enero 15, 2011

Radiografía de la economía venezolana

ANÁLISIS ECONÓMICO
COMO DEMOLER A UNA ECONOMÍA
Las proyecciones sobre el comportamiento de la economía venezolana en 2010 señalan que la recesión continuará y, además, el país seguirá mostrando la inflación más elevada de la región. La radicalización del proyecto socialista podría tener costos muy fuertes no sólo para el Gobierno, sino para toda la sociedad.
El boletín del Banco Central de Venezuela que muestra la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) en el segundo trimestre de 2010 y totaliza la cuenta del primer semestre, salvo mostrar una “desaceleración” en la recesión, no cambia para nada los supuestos de análisis que se utilizaron para pronosticar la situación económica del país tanto en noviembre de 2009 como en junio pasado.
Salvo algunos cambios puntuales en las proyecciones estadísticas, la realidad es que el país camina en su segundo año seguido de contracción, convirtiéndose en el único caso en América Latina donde se espera un saldo rojo al final de este año. El más reciente análisis del BBVA sobre la región trae una corrección al alza en su pronóstico de crecimiento, desde 4,6% a 5,2% como promedio para este grupo de naciones.
La historia real, la concreta que se vive todos los días, parece empeñada en demostrar que la transición al socialismo que el gobierno del presidente Hugo Chávez viene implantando es, realmente, un proceso de destrucción del aparato productivo privado a cambio de una mayor incertidumbre económica, política y social.
Incluso los más optimistas, como el mismo grupo financiero español que, a estas alturas, pronostica un crecimiento de 1,7% para la economía venezolana en 2011, no puede dejar de reconocer los desequilibrios estructurales que se acumulan en el sistema económico nacional.
Entre las pocas cosas que han cambiado está el tema cambiario. El Ejecutivo, junto con el BCV, creó un nuevo sistema de transacciones de títulos públicos que, en teoría, serviría para que los excluidos, “de facto”, del régimen de Cadivi obtuvieran divisas, a un tipo de cambio más cercano al mercado, mediante una permuta de títulos administrada por el ente emisor.
Los resultados no han sido buenos, al punto que el Gobierno lanzó, recientemente, una emisión de 3.000 millones de dólares para apalancar un poco la oferta de este mercado y el propio Presidente de la República anunció una emisión adicional de 2.000 millones, esta vez en cabeza de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Las estatizaciones, las presiones financieras y el cerco regulatorio para cercenar la actividad económica privada siguen siendo constantes y los objetivos estratégicos de las políticas oficiales se van haciendo más claros, a pesar del esfuerzo de algunos factores políticos oficialistas por sembrar confusión en torno a la naturaleza y las características concretas del modelo socialista que se quiere implantar en Venezuela.
La discrepancia parece basarse en una sola variable incierta: ¿Qué tan grande y eficiente puede ser la capacidad real del gasto público, que se supone aumentará en los próximos meses, para reactivar siquiera a los sectores claves del sistema económico?
Las elecciones parlamentarias del próximo 26 de septiembre podrían impactar muy claramente el desempeño económico del año, no para determinar si la economía crece o no, según piensa la mayoría de los expertos no afiliados a la corriente gobernante, sino para establecer si la caída es más o menos pronunciada.
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, expresa en números cuán inexacto es el mito del poder salvífico del gasto público. “En 2006, que fue nuestro mejor año en esta década, el Gobierno necesitó 2,7 millardos de dólares reales para generar un punto de crecimiento del PIB, mientras que en 2008, nuestro último año de crecimiento hasta ahora, necesitó 13,4 millardos. Tuvo que multiplicar por cinco el gasto para generar la misma respuesta”.
José Manuel Puente, profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (Iesa), comparte este principio y expresa sus dudas sobre la capacidad efectiva del Ejecutivo de reimpulsar el aparato productivo, debido a su “ineficiencia como gestor” y a la carencia de una estrategia consistente de recuperación.
“Estamos viendo a un Gobierno que devaluó y duplicó, por tanto, sus ingresos fiscales petroleros, además que sigue contando con un margen importante de endeudamiento. El Ejecutivo usará, al menos, tres fuentes de financiamiento en lo que resta de 2010: las utilidades cambiarias, que podrían reportar 30 millardos de bolívares; un buen volumen de endeudamiento; y lo poco o mucho que quede en los fondos cuasi fiscales. Creo que el tercer trimestre pudiera ser menos malo que el primero; pero no estoy seguro de eso”, advierte el economista.
