febrero 21, 2012

El panorama sigue negro

Este 18 de febrero se cumplieron 29 años del aquel Viernes Negro de 1983, cuando se aplicó en Venezuela la primera devaluación del siglo XX y se instauró el estricto Régimen de Cambio Diferencial (Recadi) que marcó un quiebre en la historia económica del país.

No obstante, a las pocas semanas de ese viernes supuestamente negro, los agentes económicos empezaron a darse cuenta que el bolívar devaluado favorecía al productor nacional quien ahora podía competir con las importaciones, produciendo más y generando empleo.

El punto es que, con un cambio "competitivo", Venezuela puede producir y exportar las cosas que le son fáciles al país, que van de la parchita al acero, mientras que se importan aquellas cosas que no le vienen fácil al país tales como manzanas o aeronaves.Por lo contrario, con el bolívar "sobrevaluado" el país termina importando "todo" a expensas del empleo y el bienestar de sus ciudadanos. Lamentablemente, el gobierno de Lusinchi no lo entendió así y sometió al país a un régimen de sobrevaluación y controles, los cuales generaron corrupción y 29 años de estancamiento y/o contracción de la economía y el bienestar de los venezolanos.

Se trató de concretar la promesa del viernes negro durante la década de los noventa: En su segundo gobierno, Carlos Andrés Pérez propuso crear un Fondo Petrolero con los excedentes de épocas de bonanza de los precios del petróleo, para usarlos cuando llegase la época de las vacas flacas, y a la vez permitir la estabilización del tipo de cambio a un nivel donde los productores venezolanos pudieran ser competitivos. Esta idea se concretó en 1998, en el segundo mandato de Rafael Caldera, con la creación del Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica (FIEM).

Sin embargo, la llegada de la revolución promovida por Hugo Chávez dio al traste con esta enmienda de la política económica de los 90. El bolívar se volvió a sobrevaluar y la producción a estancar.Los recursos que llegaron de los altos precios del petróleo se despilfarraron en un Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) que no rinde cuentas a la nación.La política económica de controles de la tasa de cambio y de precios sigue sin funcionar. El sector productivo está asediado y disminuido. La moneda está sobrevaluada. Y como nunca antes en el país, se promueven las importaciones a expensas de la producción nacional.

Si se retomara la ruta de los 90, manteniendo un tipo de cambio competitivo y promoviendo la inversión privada en la agroindustria y el respeto a los derechos de propiedad, Venezuela podría exportar los rubros donde es competitiva, ser autosuficiente en otros, e importar sólo aquéllos donde realmente no tiene las ventajas comparativas para producirlos.Hoy, 29 años después de aquel Viernes Negro, la lección no solo no fue aprendida, sino que es flagrantemente ignorada, por ello el panorama del país es más negro que nunca.

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