Cuando la ciudad ya no es propiamente ciudad. Es lo que ocurre con Ciudad Bolívar, la capital del Estado Bolívar. En verdad era una ciudad comercial, apacible, bonita, tranquila, limpia. Los centenares de trabajadores de Matanzas y demás empresas del hierro y del aluminio que habitaban en Ciudad Bolívar se levantaban tempranito, sin peligro, a esperar los buses que los trasladarían a los patios y galpones de las empresas florecientes de esa zona del país. Hoy eso se ha venido abajo, hay mucho desempleo, inseguridad, insalubridad, apagones y su vitrina, que es el Paseo Orinoco, ha sido invadida por buhoneros provenientes de Guyana, Brasil y del interior, ante la pasividad o complicidad de las autoridades encargadas de evitar tal situación…
Cuando un pueblo se transforma en ciudad. Fue lo que ocurrió con Puerto Ordaz, una parte de Ciudad Guayana, conjuntamente con San Félix. Puerto Ordaz fue planificada como una ciudad ordenada, y capitaneada su concreción por Leopoldo Sucre Figarella. Allí, una serie de constructores italianos y venezolanos construyeron esa moderna ciudad para que sirviera de aposento de los trabajadores del hierro que progresaban en lo económico y en calidad de vida, y todo comenzó bien y con deseos de avanzar…
Una ciudad necesita nuevos proyectos. Que incluya nuevas vías, espacios para la cultura y el deporte, servicios de calidad, universidades y preparación de su gente para brindar atención de calidad a sus semejantes. Hoy Ciudad Guayana requiere acelerar el paso para incorporar a San Félix al progreso y mantener su nivel de vida que se comienza a ver disminuido; su gente requiere de mayor preparación para ir acorde con su crecimiento…
Maracaibo debe mirarse en ese espejo. Maracaibo, hace un par de décadas dio un salto, gracias a la concepción de desarrollo regional de F. Chumaceiro y de M. Rosales. Se elaboraron proyectos de modernización que fueron ejecutados y se le dio continuidad en varios periodos de Gobierno; ello, nos elevó nuestro rango de ciudad. Por razones económicas y de geopolítica, comenzamos a desacelerar y se nos ha ido nublando la visión de desarrollo. Los servicios públicos comenzaron a colapsar ante un crecimiento poblacional y por falta de nuevas inversiones acordes con ese crecimiento, muchísimos más vehículos para las mismas calles y autopistas, mayor producción de basura y el mismo relleno sanitario, más necesidad de agua y el mismo sistema obsoleto de distribución del preciado líquido, ausencia de dotación planificada de viviendas y proliferación de invasiones; se acentuaron las confrontaciones políticas y hoy Maracaibo, aun siendo la primera ciudad, no es la cosa por excelencia…
Necesitamos retomar la senda del desarrollo. Y ello requiere de nuevos planes urbanos para enfrentar una realidad que nos está rebasando, pues Maracaibo con sus municipios limítrofes con los cuales forma una conurbación, posee más habitantes que todo el estado Bolívar, Anzoátegui, Lara o Táchira, lo cual nos da una idea de su complejidad, y que para mejorar como ciudad y como municipio necesariamente debe pasar por el rescate de sus competencias, elevar los niveles ético institucionales, organizar la informalidad, rescatar los espacios urbanos de uso común, construir más corredores viales, adecuar la Circunvalación I y II y terminar la III, incorporar centenares de unidades de transporte colectivo, integrar el servicio de aseo urbano con un sistema de reciclaje; y necesita, de todos nosotros, más, pero muchísimo más espíritu ciudadano
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