Según las cuentas de la firma consultora Ecoanalítica, los recursos guardados en estos fondos especiales, como el Fonden y el denominado Fondo Chino, se redujeron 50% en comparación con sus saldos de 2008. El problema es que no se sabe exactamente cuánto suman realmente estos “ahorros”.
La Inflación
Además de ser la única nación de América Latina que, según los pronósticos, tendrá contracción económica en 2010, Venezuela también tendrá el poco honroso papel de exhibir la mayor inflación de la región.
Según las más recientes proyecciones del BBVA, por ejemplo, la inflación puntual de este ejercicio será de 31,3%, pero la promedio escalará a 35%. Otros analistas vislumbran tasas más altas, como el economista Jesús Cacique, quien apuesta por un crecimiento del Índice Nacional de Precios no inferior a 35% para el año.
Esta inflación es directamente resultado de los problemas crecientes de productividad que tiene la economía, en concreto por el entorno hostil a la inversión privada.
En pocas épocas anteriores, la política determinó tanto a la economía como en estos tiempos. Para algunos –pocos- analistas, se está desarrollando un cambio de curso en la gestión del presidente Hugo Chávez, que podría dar al traste con muchas proyecciones moderadas e, incluso, optimistas de comportamiento económico.
Hasta el año pasado, el Gobierno había manejado una estrategia de transición al socialismo marcada por un relativo pragmatismo. En lances electorales anteriores, el Jefe del Estado solía retroceder tácticamente en algunos puntos particularmente urticantes: el tono de sus discursos se moderaba, las expropiaciones bajaban el ritmo, había ciertos arrumacos con los estratos medios, se paralizaba la discusión parlamentaria de ciertos proyectos legales particularmente polémicos; pero ahora nada de eso ocurre.
José Manuel Puente y Asdrúbal Oliveros creen que la disminución del consumo, que Ecoanalítica estima en -5% para el año, y la contracción de la economía real inducirán a un represamiento de los precios. De manera que Oliveros asume que el INP subirá entre 27% y 29%, mientras que Puente se limita a decir que este indicador podría ser igual, o incluso menor, que el del año pasado, cuando se ubicó en 25,1%.
Oliveros matiza al indicar que el núcleo inflacionario, el indicador que mide los precios de los bienes y servicios no sometidos a regulación, podría escalar hasta 33% ó 35%, en función de demostrar la tesis de la inflación represada. “En un ambiente de represión del consumo, sería suicida aumentar los precios en línea con una inflación real”, asegura.
“Hay un cambio fundamental de paradigma en Venezuela, por el achicamiento y la desinversión en el sector privado: en el pasado se podía decir que un aumento de los precios petroleros resolvía todos los problemas, pero hoy el petróleo es una condición de primer orden, como la llaman los matemáticos: necesaria, pero no suficiente. El Gobierno debería entender que, aunque se cumpla la proyección de Asdrúbal Baptista, según la cual los precios del crudo crecerán 12% interanual, que no luce del todo descabellada, a punta de petróleo no volverá la bonanza de antes, porque se ha destruido buena parte de un sector privado que genera 7 de cada 10 empleos y dos tercios de la inversión en el país”, apunta Asdrúbal Oliveros, de Ecoanalítica.
El Costo Sin embargo, el camino hacia la profundización rápida del socialismo no será, necesariamente, un jardín de rosas. José Manuel Puente apunta que en el primer semestre de 2010 se han presentado síntomas muy peligrosos para el Gobierno en el cuerpo económico.
La crisis del sector eléctrico, que ha significado recortes de horarios y cierres parciales de plantas, tendrá un impacto más que notable en los resultados del año, y en ello coinciden todas las fuentes consultadas. El comercio, la industria, el área de procesamiento de alimentos, los servicios, el turismo, la metalurgia y metalmecánica, y hasta el sector de entretenimiento se encuentran entre los más afectados por el drama energético que, de acuerdo con Alí Rodríguez Araque, ministro de Energía Eléctrica, está en vías de resolverse.
Un asunto que no ha resultado como muchos economistas pensaban es la evolución del gasto público. Parece evidente que el Ejecutivo ha enfrentado algunas dificultades fiscales, más allá de su ya conocida ineficiencia para gestionar recursos.
Un elemento clave para demostrar este punto es que la construcción de viviendas por parte del Estado proyecta una disminución superior a 30% al cierre de este ejercicio. A juicio de los analistas del BBVA, el déficit fiscal de este año será no inferior a -1,7% del PIB.
