La bolsa española sufre con la crisis de deuda que ha reavivado portugal, las dudas del sector financiero y las incógnitas sobre la recuperación.
La vieja crisis se muere, la recuperación tarda en aparecer y en ese claroscuro surgen los monstruos. Esta burda paráfrasis del filósofo italiano Antonio Gramsci sirve para explicar lo que ha seguido sucediendo en los mercados en la primera semana de 2011 y que pueden ser el preludio de lo que ocurrirá durante, al menos, la primera mitad del ejercicio. Las primeras sesiones del año han mostrado que es peligroso fiarse de los momentos de distensión, porque éstos se asientan en pilares frágiles. Además, cuando se tambalean, en el español el golpe es más fuerte que en cualquier otro mercado. Los monstruos de los que hablaba Gramsci siguen siendo especialmente crueles con España, porque tienen el rostro de sus talones de Aquiles: la desconfianza respecto al sistema financiero, la deuda soberana y la debilidad del crecimiento.
Una breve distensión
El mercado español vivió ilusionado con la llegada del viceprimer ministro chino, Li Keqiangin, que se comprometía a comprar deuda española a corto, medio y largo plazo, por su confianza en el país. Este respaldo otorgó una tregua fugaz a la deuda española. El interés del bono a diez años llegó a caer hasta el 5,33%, con lo que la prima de riesgo llegó a corregir desde el 2,5% hasta el 2,35%. Aunque el efecto en la Bolsa fue más limitado.
Santander y BBVA tuvieron mucho olfato y aprovecharon esta breve distensión para captar 2.500 millones de euros con la emisión de cédulas hipotecarias. Pese a que la reapertura del mercado de deuda era una buena noticia, tanto a BBVA como a Santander el mercado les castigó con fuerza. Las cédulas hipotecarias tienen como subyacente hipotecas de máxima calidad por las que las entidades cobran euribor+1%. Eso significa que BBVA y Santander pagan más por la deuda que colocan de lo que cobran por los préstamos. Pierden dinero.
Natalia Aguirre, de Renta 4, reconoce que, durante la primera parte del año, los mercados estarán muy nerviosos por los importantes vencimientos de deuda a los que tienen que hacer frente las entidades financieras. Sólo los cinco bancos del Ibex se enfrentan a vencimientos de casi 40.000 millones de euros hasta junio. En la segunda mitad del año esa cifra cae hasta los 17.000 millones de euros. Si los dos grandes, con presencia internacional, tienen que pagar tanto sobreprecio, ¿en cuánto se encarecerá la financiación para las entidades que más recelos suscitan? Una situación que se agrava con unos resultados a la baja.
Óscar Germade, de Cortal Consors, añade otro factor de presión en los primeros cambios de 2011: se repetirán los test de estrés. Y, en España la banca tendrá que exponer en detalle su riesgo inmobiliario. Los grandes bancos fueron hábiles para aprovechar la distensión. Pero, ahora, se abre una gran incógnita: ¿Cuándo podrán volver a emitir?
Portugal mete presión
Porque, ya el miércoles, mientras China prometía comprar deuda, la primera subasta de deuda periférica del año, protagonizada por Portugal, se saldaba con un regusto agridulce. Aunque recibió una fuerte sobredemanda, el coste de financiarse a seis meses se disparó. En Reyes, Reuters publicaba una encuesta en la que el 87% de los economistas esperaba que tuviera que solicitar ayuda. Los fantasmas de la crisis de deuda volvieron a atacar y el bono español regresó a niveles de máxima tensión. Y puede ir a más, dado que la próxima semana, Portugal, Italia y España emiten deuda. En general, según Jesús de Blas, de Crédit Agricole-Mercagentes, el mercado va a estar muy nervioso con todas las emisiones.
Jesús de Blas ve algo preocupante en lo que ha sucedido en las últimas sesiones: “Mientras el Ibex ha caído, el resto de índices marca máximos. Cuando el resto del mundo corrija, el selectivo español tampoco podrá subir”. Ya hemos visto uno de estos episodios de corrección de excesos, en el que las materias primas han sido protagonistas. Todos los índices cayeron, pero el Ibex, más que ninguno. Y con la publicación de referencias positivas, como el extraordinario dato de empleo privado en EE.UU., el Ibex es el que menos entusiasmo siente.
Objetivo en los 12.500 puntos
Pese a todos estos obstáculos, muchos analistas confían en que el Ibex cierre el ejercicio rondando los 12.500 puntos. Aguirre condiciona este resultado a que la prima de riesgo de la deuda española corrija hasta el 1,5%, idéntico requisito de Marisa Mazo, de Ahorro Corporación, para poner ese mismo objetivo. Aunque Bankinterno lo vea más allá de los 10.000 puntos, y Self Bank, de los 10.500.
Para conseguir que la prima de riesgo de España se relaje será fundamental que la percepción de la economía española cambie radicalmente, según insiste Monsó. El país deberá ir cumpliendo sus compromisos con reformas estructurales y con la ejecución presupuestaria. Y no sólo en el Estado central, también en las comunidades autónomas. El objetivo es descartar la posibilidad de que España vaya a necesitar un rescate. “El comienzo de 2011 ha sido malo. Estas tensiones pueden prolongarse durante los próximos dos o tres meses. Ello servirá para que los Estados tomen las medidas apropiadas y, entonces, quizás, podamos ver el principio de la solución de la crisis”, apunta Jordi Padilla, del Popular. De ahí que Aguirre apunte que en la primera parte del año hay que apostar por una cartera global en la que el Ibex esté infraponderado “Pero los mercados han demostrado que no tienen paciencia, que no dan tiempo a que las medidas surtan sus frutos”, comenta, escéptico, Jesús de Blas. Campuzano añade que las medidas deben ir encaminadas a elevar el crecimiento potencial y que también es necesaria una solución europea, dando más flexibilidad al fondo de rescate.
Germade afirma que el Ibex puede subir con los resultados empresariales, que se verán impulsados por la fortaleza de las cifras económicas.
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