Un ex tenista profesional, que fue capitán del equipo mexicano de Copa Davis, colgó la raqueta y ahora mide sus puntos en millones de pesos.
Oliver Fernández, que llegó a ser número 110 del mundo en el ranking ATP, es dueño de Crédito Maestro, una empresa que ofrece créditos de los 2,000 a los 80,000 pesos a burócratas sin ningún tipo de requisito, con el cobro vía nómina.
La compañía es parte de Grupo Ofem, actualmente manejauna cartera de créditode 5,200 millones de pesos (mdp), tiene clientes en 14 estados de la República Mexicana y maneja una cartera superior a la que tenían hasta septiembre de 2010 Ixe y Bancoppel, de menos de 3,000 mdp cada uno.
El mercado potencial de cinco millones de burócratas en México es un jugoso negocio, por eso muchas empresas más, incluso bancos, están explorando este segmento, aprovechando el bajo acceso al crédito en el país, de sólo 22% de la población económicamente activa.
El riesgo son las lagunas regulatorias y el sobreendeudamiento de los clientes.
La carrera de Oliver Fernández en el tenis comenzó en 1988 cuando tenía 12 años y se fue a vivir a Florida para perfeccionar su juego; avanzó tanto que a los 18 años ya eracampeón mundial juvenil en singles y dobles.
Pero en 1994 se tuvo que retirar por una lesión en la mano derecha. En febrero de 2001 se convirtió en capitán del equipo mexicano Copa Davis, cargo que dejó en agosto de 2006.
Al retirarse, aprovechó la experiencia de su padre en venta de electrodomésticos -dueño de El Siglo, una tienda de tradición en Veracruz- para fundar Ofem, y se dedicó a vender estos productos de casa en casa, con pagos en plazos.
Pero su negocio dio un giro cuando casas de empeño les hablaban para ofrecerles recomprar sus productos, ya que clientes los habían empeñado, sin capacidad de recuperarlos.
"Nos dimos cuenta que teníamos que cambiar el nicho del negocio y nos dedicamos sólo a préstamos en efectivo", dice Fernández.
A partir de ahí, se dedicaron a dar créditos al consumo aempleados del gobierno. Lo innovador es que la empresa no tiene sucursales, sino autos, los ‘lanamóviles', que llevan el producto directamente a los clientes.
Según Oliver, su empresa es como un "Avon financiero".
El ascenso de Oliver Fernández en el mundo de los negocios no ha estado exento de dificultades. El 19 de enero de 2006, la empresa Belumex Internacional demandó a Grupo Ofem por no pagarle productos con valor de 3.6 millones de pesos.
Se responsabilizó a Oliver Fernández y a dos de sus socios,Ernesto Zedillo Velasco y Juan Pablo Montiel, hijos del ex presidente Ernesto Zedillo y del ex gobernador del Estado de México, Arturo Montiel. Tiempo después, Belumex desistió de la demanda, aunque los escándalos siguieron.
En octubre de 2006, José Luis Cortés, regidor deTlalnepantla, denunció al entonces gobernador Arturo Montiel por presunto tráfico de influencias para otorgar contratos a favor de Ofem. La procuraduría local concluyó el 30 de noviembre que "no se acreditó el cuerpo del delito".
La última turbulencia que enfrentó Oliver y su empresa fue en 2008, cuando Ofem y Factoring Corporativo, de Sergio Chedraui, se aliaron para inyectar 35 millones de dólares (mdd) a la extinta línea aérea de bajo costo Avolar, de Jorge Nehme. La aerolínea fracasó y demandaron por fraude a Nehme.
Nehme contrademandó por 720 mdd, pero según publicó el columnista Darío Celis, en el diario Zócalo de Saltillo, el juez décimo de distrito resolvió que Nehme carecía de legitimación jurídica en el jucio y, además, debería pagar 15.7 mdd porgastos y costos del proceso.
La empresa de Oliver ha sorteado todas las tormentas y su negocio sigue creciendo. Gerardo Fernández, el director del grupo, lo explica muy claro: "Estás vendiendo el productomás fácil de vender, que es el dinero".
