Grecia necesita ahorrar 26.000 millones de euros (casi 37.000 millones de dólares) en los próximos dos años y espera recaudar otros 50.000 millones hasta 2015 con la venta de propiedades del Estado. Medios griegos señalan que el nuevo programa de recortes, exigido por la Unión Europea (UE), podría ser presentado el lunes o martes, informó DPA.
El primer programa de estabilización, la condición de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para las ayudas de 110.000 millones de euros en 2010, fracasó. Con una deuda de 330.000 millones, Grecia está otra vez al borde de la bancarrota un año después del primer rescate.
Esa es la conclusión de los expertos de la UE y el FMI que controlan las cuentas públicas de Atenas. El presidente del Eurogrupo, el luxumburgués Jean-Claude Juncker, ha dejado claro que el bloque europeo empieza a perder la paciencia.
Se considera que el principal problema es la resistencia de la gigantesca burocracia estatal griega, que boicotea cada intento de reforma. Y los países europeos creen que tampoco la opinión pública helénica acaba de entender lo precaria de la situación.
Cada vez queda más claro que Atenas necesitará nuevas ayudas, actualmente se habla de entre 30.000 y 60.000 millones de euros. Los expertos del banco alemán Commerzbank consideran que el país podría todavía recibir ayudas en 2011, pero a más tardar un año después deberían volver a obtener el dinero necesario en los mercados de capital.
"En tanto, todas las partes tienen claro que se trata de algo poco realista debido a los intereses demasiado altos en el mercado", señala el banco en un análisis. "Grecia trastabillará a más tardar a comienzos de 2012", apunta. Y agrega que la condición para más ayudas debe ser que Atenas empiece de una vez por todas a sanear sus cuentas públicas.
Los expertos creen que el fracaso actual se debe a que las decisiones tomadas no salen del papel. "Mientras más baje uno en la jerarquía, más grande es la resistencia", señala el Commerzbank.
El último ejemplo tuvo lugar hace poco, cuando miles de empleados griegos tuvieron que hacer colas durante horas ante las oficinas de Hacienda para recibir una contraseña con la que puedan hacer sus declaraciones de impuestos de forma electrónica.
Fue un día en el que se perdieron millones de horas de trabajo porque la burocracia griega fue incapaz de encontrar un método más sencillo para facilitar los procedimientos electrónicos. La evasión fiscal y la deficiente administración financiera son consideradas los mayores problemas para el fisco griego.
También las disputas ideológicas dificultan las reformas. El gobernante Partido Socialista (Pakok) está dividido en su seno. Una parte está dispuesta a sacar adelante las reformas -"cueste lo que cueste políticamente", según Papandreu-, pero otra parte se opone a ello.
En las conversaciones con representantes de la UE, el FMI y el Banco Central Europeo suele haber por ello ministros que retrasan las reformas con excusas, o que rechazan de plano los recortes.
Muchos griegos parecen no entender lo crítico de la situación y siguen confiando en el papel paternal del Estado. Papandreu advierte de los peligros, pero muchos de sus compatriotas no acaban de entender que la UE no está dispuesta a asumir ese rol.
"O cambiamos o nos hundimos todos juntos", recuerda una y otra vez el mandatario. En tanto también se le critica a él porque no consigue forzar a su equipo a poner en marcha el programa de estabilización, y no se descarta una remodelación del gobierno o elecciones anticipadas.
El programa debe estar listo a más tardar para mediados de junio tras su discusión y aprobación en el Parlamento. De lo contrario, Atenas no recibirá más dinero. Y muchos expertos creen que en ese momento empezará el caos de verdad, cuando el Estado no pueda pagar las jubilaciones y los sueldos del sector público.
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