junio 05, 2010

Ecoeficiencia o cómo producir más con menos

Debido a que es responsable de más del 90 por ciento de las actividades productivas en América Latina, la pequeña y mediana empresa (PYME) es un agente crucial para mejorar las condiciones de vida en la región. Las PYME tienen las mismas preocupaciones que las grandes empresas en lo que respecta al crecimiento y a sobresalir ante una competencia cada vez más aguerrida. Al igual que las grandes empresas, también enfrentan el desafío de crear fuentes de trabajo estables y de promover el desarrollo económico de las comunidades en las que se asientan. Sin embargo, las PYME encuentran mayores obstáculos para cumplir con tales compromisos.

Por un lado, es común que la PYME latinoamericana presente cierta informalidad en el aspecto legal; generalmente concentra su sistema administrativo en el propietario, carece de delegación y de procesos administrativos formales. Del mismo modo, ante la falta de acceso a programas de capacitación y a créditos, sus métodos de producción suelen ser artesanales, poco flexibles y sin el uso de tecnología de punta. Finalmente, las condiciones de infraestructura y los servicios públicos a menudo son insuficientes. Por todo lo anterior, la PYME no cuenta con las herramientas necesarias para enfrentar su responsabilidad con el medio ambiente y la comunidad. Es común que el pequeño y mediano empresario mantenga una actitud reactiva ante las cuestiones ambientales, pues prefiere esperar a que el gobierno establezca normas ambientales antes de pensar en modificar actividades contaminantes.

Ante este panorama, la ecoeficiencia ha surgido como una respuesta empresarial al deterioro ambiental y a la necesidad de supervivencia de las empresas a través del aumento y mejoramiento de la productividad. A pesar de ser una filosofía concebida recientemente y aún en etapa evolutiva, la ecoeficiencia es una visión a futuro que ha irrumpido con fuerza en el ámbito empresarial mundial y que cuenta con el potencial de ser el instrumento fundamental por el cual las empresas pueden contribuir al logro del desarrollo sostenible: satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Como veremos a continuación, la adopción de una postura ecoeficiente por parte de las PYME es algo no sólo deseable, sino factible también.

Como punto de partida, es necesario definir este concepto. La visión central de la ecoeficiencia se puede resumir en producir más con menos. Utilizar menos recursos naturales y menos energía durante el proceso productivo, reducir los desechos y atenuar la contaminación es definitivamente positivo para el medio ambiente; también es benéfico para las PYME, pues al hacerlo se promueve la innovación y disminuyen sus costos de producción y operación. Como meta final, la ecoeficiencia debe buscar la elaboración de bienes y servicios a precios competitivos que satisfagan las necesidades humanas y eleven la calidad de vida de la población, y promover la reducción progresiva del impacto ambiental negativo de los productos.

Sin embargo, existen varios elementos que a primera vista parecen ser obstáculos para la implementación de la ecoeficiencia. El principal reside en la falta de conocimiento de la existencia de soluciones, como lo es la ecoeficiencia, que permiten atenuar el impacto ambiental negativo de las actividades productivas al tiempo que elevan la competitividad empresarial. Otro de los factores que limitan la adopción de la ecoeficiencia en la PYME es la dificultad del acceso al crédito financiero. Con recursos escasos, es poco probable que los pequeños empresarios utilicen su capital para desarrollar tecnologías o procesos más eficientes y limpios. El acceso directo al crédito permitiría a las PYME financiar la innovación de sus procesos o equipos.

Aparte de la inversión, se requiere la participación informada de los dueños, los trabajadores y la comunidad local para hacer funcionar la ecoeficiencia.

Si bien algunos pequeños y medianos empresarios muestran conciencia ambiental, existe entre ellos poca voluntad de incorporar prácticas ecoeficientes dentro de las empresas. Esto se debe a que no perciben muchas ventajas en contar con procesos limpios. Por una parte temen los costos elevados y, por otra, no reciben señales fuertes de que existe una demanda de productos más limpios. En muchos casos, las PYME sólo toman en serio los problemas del medio ambiente cuando las soluciones se combinan con una mayor productividad, progreso tecnológico, productos y servicios innovadores y nuevos mercados.

Para estimular un aumento de conciencia entre las PYME que lleve a la acción, es necesario emprender un mayor esfuerzo, coordinado y comprometido entre todos los niveles de la sociedad civil, para capacitar y educar en este tema a los pequeños empresarios. La educación y la capacitación son fundamentales para que la toma de decisiones en cualquier empresa se haga de manera responsable e informada, tomando en cuenta las consecuencias ambientales de cada acción.

Ante esta situación, se han impulsado varios programas para mejorar el acceso de las PYME latinoamericanas a capacitación, información y financiamiento, y de esa forma introducir proyectos ecoeficientes. Entre estos programas está FUNDES, que apoya técnica y financieramente a las empresas en proyectos orientados a mitigar el impacto ambiental; el Centro de Información para la Ecoeficiencia en los Negocios (CIEN) del ITESM, que facilita información sobre ecoeficiencia y desarrollo sostenible a toda empresa interesada en estos temas; y Promoción de la Pequeña y Mediana Empresa Ecoeficiente Latinoamericana (PROPEL), que diseña planes de administración ambiental para las PYME.

Las PYME pueden y deben adoptar la ecoeficiencia. Ésta debe considerarse ante todo como una cultura administrativa que guía al empresariado mediano y pequeño al asumir su responsabilidad con la sociedad y lo motiva para que se convierta más competitivo, impulse la innovación productiva en su negocio y adquiera mayor responsabilidad ambiental. Contrario a lo que pudiera pensarse, las PYME no necesitan sustituir radicalmente sus prácticas y procesos de producción para convertirse en empresas ecoeficientes. La ecoeficiencia motiva a la innovación para adaptar los sistemas productivos existentes a las necesidades del mercado y del medio ambiente, lo cual se traduce en el crecimiento económico de la empresa y, por ende, de la región.

Azucena Garza
Coordinadora de Comunicaciones del CEDSAL y
Humberto Farrera
Coordinador del Centro de Información para la Ecoeficiencia en los Negocios
CEDSAL y CIEN
El Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible de América Latina (CEDSAL) agrupa a más de 300 empresas e incorpora Consejos Nacionales en varios países de la región. El CEDSAL busca promover el liderazgo para efectuar el cambio hacia un desarrollo sostenible de nuestro continente.

El Centro de Información para la Ecoeficiencia en los Negocios (CIEN) es un servicio del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) que facilita información sobre ecoeficiencia y desarrollo sostenible a todo organismo interesado en estos temas.

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