Por primera vez desde mediados de 2008, el precio de un barril de petróleo superó la marca de los 100 dólares, y también subieron casi todas las otras materias primas, una mala noticia para los consumidores.
Los mercados de energía y materias primas reaccionaron con inquietud a los disturbios en Túnez, Egipto y otros países de la región. Por el país del Nilo pasa el canal de Suez, una arteria importante para el abastecimiento de crudo a Europa y situado junto a Libia, un importante productor.
Los expertos no quieren ni pensar en lo que podría pasar si Arabia Saudí, el segundo mayor productor del mundo, se viera arrastrado en la ola de protestas. “Eso tendría consecuencias dramáticas para el mercado petrolero mundial”, afirma Leon Leschus, del Instituto Económico Mundial de Hamburgo (HWWI).
Los consumidores no sentirán de inmediato el salto por encima de los 100 dólares, ya que por el momento se mantienen los precios de la gasolina. De hecho, los automovilistas se enfrentan desde hace dos meses ya a un precio relativamente alto, y en Europa el problema se agudiza porque el euro está más bajo que hace dos años y medio, lo que encarece aún más el crudo.
En Bruselas, el comisario de Energía Günther Oettinger aseguró que el abastecimiento a Europa no está en peligro: el canal de Suez está abierto y los campos de Cercano Oriente producen con normalidad. Los depósitos están llenos y hay reservas.
Sea como fuere, el mercado petrolero es sensible a cualquier incidente: un agujero en un oleoducto, cada huelga en una refinería, cada manifestación importante en un gran país productor…
Por ello hay analistas que creen que la subida por encima de los 100 dólares es sólo un fogonazo temporal y que los precios volverán a estar en 90 e incluso 80 dólares.
Otros en cambio recuerdan la fuerte demanda de China y ahora también del principal consumidor mundial, Estados Unidos. Ambos países pueden agotar rápido las capacidades de pocos millones de barriles diarios, y entonces habría escasez.
Cuando sube el precio del petróleo se incrementan también el gas y el carbón. Y los altos precios de la energía aumentan los de todos los otros productos por costes de producción, transporte, almacenamiento y logística.
Además, en todo el mundo casi todas las materias primas se están encareciendo: cinc, cobre y plomo tanto como algodón o caucho y casi todos los alimentos. Eso repercute en los precios finales al consumidor, ya sea de comida, ropa o automóviles. El banco Metzler estima que este año habrá una inflación de al menos un cuatro por ciento, frente al 2,4 por ciento actual en la zona euro.
“Nosotros vemos los altos precios de la energía como un indicio de que la coyuntura va bien”, afirma Michael Bräuninger, del HWWI. El experto no cree que se vaya a ver ahogada la recuperación, pero sí teme que se desaten los precios y los salarios. En ese caso el Banco Central Europeo (BCE) tendría que subir antes de lo previsto las tasas de interés, y eso sí podría frenar el crecimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario