Venezuela tiene la inflación más alta del mundo, y por el momento nadie se atreve a pronosticar cuándo la espiral de los precios dará un respiro a los bolsillos de los compradores.
En 2010 la inflación alcanzó una tasa de 27,2 por ciento, que luce a años luz de países sudamericanos que experimentan deflaciones puntuales, y sólo el renglón de alimentos y bebidas no alcohólicas subió hasta un 33,8 por ciento. La mala noticia es que en enero marcó un 2,7 por ciento, que puede ser la tasa anual de algunos países de la región.
Todo dentro de una economía en recesión, en la que en los últimos dos años el producto interno bruto (PIB) retrocedió 5,2 por ciento.
La escalada sigue danzando a pesar de los controles de precios impuestos desde febrero de 2003, de la masiva irrupción del gobierno del presidente Hugo Chávez en sectores productivos y de las constantes amenazas de meter en cintura a los “especuladores”.
La escalada sigue danzando a pesar de los controles de precios impuestos desde febrero de 2003, de la masiva irrupción del gobierno del presidente Hugo Chávez en sectores productivos y de las constantes amenazas de meter en cintura a los “especuladores”.
La inflación de 2010 tuvo entre otros combustibles la devaluación decretada en enero, que pasó la tasa de cambio que estuvo anclada durante cinco años en 2,15 bolívares por dólar, a un sistema dual de 2,60 y 4,30 bolívares por dólar. En las últimas horas del año, las dos tasas se unificaron en una de 4,30.
El Banco Central de Venezuela alegó en su informe anual que los precios se vieron especialmente influenciados por factores “estacionales”, relacionados con la prolongada sequía y un virus agrícola que disminuyó la producción de hortalizas.
Los analistas estiman que la inflación seguirá galopando mientras el gobierno mantenga sus políticas para afianzar el socialismo y las peleas con el sector privado, que a su vez ocasionan una merma en los montos de inversión.
El propio gobierno admite que la inflación es un monstruo indomable, ya que las primeras estimaciones para 2011 llevaron a los portavoces de la economía a asegurar que será menor a la de 2010 pero estará por el orden del “23 por ciento”.
El plan del gobierno parece ser seguir pasando empresas productivas al sector oficial mediante expropiaciones y, según anunció Chávez recientemente, incrementar la capacidad de “competencia” estatal con los productores privados.
La inflación tiene tantas explicaciones como posiciones frente al régimen socialista que propone Chávez. Lo cierto es que ser el quinto exportador de petróleo del mundo le da a Venezuela unos ingresos anuales de unos 50.000 millones de dólares, lo que afianza la visión popular de que la renta petrolera alcanza para todos.
Entre 2005 y 2007, años de la mayor bonanza petrolera mundial, la inflación osciló entre 14,4 y 17 por ciento, pero en 2008, que marcó el receso en el aluvión de petrodólares, escaló a 30,9 por ciento.
Desde entonces, no ha bajado del 25 por ciento.
El director de la publicación especializada “Veneconomía”, Robert Bottome, dijo que el gobierno está atrapado en un “círculo vicioso” de “devaluación, inflación”.
“Este es un círculo vicioso muy difícil de romper porque cuando devalúas aumenta el costo de la vida. Luego tienes que devaluar de nuevo y ahí no hay salida fácil una vez que estás atrapado”, señaló.
Indicó que Venezuela, como país petrolero, sigue anclada en lo que se conoce en la literatura económica como “enfermedad holandesa”, cuyo recurso de exportación provoca la apreciación de su moneda.
“Pero aquí se agrega una serie de factores. Si se tiene una tasa de cambio no competitiva se estrangula la economía. El presidente Chávez volvió a la política de controles y ahora nadie está reponiendo los inventarios por la incertidumbre. Con las políticas del gobierno anti sector privado y anti mercado es imposible aplicar un esquema para bajar la inflación. Cuando crees en los controles, es difícil hacer otra cosa”, dijo a dpa.
A la vez, el ex presidente del Consejo Nacional del Comercio (Consecomercio) Jorge Botti apuntó que es “lamentable” que cada vez que se le recuerda al gobierno la creciente inflación éste alega que en las décadas anteriores fue todavía más alta.
“Yo estoy cansado de eso. Los venezolanos tenemos derecho de vivir mejor, sin inflación. Sin inflación no hubiera ni estafadores ni estafados. Me da la impresión de que el gobierno cuando fracasa empieza a buscar culpables”, indicó.
El profesor universitario y asesor económico Angel García Banch dijo a dpa que, el modelo “petro-populista” del gobierno ayuda a explicar la inestabilidad de los precios, ya que cada año eleva por decreto el salario mínimo en 20 o 25 por ciento, mientras la tasa de productividad por trabajador viene en descenso.
Añadió que además los frecuentes y multimillonarios “traspasos” al gobierno del Banco Central a cuenta de las reservas internacionales, que Chávez reclama constantemente, restan respaldo a la moneda y agregan más leña la fuego inflacionario.
“El gobierno para ganar afectos, aumenta los salarios a cuenta de la renta petrolera. La realidad es que la gente tiene que vivir de lo que produce, no de la renta. Eso no es sostenible en el tiempo”, indicó. “Un plan antiinflacionario creíble requiere un lapso de tres o cuatro años, que haya aumentos de salarios que vayan al ritmo del aumento de la producción. En el presente panorama se puede garantizar que habrá inflación”.
Néstor Rojas Mavares (dpa)
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