El Ministerio de Finanzas de Venezuela anunció que la red de entidades financieras del Estado, compuesta por el Banco de Venezuela, Bicentenario, Industrial y del Tesoro le comprarán bonos por 10 mil millones de bolívares.
De esta manera la administración de Hugo Chávez profundiza la estrategia de utilizar a la banca pública como fuente de financiamiento, de hecho, si se toman en cuenta estos 10 mil millones de bolívares el monto recibido por el Ejecutivo a través de la venta de bonos y letras del tesoro a estas entidades aumenta 73% en los primeros seis meses del año.
Con esta última emisión el portafolio de la banca pública tendrá bonos y letras del tesoro por 42 mil 492 millones de bolívares y el centro de su actividad, más que el crédito, es el financiamiento al Gobierno.
Las estadísticas de la Superintendencia de Bancos demuestran que las entidades financieras del Estado son las que menos se enfocan al préstamo al punto que de cada 100 bolívares recibidos en depósitos solo 35,6 estaban colocados en créditos al cierre de abril.
Al mismo tiempo que la banca pública ha pasado a ser una importante fuente de recursos, el Gobierno la ha convertido en la principal receptora de los depósitos del Estado.
Las cifras oficiales indican que al cierre de abril el rompecabezas financiero que controla el Gobierno concentra 71% de los recursos que el Estado tiene en la banca compuesto por dinero de ministerios, alcaldías, gobernaciones e institutos autónomos.
Fuentes bancarias explican que esta acelerada recepción de depósitos oficiales ha creado excedentes de liquidez que solo pueden ser colocados en los bonos y letras que Finanzas vende semanalmente.
En un entorno donde las solicitudes de créditos aumentan lentamente la banca privada también ha incrementado la compra de bonos al Ejecutivo y en total la deuda del Gobierno con el sistema financiero asciende a 68 mil 480 millones de bolívares, unos 15 mil 925 millones de dólares al tipo de cambio oficial.
El Gobierno ha privilegiado el endeudamiento con la banca venezolana donde en caso de llegar a tener problemas de pago le sería muy fácil forzar un refinanciamiento.
Además, la devaluación diluye el peso de la deuda porque aumenta los bolívares a recibir por cada petrodólar.
Para abrir espacio a la colocación de nuevos papeles las autoridades disminuyeron en tres puntos porcentuales el monto de los depósitos que obligatoriamente las entidades financieras deben mantener a manera de reserva en el Banco Central de Venezuela.
La medida ha permitido que aparezca una masa de 10 mil millones de bolívares que los bancos destinarán a la compra de certificados.
Al mismo tiempo, el Gobierno se ha comprometido a utilizar estos recursos para la construcción de viviendas.
"Este proceso de acelerado endeudamiento del Gobierno deriva en que aumenta la exposición de la banca a la posibilidad de que el Gobierno en un momento dado obligue a un refinanciamiento en condiciones poco ventajosas", admite el presidente de un banco que prefiere reservar su nombre.
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