En Venezuela no hay planes para masificar la educación formal, tampoco se están invirtiendo las cantidades necesarias para conservar los planteles y las técnicas de formación, razón por la que dentro de cincuenta años, probablemente el país se vea afectado por una escasez de recurso humano calificado para trabajar en las organizaciones que impulsan la evolución del país, aseguró el especialista.
La indolencia gubernamental ante la situación educativa nacional, queda demostrada al evaluar la disminución en la cantidad de alumnos que se gradúan en escuelas técnicas y la calidad de estas instituciones, las cuales otrora conformaban el nicho que preparaba a ciudadanos para salir de la educación secundaria con una profesión técnica en la que pudieran aportar beneficios sustanciales a la sociedad y al mismo tiempo adiestrarse en un oficio que, en muchas ocasiones, estimulaba a los estudiantes a continuar a grados universitarios.
De igual forma el impulso que tuvo la educación secundaria en liceos nacionales y estadales representó, en algún momento, la antesala para que los estudiantes ingresaran a la universidad, situación que, para Ecarri definitivamente no está ocurriendo en la actualidad, ya que el "desdén" se apoderó de la educación del país para dar paso a la delincuencia y la muerte.
El magna cum laude en Derecho, explicó que los índices de inseguridad en crecimiento demuestran que la formación inicial no se está llevando a cabo en las escuelas sino en las calles, de la mano de bandas delictivas que reclutan niños y adolescentes para convertirlos en malhechores.
Con este panorama, no solo va en detrimento de los venezolanos el factor económico y productivo de la nación, sino que hay un profundo deterioro social que solo puede ser contrarrestado con planes educativos formales y eficaces, que permitan a los ciudadanos instruirse para confrontar los retos profesionales que se avecinan, apuntó.
Futuro incierto
Para el dirigente de Proyecto Venezuela, el país no va por buen rumbo educativo, pues hay una tendencia sostenida por parte del Estado de no otorgarle la importancia necesaria a la educación, por lo que el déficit de escuelas, de programas y de cronogramas de acompañamiento social va en aumento.
Ecarri recordó las palabras de Simón Rodríguez, Cecilio Acosta y Arturo Uslar Pietri, quienes expresaron que la educación debe tener un sentido de utilidad práctica. "Estudiar es aprender una forma de hacer determinadas cosas que permitan el empoderamiento social que tanto necesita el país".
Desde los años 60 no se modifica el currículo escolar venezolano, lo que evidencia que la enseñanza nacional está en una seria desventaja con respecto a los países vecinos, en donde, según el político, han podido superar las distintos flagelos sociales al contrarrestarlos con educación.
La soberanía nacional, tema de principal importancia para el Gobierno actual, también está en peligro de continuar creciendo el abandono de la escuela y la preparación de niños para el futuro, explica el académico.
En los años venideros tanto las empresas del Estado, como las organizaciones privadas que forman parte del las industrias que impulsan el desarrollo del país, tendrán que ser manejadas en su totalidad por personal extranjero, porque lamentablemente habrán pocos venezolanos capaces profesionalmente, de trabajar en las referidas entidades
Inclusive ya se puede ver una muestra de eso, aunque por otras razones, en la actualidad cubanos y chinos ocupan puestos de trabajo que pueden ser manejado por venezolanos, eso es solo una pequeña muestra de lo que se puede presentar en los próximos años de continuar con esta situación, sostuvo Ecarri.
Déficit docente
El también profesor de la Universidad Monteávila relató que es nieto de una señora oriunda de San Joaquín, en el estado Carabobo, quien fue gran autoridad en la región, por ser la maestra de muchos niños durante su juventud. Ecarri hace esta remembranza para ejemplificar la forma en la que los maestros y profesores eran seres respetados en años anteriores, por su sabiduría y mística pedagógica.
Sin embargo en la actualidad, ese respeto se ha perdido en su totalidad, lo que Ecarri ve más grave es que la desmejora viene inicialmente de las principales autoridades del país, quienes desestiman el trabajo de los maestros al no reivindicar las condiciones laborales de quienes transmiten conocimientos.
Esta es la principal razón por la que los bachilleres no escogen la educación como carrera universitaria. Las condiciones salariales de los docentes son peores que cualquier otra profesión u oficio inclusive que no requiere formación universitaria, afirmó.
Según Ecarri, tener a los profesionales de las aulas en el último escalafón de importancia, destina a Venezuela a perpetuarse en la pobreza y la descomposición social, ya que los educadores conforman esa ejército que verdaderamente puede sacar al país adelante, pero para ello se necesita estímulo laboral y profesional.
