junio 08, 2011

Ronaldo se despide de su selección de Brasil en amistoso contra Rumania


El adiós de Ronaldo atrajo al estadio Pacaembú a un público multitudinario que saludó con una ovación la entrada del delantero a la cancha desde los vestuarios, a los 30 minutos de juego, reseñó la agencia de noticias Dpa, quien visiblemente cansado,  y aún más gordo que cuando anunció su retiro en febrero, y actuando bajo el efecto de medicamentos para soportar los dolores sobre el cuerpo, se movió poco en los 15 minutos de su participación, pero pese a ello, y con la ayuda de sus compañeros de la verdeamarilla, logró realizar tres disparos a gol.


El primer intento, a los 34', fue frustrado por una buena defensa del Tatarusanu. Luego, a los 40', el "Fenómeno" dejó evidente que es un futbolista retirado al desperdiciar con un disparo muy desviado delante del arco un pase perfecto de Robinho. 

Tres minutos después, Tatarunasu volvió a intervenir para evitar el que sería el gol de despedida del máximo artillero del Mundial, y con ello se convirtió definitivamente en el villano de la noche para la hinchada brasileña. 

Tras el término del primer tiempo, Ronaldo, visiblemente agotado, recibió los saludos de los jugadores rumanos y fue felicitado también por el árbitro argentino Sergio Pezzotta quien le regaló su silbato y la pelota utilizada en el último partido del "Fenómeno" por la selección nacional. 

Dado de la mano con su hijo Alex, de cinco años, y acompañado a cada paso por su hijo mayor, Ronald, quien se dedicaba a registrar en video la noche histórica, el astro dió la vuelta olímpica al estadio Pacamebú. 

Caminando lentamente, saludaba y lanzaba besos a la hinchada. "Gracias, Ronaldo", "Te amo, Ronaldo", gritaba la gente a su paso. 

"Siento un orgullo muy grande por ser brasileño y por formar parte de toda esta gente que está aquí", dijo emocionado a la televisión, envuelto en una bandera nacional. 

Luego, asomó al escenario armado en el centro de la cancha y pidió disculpas a la hinchada por los goles perdidos: "Perdónenme por no haber logrado marcar un gol. Hubiera sido una retribución por todo lo que hicieron Ustedes por mí". 

"Muchas gracias por todo lo que hicieron por mí en toda mi carrera, por aceptarme como soy, por llorar cuando lloré, por sonreír cuando yo sonreí. Ustedes representan a todo el pueblo brasileno, con todo apoyo y todo amor que me brindaron por todos estos años. Hasta pronto, pero ahora fuera de las canchas", concluyó. 

Antes de abandonar el estadio, parecía feliz: "Es una emoción muy grande, Dios mío", dijo al canal SporTV. 

Y confesó que esperaba que al menos uno de sus disparos hubiese resultado en gol: "Yo realmente creí que la pelota entraría al arco, pero el portero logró hacer la defensa. Todos quisieron ayudarme a marcar, el portero (Tatarunasu) fue el único que no lo hizo. Pero no importa, yo anoté los goles que importaban". 

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