Esta situación ocurre a pesar que las proyecciones económicas que manejan algunos de los bancos grandes del sistema financiero señalan que el Gobierno conserva un amplio margen para incrementar el gasto en este ejercicio. Como resultado del incremento del ingreso petrolero, producto, en doble vía, de la devaluación de enero y de la evidente subestimación del precio del crudo, analistas bancarios piensan que el presidente Hugo Chávez cuenta con más de 100.000 millones de bolívares “extraordinarios” para financiar la batalla electoral, ahora denominada “Operación Demolición”.
¿Qué significa esto? Que la evolución política del gobierno del presidente Hugo Chávez está arribando, sin aviso ni protesto, a una nueva etapa de radicalización económica absoluta. La cuestión es muy simple: hay que acelerar la imposición del socialismo y el control sobre los medios de producción para hacer irreversible el proceso de estatización de la economía, sobre todo ahora cuando los riesgos de retroceso son mayores.
El Gobierno está plenamente consciente que su manejo de la economía entraña riesgos muy graves, incluso, para su propia sostenibilidad. Si la acumulación de desequilibrios fiscales, monetarios y cambiarios, junto con la disminución del aparato productivo, se transforman en una crisis que traiga secuelas, como mayor desabastecimiento, carestía, desempleo agudo, deterioro en la prestación de servicios esenciales y otros síntomas por el estilo, es indispensable tener al país bajo absoluto control político y económico, de manera que no surjan focos de oposición importantes.
INDICE GERENTE 500
RECESIÓN TOTAL
Como conclusión fundamental del análisis de 102 sectores de la economía nacional, queda claro que la recesión será mayor en 2010.
Aunque las cifras oficiales del Banco Central de Venezuela indican que la contracción de la economía, al cierre del primer semestre del año, fue de -3,5%, como resultado de una mejora sensible del comportamiento en el segundo trimestre –aún cuando se mantuvo el clima recesivo-, la investigación realizada para esta nueva edición de GERENTE 500, pone en evidencia que la situación es sumamente compleja para la gran mayoría de los sectores que componen la economía venezolana.
El Índice GERENTE 500 para 2010 apunta a una contracción de -6,5%. Este indicador fue obtenido de promediar el comportamiento de 30 sectores fundamentales para la construcción del Producto Interno Bruto, de acuerdo con los resultados obtenidos en esta investigación. Se aclara que esta no es, ni pretende serlo, una cifra oficial, sino una aproximación independiente a los diversos escenarios que se pueden levantar sobre el desempeño económico del país.
El año pasado, el Banco Central de Venezuela dijo que la economía se había contraído -3,3%, luego de haber hecho una corrección al cierre del primer trimestre de este ejercicio. Según los datos que maneja el equipo editorial de GERENTE 500, la contracción fue de -4,5%, debido a las duras caídas de sectores como Automotriz (-50%), Químico y Petroquímico (-37,40%), Petróleo: Exploración y Producción (-7,20%), Alimentos (-3%), Comercio y Servicios (-8,3%), y Agricultura (-9%), entre otros.
De los 102 sectores que se investigaron para esta edición, en 2009, un total de 39 registraron crecimientos, siendo los asociados al área de Telecomunicaciones los más favorecidos. En la tabla que acompaña a este texto, puede observarse que Internet fue el negocio con mejor resultado, con una expansión de 41,9%, impulsado por un acelerado crecimiento tanto de los abanados como de los usuarios recurrentes.
La Telefonía Móvil fue el otro sector con mejor desempeño, con una expansión de 38,30%, a pesar que, al término del año pasado, la penetración de este servicio ya era superior a 100%; esto es, existen más líneas activas que número de habitantes en Venezuela, lo que, por supuesto, no significa que cada venezolano tenga un celular. Para los entendidos este es un síntoma de madurez.
Si se mira, sin embargo, la tabla de los sectores que esperan tener mejor desempeño para este ejercicio, la Telefonía Móvil cae al puesto número 8, con una expectativa de crecimiento de 10,6%. Lo que ocurre aquí es que el mercado de nuevas líneas se ha reducido de forma muy fuerte, como es lógico, porque no queda mucho espacio para la expansión y, además, los tiempos de reposición de equipos se han extendido, como resultado de la recesión.
Un caso que llama la atención es el sector Asegurador. Si bien es cierto que el propio Banco Central de Venezuela viene señalando que la Industria Financiera, que incluye a la Banca, las Aseguradoras y las intermediarias del Mercado de Capitales, viene cayendo desde el cuarto trimestre de 2008, el año pasado hubo un incremento sustantivo (36,4%) de las pólizas, como resultado de una mayor demanda, especialmente del Sector Público.
