“Estamos rompiendo con un paradigma (la práctica que daba la dirección del FMI a un europeo), es algo por lo cual los emergentes hemos abogado y creo que tenemos que actuar en consecuencia”, afirmó el hasta ahora único candidato de un país emergente a convertirse en jefe del FMI, el mexicano Agustín Carstens, quien llamó a los países emergentes a adoptar una posición en línea con lo que defendieron durante 20 años: quebrar la práctica por la que solo un europeo podía dirigir la institución multilateral, en una entrevista a la AFP.
Desde su creación en 1945, los europeos han estado al frente del Fondo Monetario Internacional y los estadounidenses del Banco Mundial.
“Para que los países estén dispuestos a aceptar y oir las recomendaciones deben tener la tranquilidad de que vienen de una institución apolítica y que no represente a una región”, afirmó Carstens, de 52 años y gobernador del Banco de México.
Más voz y derechos en el Fondo para las economías emergentes “tiene que venir acompañado con más responsabilidad de su parte para ver por el buen funcionamiento de la economía mundial”, cosa que, reconoce, no siempre hicieron precisamente por haber sido dejados de lado.
Carstens compite por ganarse las simpatías de los emergentes frente a la otra candidata a comandar el FMI, la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, y ambos iniciaron en Brasil esta semana una gira que los llevará a China e India, entre otros países.
Aunque por ahora no hay otro candidato oficializado, el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, consultó este jueves a la presidenta brasileña Dilma Rousseff y a otros países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) sobre una eventual candidatura del exministro de Finanzas sudafricano Trevor Manuel, informó una fuente de la Presidencia de Brasil a la AFP.
Lagarde, que ya ha defendido más peso en el FMI para los emergentes, aparece por ahora como favorita por haber recibido apoyo masivo de los países europeos.
Los BRICS y otros países en desarrollo reclaman más representación en el Fondo y quieren acabar con el mandato europeo obligatorio, pero no se han puesto de acuerdo en una candidatura.
Ante reticencias de Europa a que su crisis caiga en manos de un no europeo, Carstens objeta:“los países emergentes tienen conocimientos muy útiles para toda la membresía”del FMI, porque varios de ellos tienen economías florecientes tras pasar por graves crisis.
Además, añadió, si el FMI dirigido por europeos “fue muy exitoso en apoyar a otras regiones cuando estuvieron en crisis, el caso de Latinoamérica, ¿por qué un latinoamericano no podría dirigir al FMI para resolver los problemas de Europa?”.
Argumenta que no le falta experiencia: fue ministro de Finanzas (2006-2009) y antes subdirector del FMI (2003-2006). También afirma que tiene claras las necesidades europeas: “El director gerente que resulte elegido, no importa la nacionalidad, va a tener que dedicarle una gran parte de su esfuerzo y atención a resolver Europa”. Si recibe el mandato, asegura, Europa será “una prioridad”.
Considerado un ortodoxo en algunos medios, Carstens ha adoptado un discurso de flexibilidad en lo que respecta a políticas y recetas del FMI.
Admite que puede ser delimitado el papel del Fondo como juez de las políticas aplicadas por cada país, y reconoce la reciente aceptación de instrumentos adoptados por países como Brasil, de acumulación de reservas y ciertos controles de capitales para proteger su moneda.
“Creo que es adecuado que los países tengan ciertos vehículos para defenderse”, dijo.
España apoyará a Carstens con el que comparte una silla ejecutiva en el FMI, pese a preferir a Lagarde. Uruguay también apoya al mexicano, mientras el resto de países, incluído Brasil, espera que concluya la presentación de candidaturas el 10 de junio.
Lagarde y Carstens aspiran a ocupar la silla de Dominique Strauss Kahn, que dimitió de la jefatura del FMI el 19 de mayo, acusado de intento de violación.
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