La decadencia en la formación de estos profesionales es tal, que luego de conversaciones con el presidente de la Asociación de Profesores del Instituto Pedagógico de Caracas (Aproupel), profesor Guillermo Miguelena, han concluido que sería ideal implementar lo que se conoció en su momento como Bachillerato Normalista.
Esta modalidad de estudio consistía en la preparación educativa de los estudiantes de secundaria enfocada en la enseñanza, para que los jóvenes egresaran con competencias prácticas para impartir clases en educación preescolar y primaria.
La diferencia en esta oportunidad, según manifestó Ecarri, es que si bien desde el primer año de bachillerato el educando estudiaría bajo un programa especial que lo llevaría a tener el título de bachiller docente, éste no solo se quedaría hasta allí, sino que se impulsaría al graduado a continuar sus estudios pedagógicos a nivel universitario.
La premisa de Prieto Figueroa fue, educar a Venezuela y esta fue una manera efectiva de hacerlo, apunta el profesor universitario. También sería una forma de impartir educación reformada y de calidad a los futuros profesores, pues las instituciones que dan pedagogía superior también presentan carencias académicas y educativas.
El militante de Prove refiere que el Instituto Pedagógico de Caracas (IPC), institución de trayectoria y pionera en la formación de educadores en distintas ramas, está en completa decadencia, parte de sus instalaciones están invadidas, los huertos y laboratorios para los estudiantes de Química y Biología están deteriorados y los ocupantes hacen sancochos los domingos. ¿Qué se puede esperar de centros de enseñanza con este panorama?, cuestionó Ecarri.
En Caracas una de las instituciones de educación normalista más destacadas fue el Liceo Normal Miguel Antonio Caro y la Escuela Normal Gran Colombia - ahora Francisco Pimentel - ambas instituciones impartían clases y enfatizaban su programa en instruir de herramientas pedagógicas a los jóvenes, quienes egresaban listos para impartir clases en educación primaria.
La Caro, como fue conocida, inició en 1912 y en 1983 se graduó su última promoción, ya que en 1980 el Ministerio de Educación comenzó a eliminar los estudios docentes de educación media.
Acompañamiento social sin ideologización
El replanteamiento del sistema educativo formal debe llevar como factor principal la incorporación de programas sociales que contribuyan con estrechar las relaciones entre las escuelas y el hogar de los niños, apuntó Ecarri.
Las instituciones educativas son entes de transformación que si penetran en el fondo de las comunidades pueden ser un factor determinante para la preparación y el empoderamiento social, desde la familia hacía la vida en general, razón por la que los maestros deben profundizar su labor educativa, señaló el director de la fundación.
El jurista, especializado en la enseñanza, destacó la labor de una escuela en el barrio El Guarataro, al oeste de Caracas, en el que hay un programa que establece que el primer día de clases no se realiza en la institución sino en la casa de los alumnos, ya que los educadores se trasladan hasta las casas de los niños para conocer las realidades en las que conviven los infantes con los que compartirán todo un año escolar. "En el Guarataro hay niños que viven en ranchos de cartón y zinc, mientras que otros viven en casas bastante más acomodadas. También hay quienes tienen padres, otros solo tienen madre, todo eso hay que conocerlo".
Ecarri puntualizó que la labor de enseñanza va más allá de la transmisión de conocimientos, la dinámica social actual requiere que se conozcan las circunstancias en las que se desarrollan los niños y jóvenes, de esta forma se tiene cierta garantía de atacar las amenazas que aquejan a los jóvenes en riesgo de caer en la delincuencia y las drogas.
Esta labor supone un trabajo mancomunado también con las distintas universidades del país, el docente explica que la Universidad Central de Venezuela (UCV) ha desarrollado un amplio programa para la carrera de Trabajo Social, la cual puede servir de apoyo para el reordenamiento educativo en el país.
El objetivo debería ser abordar a los estudiantes en sus primeros 13 años de vida, en los que corren mayor riesgo de desviar el curso de su destino, motivado a los flagelos que afectan a la ciudadanía.
Ideología.
Ecarri desmiente que la ideología y adoctrinamiento fortalecen los niveles educativos, "estos solo trae estancamiento". Mientras en Sao Paolo, Brasil el Gobierno está impulsando un programa llamado "Todos por la Educación", en Venezuela se analiza las proezas del Ché Guevara, espetó.
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