En 2011 Crédito Maestro abrirá sucursales en ocho entidades más, donde atenderá a su público objetivo: trabajadores de gobierno sindicalizados, a quienes tienen acceso gracias a las buenas relaciones con funcionarios y líderes sindicales.
El negocio comienza cuando Grupo Ofem, que obtiene el fondeo de otras empresas-como Crédito Real y Navix-, recluta a sus empleados, que son sus mismos clientes:maestros, enfermeras, etc. Luego los capacita y los manda en los ‘lanamóviles' a promover el producto.
Para los trabajadores del gobierno, Crédito Maestro es un sueño hecho realidad, pues en cuatro días, con sólo presentar identificación oficial y su último talón de pago les autoriza el crédito, sin aval, sin empeño de ninguna prenda y sin consultar el Buró de Crédito.
Para evitar dejar sin liquidez al empleado, Crédito Maestro no autoriza préstamos que impliquen un descuento mensual de más de 30% de su sueldo.
"Parte de lo bonito del nicho es que es un sector que jamás va a ser afectado por las crisis. Siempre va a haber más niños, siempre va a haber más maestros. Al haber más gente, siempre habrá más servicios que el gobierno tenga que darles", dice Gerardo Fernández.
Y Juan Piña, ex director de MasterCard México y consejero independiente de Ofem, asegura que no se les paga ninguna comisión ni a gobiernos ni a sindicatos para ofrecer su producto. A ellos, afirma, les conviene ofrecer este "valor agregado".
El riesgo de este negocio es el sobreendeudamiento de los clientes, dado que la mayoría de las empresas del sector son sofomes no reguladas que están exentas de supervisión por parte de la principal autoridad financiera, laComisión Nacional Bancaria y de Valores.
"La mayoría no respeta las reglas contractuales de no descontar más de 30% del sueldo del cliente y lo sobreendeudan", dice Sergio Chedraui, director de Consupago.
"Hay maestros que pagan hasta tres créditos y son tantos los descuentos quincenales que luego algunos reciben menos de 200 pesos de sueldo", señala Daniel Castrejón, promotor deCrédito Maestro.
A la hora de los reclamos, los clientes sobreendeudados se topan con pared. Si una empresa que otorga crédito no está en el Sistema de Registro de Prestadores de Servicios Financieros (Sipres), la Condusef no puede responder por un abuso, explica Marco Carrera, vocero de la institución.
La empresa de Oliver Fernández es un ejemplo de las lagunas regulatorias, pues Grupo Ofem sí está registrado en el Sipres, pero no Crédito Maestro.
Guillermo Zamarripa, otro de los consejeros independientes del grupo, asegura que se trata de una compañía desrregulada y que no es parte del sistema financiero formal, por lo que la encargada de antender algún reclamo debe ser la Profeco.
Los hoyos regulatorios, los riesgos y la creciente competencia no le asustan a Oliver Fernández, quien a los 38 años va por más. Quiere explorar el crédito vía nóminaen empresas privadas.
Además, este año comenzarán a dar créditos para autos y para vivienda a los burócratas.
"Es una situación complicada para los maestros, gente que no son bancarizados, por eso utilizan mucho su recibo de nómina como si fuera una tarjeta de crédito; es el crédito más fácil que pueden tener", dice Fernández.
También la compañía trabaja ya en la institucionalizaciónde la empresa. Ya formaron su consejo de administración con cinco consejeros, dos de ellos independientes.
Además, son auditados de forma externa por Deloitte y buscan una calificación de riesgo por parte de Fitch Ratings para realizar una bursatilización en el mediano plazo y obtener un fondeo más barato que les permita ofrecer productos más competitivos.
"Lo ideal para nosotros es que el día de mañana un banco grande vea que no es tan fácil hacer este negocio de cero, y que nos asociemos con un banco grande", adelanta Oliver Fernández.
¿Les gustaría convertirse en un banco? Gerardo Fernández, hermano de Oliver y director de Ofem responde: "Yo creo que sí".
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