diciembre 27, 2010

2011: Bueno para las inversiones en Estados Unidos

El año que viene podría ser bastante bueno para los que inviertan en EEUU
En un debate reciente con un grupo de gestores de fondos y responsables de asignación de activos, me sorprendió ver la unanimidad con que opinaban sobre cuál sería la mejor región bursátil el próximo año: los mercados emergentes, especialmente Asia excepto Japón, eran la primera opción de todos los presentes para 2011. Nadie mencionó EE.UU.
Eso puso a funcionar mi antena de inversor contracorriente, y los acontecimientos de la semana pasada al otro lado del charco han confirmado mi opinión de que el próximo año podría ser bastante bueno para los inversores que estén en el mayor mercado bursátil del mundo. La política, las orientaciones monetarias y fiscales, la fortaleza empresarial y las valoraciones sugieren que el mercado estadounidense podría cerrar 2011 a un nivel considerablemente superior al actual.
El ciclo electoral estadounidense suele ser beneficioso para el año después de las elecciones legislativas, especialmente cuando un presidente derrotado tiene que aparcar convicciones y pactar. El paquete de medidas económicas presentado hace unas semanas significó una marcha atrás para Obama, y la ampliación de los recortes fiscales más allá de su vencimiento planificado a finales de 2010 elimina uno de los mayores obstáculos para continuar con la recuperación económica el año próximo. La mayor sorpresa del paquete de medidas fue un recorte del 2% en las retenciones de las nóminas, que por sí solo dará a la economía un impulso de 120.000 millones de dólares.
Esto significa que las perspectivas están más despejadas en EE.UU. que en cualquier otra parte del mundo. Así pues, la austeridad presupuestaria que, como indiqué la semana pasada, hará de 2010 un año difícil en Gran Bretaña, no es para los estadounidenses. Tampoco son para ellos los problemas de deuda pública que afligen a Europa, aunque los 900.000 millones de dólares en que se incrementa el déficit de EE.UU. como resultado de las medidas de la semana pasada ensombrecerán el futuro en algún momento. Tampoco les afectan los problemas de inflación que acechan a China y otros mercados emergentes.
La inflación evoluciona, de hecho, considerablemente por debajo del objetivo implícito de la Fed a pesar de que los tipos de interés ya llevan dos años en una tasa efectiva de cero. Goldman Sachs cree que permanecerán a esos niveles durante dos años más, aunque la fuerte e inesperada subida de los rendimientos de la deuda pública a diez años en muchos países durante las pasadas semanas demuestra que las previsiones de tipos de interés pueden ser vulnerables a los acontecimientos.
Con el paro aparentemente anclado en una tasa históricamente alta de casi el 10% y una tasa real de subempleo aún más alta, no creo que los tipos de interés vayan a subir mucho en EE.UU. a corto plazo.
Los bajos tipos de interés, que han permitido a las empresas refinanciar su deuda en condiciones favorables sin precedentes, han contribuido a la mejora de los márgenes de beneficios hasta niveles casi récord. Esta tendencia se ha visto reforzada por la respuesta especialmente rápida de las empresas a la contracción económica, que es la otra cara de la elevada tasa de paro. El resultado ha sido que los márgenes tocaron fondo a niveles mucho más altos que en las recesiones de comienzos de 1990 y de 2002.
El rebote de los márgenes supone que los beneficios medios de las empresas integrantes del S&P 500 deberían ser más altos que su anterior máximo de 2007 y alrededor de 1,5 veces más altos que en 2000, cuando la Bolsa estadounidense marcó máximos en 1.527, un 24% más que el nivel actual.
Aunque las valoraciones eran claramente excesivas entonces, la combinación de un mercado mucho más bajo y beneficios mucho más altos significa que las acciones son mucho más atractivas hoy. Como se prevé que los beneficios crezcan a tasas de dos dígitos tanto el próximo año como el siguiente, el múltiplo de beneficios que los inversores estarán dispuestos a pagar también podría subir. Es precisamente esa combinación de mayores beneficios y PER al alza la que siempre caracteriza a los mejores años en los mercados.
La última razón por la que 2011 podría ser el año de EE.UU. es la descomunal cantidad de dinero que está aparcado fuera de la Bolsa. Creo que el incremento del rendimiento de la deuda pública durante las últimas semanas podría convertirse en un punto de inflexión cuando los inversores comiencen a plantearse si han puesto su dinero en el lugar adecuado.
Tras varios años de salidas de capitales de los fondos de renta variable, la marea está cambiando; los inversores se están dando cuenta de que tienen que volver a entrar en activos de riesgo si quieren sustituir la renta que han perdido con sus depósitos garantizados. Si el alza de los rendimientos de los bonos cambia la percepción de que la renta fija es un activo refugio como el efectivo, la Bolsa estadounidense podría recibir una importante inyección de dinero el próximo año.
Dinero fácil, buenas tasas de crecimiento, valoraciones razonables e inversores indiferentes conforman un panorama bastante atractivo.
Artículo de Tom Stevenson, director de inversiones de Fidelity International, sobre las perspectivas económicas en EEUU y sus oportunidades de inversión.

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