Hay que señalar que tal situación no es, por supuesto, sostenible. El Estado está formando su propia empresa aseguradora nacional, y para ello ya procedió a expropiar a Seguros La Previsora, de manera de absorber todas las pólizas del Estado en un plazo de cinco años. Además, la nueva Ley de la Actividad Aseguradora impone severas restricciones, genera graves problemas de manejo de riesgo y, además, introduce crecientes presiones financieras sobre las empresas.
Todos estos factores pueden explicar por qué el Sector Asegurador tiene una muy mala expectativa para este año, proyectando una contracción superior a 50%. Es posible que esta expectativa, que surge de diversas fuentes del sector, pudiera resultar muy pesimista. Los efectos de estas medidas enunciadas más arriba deberían verse tan dramáticamente en un plazo más largo.
Los 61 sectores económicos que, según el registro de GERENTE 500, terminaron en rojo al cierre de 2009, cuentan a varios de los más relevantes para la economía nacional, comenzando por el Petrolero. Este resultado va en línea con los propios registros del Banco Central de Venezuela. Las variaciones negativas en los resultados del negocio de hidrocarburos han sido constantes en los últimos años, al punto que en un trimestre cuando se supone que la recesión se desaceleró –el BCV dixit-, el PIB petrolero vuelve a caer en -1,7%.
Preocupa, igualmente, la situación de dos sectores claves: la Manufactura y el Comercio, cuyas expectativas son, francamente, malas, lo que da evidencia de que será muy difícil salir de este clima de recesión.
El 2010 Será PeorComo ya se dijo el Índice GERENTE 500 proyecta un decrecimiento de -6,5%. El BCV informó que el primer semestre terminó con una contracción de -3,5%, lo que permite suponer, visto el extraño resultado del segundo trimestre –un moderada caída de sólo 1,9%-, que el resultado final de período no coincidirá con la proyección de esta revista. Posiblemente, terminen teniendo razón los economistas que predicen un máximo de -4% de contracción.
La investigación de GERENTE 500 revela que sólo 32 sectores de los 102 analizados proyectaron un resultado positivo al cierre de 2010. Visto de otro modo, 70 áreas de negocio consideran que tendrán malos desempeños.
Pero, hay algo más: sólo nueve de los sectores que muestran expectativas de expansión proyectan crecimientos sobre 10%. La banca, medida a través de las captaciones del público, se proyecta con un incremento de 17,3%; sin embargo, la rentabilidad del sistema bancario seguirá cayendo, básicamente por la nueva Ley de Bancos, que, al igual que la de Seguros, introduce más controles y presiones financieras.
La debacle del mercado de capitales encabeza los malos resultados proyectados para 2010. El volumen de transacciones en la Bolsa de Valores de Caracas caerá en -85% en este ejercicio, según el promedio de las fuentes consultadas. Incluso, algunos creen que, con la nueva Ley de Mercado de Valores, parece muy difícil que la Bolsa sobreviva.
La verdad es que el panorama es muy difícil, porque el futuro del mercado de capitales, con un negocio de intermediación prácticamente reducido a la nada, depende de iniciativas estatales que muy difícilmente se producirán.
En varias ocasiones, el presidente de la BVC, Víctor Flores, ha dicho que la mejor oportunidad del mercado es que los bonos de la Deuda Pública Nacional se transen a través del corro capitalino, así como que el Estado acepte que un porcentaje de las grandes empresas que ha expropiado regresen al mercado. La nueva Ley proyecta la creación de una Bolsa Pública de Valores.
Para GERENTE 500, el sector petrolero, la producción de crudo en concreto, terminará el año con una nueva contracción de -5%. Los sectores privados más afectados, aparte de la industria financiera, serán: Exportaciones no Tradicionales (-41,2%); Bienes y Servicios Petroleros (-40%); Inmuebles (-40%); Centros Comerciales (-32%); Viviendas (-30%); Automotriz (-27%); Agricultura (-10%); Construcción (-5%), entre una larga lista.
Se debe insistir en señalar que estas son proyecciones, no solamente basadas en un comportamiento histórico, sino en la evaluación, siempre subjetiva, de diversas variables tanto a lo interno de cada negocio, como del entorno político y económico.
Si se contrastan estos datos con las encuestas de coyuntura que hacen la Confederación Nacional de Industriales (Conindustria) y el Consejo Venezolano del Comercio y los Servicios (Consecomercio), queda en evidencia que el pesimismo corroe cualquier análisis sobre el futuro de la economía.

  

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