Convertir una idea en una alternativa de negocio, valiéndose de la tecnología, es el propósito con el que Intel motiva a jóvenes de todo el mundo a crear cadenas productivas. Prototipo de la máquina creada por Filsel, cuyos filtros y proceso de concentración de un producto está en patente. La Universidad de California en Berkerley, considerada una de las mejores instituciones del mundo, fue el lugar donde se encontraron 27 equipos de emprendedores que buscaron convencer a un jurado de que su proyecto era el mejor y demostrar por qué en cada uno de sus continentes fueron elegidos para estar en el Reto de Emprendimiento Tecnológico, Ibtec, por su sigla en inglés), organizado por Intel y la prestigiosa alma mater.
El premio de US$25.000 parecía lo menos importante para aquellos intelectuales, a quienes se les notaba el entusiasmo por darle más fuerza a su idea y buscar personas expertas e interesadas en materializar las creaciones que durante años de estudio ocuparon sus conocimientos. Equipos de China, Rusia, Alemania, Italia, Japón, India, Estados Unidos, Kuwait, Bulgaria, Egipto, Turquía, Israel, Singapur, Argentina, Brasil, México, Chile y Colombia llegaron a Berkeley gracias a que fueron los ganadores del Desafío Intel en cada una de sus regiones. Esta iniciativa, que forma parte de los cuatro programas de responsabilidad social del mayor creador de chips del mundo, convocó sólo en América Latina a 241 proyectos, de los cuales fueron seleccionados seis para representar el continente.Colombia hizo presencia en este privilegiado grupo de inventores con cuatro paisas que crearon la empresa Filsel (filtración selectiva), cuyo complejo trabajo se basa en la manipulación de partículas muy pequeñas, a través de la nanotecnología. José Fernando Naranjo (ingeniero hidráulico y administrador), Tomás Molina Mejía (ingeniero administrador), José Luis Granados (ingeniero de diseño) y Ángela Guerrero (abogada) son los emprendedores que llegaron hasta California para mostrar una planta capaz de recuperar las materias primas de procesos industriales, evitar la contaminación de ríos y volver potable el agua salada.
Una empresa con "tecnología verde"
Computadores, dispositivos móviles y componentes de audio, imagen y video no son los únicos espacios en los que se mueve la tecnología. Los procesos industriales y los conceptos que hoy ponen en boga el cuidado del planeta ocupan hoy un espacio privilegiado en las mentes de quienes a través de la investigación buscan un ambiente sin contaminación, pero con inventos que puedan ser puestos a disposición de todos por su precio y utilidad.
De esa forma lo pensaron en Filsel, preocupados porque el 90% de las aguas residuales en países en desarrollo es vertido sin el debido tratamiento, lo que genera un costo ambiental para Colombia de US$9.000 millones por año y para las empresas impuestos ambientales cada vez más altos que impactan los costos de producción.
Así, lo que desde hace 35 años lleva trabajando José Fernando hoy consiste en tratar y filtrar las aguas residuales industriales para separar los compuestos que se encuentran disueltos en ella. Entonces, por un lado se recupera el agua y por el otro las materias primas que las empresas están botando. Por ejemplo, una compañía de bebidas, lácteos o alimentos utiliza soda cáustica y mucho porcentaje de ese producto no reacciona en el proceso, pero para poderla botar es necesario comprar otros componente para neutralizarla.
La creación de Filsel recupera la soda que todavía no ha reaccionado y el agua, para que la empresa sólo bote lo que realmente se gastó. Con esto la idea es volver a utilizar lo que sirve.
Tomás explica que con este proceso se controla el 100% de la contaminación de una manera económica y que genera utilidades a la empresa, pues en el mundo existe la filtración, pero no se recuperan cada uno de los compuestos como lo hace el invento de Filsel.
En estos momentos, la creación de los tres colombianos se encuentra en el proceso de patentar el diseñó de los filtros y el material del que están hechos, además del concepto de concentración de un producto hasta el 100% y la extracción del agua de una mezcla en ese mismo porcentaje.
En Colombia el consumo de agua ha aumentado a 5,4 billones de metros cúbicos por año y se pronostica que para 2025 esta cifra podría duplicarse. De ese gasto, las industrias demandan el 13% del líquido en la actualidad, de allí que la iniciativa ganadora del Desafío Intel en el país, una de las seis seleccionadas en Latinoamérica y de las 27 en el mundo, constituya una verdadera muestra de emprendimiento tecnológico con grandes alcances en el mundo.
Una gran muestra de creatividad sin importar el idioma ni la cultura fue lo que se vio en Berkeley, donde se congregaron decenas de jóvenes emprendedores que ya generan empleo y algunos cotizan en bolsa. Lo mejor es que Colombia mostró sus inicios hacia una economía de emprendimiento.Agua potable salida del marAunque quitarle la sal al agua del mar ya se hace en varias partes del mundo, el costo en energético y monetario es muy alto.
Esa premisa llevó a los creativos de Filsel a armar un proceso que permitiera a comunidades que carecen de agua dulce gozar del preciado líquido.
José Fernando Naranjo, investigador líder, explica: "La sal es un sólido que está en suspensión dentro del agua y cuando uno pasa el líquido por un nanoporo, éste retiene la molécula de la sal y deja pasar sólo el agua".En Manaure, departamento de La Guajira, Filsel tiene una planta desalinizadora que, según cuenta Naranjo, produce agua con las mismas características físico químicas y biológicas del agua dulce de alta calidad, y se siguen haciendo constantes pruebas.•
Christian Quiroga Sánchez / Berkeley, California | Elespectador.com --
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