en el que Su Santidad ofició la misa.

"La ceremonia comenzó como a las 5.00 de la tarde y culminó pasadas las 7.00 de la noche. La coral estuvo formada por unas 500 personas, de los coros de Niños Cantores, Orfeón de maestros, de la Universidad del Zulia, todo estuvo muy bien organizado", agregó el padre Ortigoza.

La multitud llegó hasta el "Poli" y sus adyacencias. En terrenos de la Facultad de Humanidades de LUZ había feligreses y las palabras de Su Santidad se escuchaban a la perfección. "Habían parlantes por todos lados", dijo José Rojas, quien escuchó la eucaristía desde esta área universitaria y al llegar a su casa encendió el televisor para ver la transmisión de la visita del Papa en la ciudad.

Otra vía 

Al terminar la misa, se dirigió a la Arquidiócesis de Maracaibo, donde pernoctaría esa noche. En el Papa Móvil se paseó por las avenidas 5 de julio y el Milagro.

Esta vez el recorrido fue más rápido, pero de igual forma los marabinos le pedían la bendición desde las aceras, esto le llamó mucho la atención y precisamente le dejó un recuerdo especial de Maracaibo.  "En Maracaibo piden mucha la bendición´, le dijo en una oportunidad el Papa a Edgar Peña Parra, nuncio apostólico, quien aseguró que Su Santidad se quedó sorprendido por este hábito que veía tan común en los zulianos.

Al entrar en el Palacio arzobispal, que presidía Monseñor Domingo Roa Pérez, cenó en privado: "Algo muy ligero, una fruta", señaló el párroco Eduardo Ortigoza. Después compartió un rato con los sacerdotes y personal de las comitivas de la arquidiócesis.

Un grupo de jóvenes le llevó serenata. "Se asomó al balcón y escuchó los cantos, los adolescentes le pedían que no se marchara, él les dio la bendición y les dijo ´el papa tiene que dormir´", recuerda José Rojas, quien no se perdió detalles a través del televisor.

Tempranito

El "Papa peregrino" descansó en una cómoda habitación acondicionada para él en la Arquidiócesis. Este recinto se conserva intacto. Aún tiene la huella de su cabeza que dejó en una de las almohadas.

Al día siguiente se levantó temprano, antes de las 6.00 de la mañana. Rezó en la capilla de este edificio y en ese lugar donde se arrodilló colocaron un placa en la que se lee: "Hincado desde aquí oró SS Juan Pablo II el 28 de enero de 1985".

A las 8.00 de la mañana se despidió de Maracaibo y su gente, dejando muchas bendiciones y a un pueblo enormemente agradecido por su inolvidable visita.

Como un museo

La habitación en la que durmió Su Santidad en la Arquidiócesis la conservan como una reliquia. Está ubicada en el segundo piso. Es amplia, tiene dormitorio, estudio y baño. La cama matrimonial aún tiene el mismo acolchado color crema, la almohada refleja la marca de su cabeza. Las pantuflas marrones están frente a la cama, en el baño está la toalla, el jabón y la bata de baño que usó.

En el estudio un maniquí luce su indumentaria: solideo papal, casulla, estola, alba y cíngulo. En el escritorio aún está la liturgia de la palabra de la misa que ofició en el "Polideportivo". En esta habitación dejó olvidado un frasco de mermelada que le obsequió el estudiante Javier Domínguez Arrúe.

"Cuando llegué a trabajar aquí en marzo de 1985, este cuarto aún olía a Papa, se hacían grandes colas porque todo el mundo quería venir y ver donde durmió el Papa", señaló Nancy Briceño, encargada de limpieza.

Monseñor Ubaldo Santana, informó que "tenemos un tesoro, el único lugar donde durmió el Papa, ahora vamos a tener más visitantes para esta habitación, todos desearán reconectarse con ese acontecimiento". Las visitas son de 8.00 de la mañana a 12.30 del mediodía.

Reconocimiento de LUZ

En diciembre de 2004 Leonardo Atencio, rector de LUZ, viajó al Vaticano para entregarle al Papa Juan Pablo II el Doctorado Honoris Causa de esta alma mater. Atencio fue en compañía de otras autoridades de LUZ, el gobernador Manuel Rosales y Monseñor Ubaldo Santana. "Tuve el privilegio de entregárselo en sus manos, me arrodillé frente a él, ese momento es uno de los más grandes que he tenido en mi vida y uno de los mejores como rector de LUZ". 

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