La semana pasada fue corta pero intensa. Con Europa cerrada, el Nikkei inició la semana con una caída del 0,11%. No sólo porque la temporada de presentación de resultados aceleró el pistón del mercado, sino también por las renovadas dudas sobre la crisis de deuda soberana europea y el aviso que S&P propinó a Estados Unidos, al situar la perspectiva de su deuda en negativa.
Wall Street ha tirado de Europa, aunque en los parqués del Viejo Continente se han perdido niveles importantes. Sin embargo, y gracias a los resultados corporativos, las fuerzas alcistas en Wall Street sirvieron de sustento. Los analistas de Ecotrader sostienen que, la renta variable estadounidense por un lado y la banca europea por otro, son las claves para que el mercado europeo responda.
Los buenos resultados de compañías como Citi, Johnson&Johnson, IBM, Intel o Apple ayudaron a que los toros mantuviesen el pulso a los bajistas en Estados Unidos. Pero, más allá de la temporada de presentación de cuentas (que por el momento sí está apoyando, ya que en el ecuador de la semana el 86 por ciento de las compañías del S&P 500 que habían mostrado sus cifras habían batido previsiones), estamos pendientes de la próxima reunión de la Reserva Federal.
El mercado desgranará cada palabra de su presidente, Ben Bernanke, en busca de pistas sobre cuándo y cómo podría producirse la retirada del programa de estímulo (el QE2), después de que las actas de la anterior reunión revelasen que entre sus miembros existe disparidad de opiniones.
En la jornada de hoy, festiva para las bolsas europeas, la referencia macroeconómica del día en EEUU será la venta de casas nuevas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario