Las manifestaciones que desde hace casi un mes estremecen al mundo árabe tienen un claro protagonista: la juventud. Hombres y mujeres -menores de 30 años en su mayoría- han tomado las calles en los países árabes del Norte de África exigiendo reformas democráticas, con la esperanza de que estas traigan mejoras económicas y una posibilidad de futuro que hasta ahora les ha sido negada por el Gobierno.
Los ciudadanos de entre 15 y 24 años representan más de un tercio del total de los habitantes de la región en conflicto, pero sus posibilidades de surgir están muy limitadas por la falta de empleo, que contrasta con la corrupción de los regímenes autocráticos de sus países.
No es coincidencia que el símbolo de las revueltas sea un tunecino de 26 años , Mohamed Bouazizi, quien se inmoló luego de que la policía le decomisara las frutas que vendía, su único medio para ganar dinero y mantener a su familia.
Este hecho catalizó las protestas que se extendieron a Egipto gracias al Movimiento 6 de Abril, conformado por un grupo de jóvenes contrarios al régimen de Hosni Mubarak, quienes a través de Internet llamaron al pueblo a las calles debido a la grave crisis económica en la que viven.
Según datos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, 20% de la población egipcia vive por debajo del límite de pobreza, la edad promedio es 24 años y la tasa de desempleo llega a 10%.
La crisis no se limita a este país. Un informe sobre la Región Árabe publicado por Naciones Unidas en 2005, calcula la tasa de desempleo entre los jóvenes en 44% en toda la zona. Gran parte de este grupo son universitarios, con acceso a Internet y a redes sociales como Facebook, MySpace y Twitter, lo que les ha permitido comparar el nivel de vida que tienen con el que podrían disfrutar en otras naciones.
También se debe tomar en consideración el factor social. Los árabes (hombres y mujeres) solo se puede independizarse a través del matrimonio, lo que les resulta muy costoso, ya que el novio debe pagar sin la ayuda de su pareja la ceremonia, los regalos a la novia, la vivienda y los muebles y electrodomésticos.
El poder de los jóvenes en el mundo árabe tomó por sorpresa a Occidente, donde se teme que el radicalismo islámico aproveche las revueltas para llegar al poder.
Sin embargo, es la juventud la que encabeza las marchas en las que la simbología islámica ha sido suprimida y sustituida por un mensaje mucho más universal: esto no es una revolución religiosa, esta es la reivindicación de un sistema de gobierno democrático. Y aunque el futuro de la región se mantenga incierto una cosa está clara, los jóvenes árabes lograron un cambio en la región.
cmrodriguez@eluniversal.com
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