junio 15, 2011

La crisis eléctrica venezolana no es mayor debido a que la industria está mermada

Las estadísticas del Banco Central de Venezuela indican que al cierre del primer trimestre la producción de la industria textil, teñido de pieles, calzado, metales comunes, productos de metal, vehículos, maquinaria y equipos, es inferior a la de catorce años atrás y su recuperación agravaría el déficit de energía. Gracias a que la industria privada aun no se recupera del todo y ocho de sus 16 sectores producen menos que en 1997, la crisis por el déficit de energía eléctrica no es mayor, sin embargo, esta situación deja al desnudo las limitaciones existentes para una expansión sostenida. 

El techo tiene consecuencias importantes porque la industria manufacturera es clave para la meta de diversificar las exportaciones y crear suficientes puestos de trabajo. 

La capacidad de generación del sector eléctrico es débil y enfrenta problemas para satisfacer una demanda de energía que comienza a situarse en los niveles alcanzados en 2009 cuando la economía entró en recesión y la producción de la industria manufacturera privada retrocedió 11,9%. 

Por lo tanto, si la industria se recuperase y alcanzara el nivel de producción de 2008, cuando gracias al boom de altos precios del petróleo se tocó el punto más alto de los últimos siete años, el déficit de energía sería mayor. 

Un factor a tomar en cuenta es que en 2008 la industria prácticamente utilizó toda su capacidad instalada, por lo tanto, si en el futuro los empresarios invierten para ampliar el número de máquinas y equipos también crecerá la demanda de energía y los problemas para suministrarla. 

En su informe económico de 2008 el Banco Central de Venezuela reconoce que "el gasto de inversión ha aumentado a un ritmo moderado y el sector enfrenta una necesidad perentoria de renovar y ampliar su stock de capital, sobre todo al considerar los elevados niveles de utilización de la capacidad que se observaron en 2008". 

El déficit de energía no es el único problema que enfrenta el sector industrial. 

Analistas consideran que las limitaciones para el acceso a las divisas, la competencia que representan las importaciones baratas adquiridas con una moneda sobrevaluada y un entorno hostil que no alienta la inversión explican el estancamiento de los últimos años, pero la desindustrialización no es reciente. 

Investigaciones demuestran que después de una expansión sostenida entre 1950-1978, el sector perdió empuje y comenzó a declinar en los años noventa.

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