La elaboración de productos textiles, calzado, talabartería, metales comunes, productos de metal, maquinaria y equipos, aparatos eléctricos y vehículos es inferior a la de 14 años atrás. Mientras que alimentos y bebidas, madera, productos de papel, edición e impresión, productos químicos, muebles, caucho y plástico tienen al cierre del primer trimestre una producción superior a la de 1997. Tras dos años de continuo retroceso la producción de la industria, sector clave para diversificar las exportaciones y crear empleo, toma aliento y crece 7,5% al comparar el primer trimestre de este año con el mismo lapso de 2010 y, si bien se trata de una noticia positiva, un análisis más profundo evidencia que el sector necesita mucho más para dejar atrás el estancamiento.
Las estadísticas del Banco Central de Venezuela indican que se crece respecto a un trimestre en el que el déficit de energía obligó a frenar la producción de las plantas. Al contrastar el primer trimestre de 2011 con períodos anteriores a 2010 no hay avances.
Respecto al primer trimestre de 2009 la producción industrial se mantiene 2,5% por debajo y versus el primer trimestre de 2008, 3,1%.
La condición de la industria privada es elocuente. Si bien en conjunto se evidencia un crecimiento de 8,5% en el primer trimestre, en ocho de las 16 áreas en las que el Banco Central divide al sector el volumen de la producción es inferior al que existía en 1997.
Un elemento a destacar es que el sector que requiere mayor grado de desarrollo como la producción de maquinarias y equipos, produce en este momento 31% menos que en 1997.
Analistas consideran que las limitaciones para el acceso a las divisas, la competencia que representan las importaciones baratas adquiridas con una moneda sobrevaluada y un entorno hostil que no alienta la inversión explican el estancamiento de los últimos años, pero la desindustrialización del país no es reciente.
Trabajos académicos como el elaborado por el profesor de la Universidad Central, Leonardo Vera, explican que durante el período 1950-1978, Venezuela dio un salto significativo en sus niveles de industrialización.
El producto manufacturero creció al 7,9% anual y Venezuela pasó del último lugar entre los países medianos de América Latina (Colombia, Chile y Perú) al primer lugar, en términos de su producto industrial.
El declive comienza a hacerse palpable desde 1989, cuando el Gobierno de Carlos Andrés Pérez inicia un período de apertura comercial donde no se protegió adecuadamente al sector y el retroceso iniciado entonces no se revirtió en la última década, se agravó.
Entre 2004-2008 América Latina recibió la mayor inyección de inversión extranjera de su historia, pero Venezuela no subió el tren y no se valió de este recurso para captar tecnología e impulsar su industria.
El Gobierno tendrá un dilema a resolver. El incremento de los precios del petróleo abre las puertas para que el gabinete económico recurra nuevamente a la estrategia de mantener anclado el precio del dólar a pesar de la alta inflación agravando la sobrevaluación.
Técnicamente la combinación de tipo de cambio estático con alta inflación deriva en que la moneda pasa a estar sobrevaluada, un desequilibrio donde los productos importados son más baratos que los elaborados en el país y por tanto las compras del país en el exterior se disparan.
Si bien los consumidores obtienen artículos de calidad a menor precio, la producción nacional pasa a tener un techo bastante bajo. Las empresas que se desenvuelven en áreas distintas a la petrolera, sufren una competencia muy dura que limita el espacio para el desarrollo, la creación de empleo y la posibilidad de diversificar las exportaciones.
En este momento 95 de cada 100 dólares que ingresan al país provienen de las exportaciones petroleras, sin la renta que produce el barril el país hubiese tenido en el primer trimestre un ingreso de tan solo 982 millones de dólares, mientras que las importaciones, esenciales para abastecer al mercado, suman 9 mil 521 millones.
vsalmeron@eluniversal.com
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